Primera Memoria: Melissa

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Simplemente corría, corría y corría. No veía hacía atrás, mis piernas dolidas y entumecidas no me dejaban avanzar correctamente, pero a pesar de todo eso yo seguía avanzando.

La lluvia golpeaba fervientemente mi rostro, mi ropa empapada dificultaba mi movilidad y mi respiración jadeante hacía que mi boca se llenara de agua, no sabría decir si es por el sudor o la misma lluvia, pero el sabor salado permanecía de lleno en mi boca.

El camino estaba oscuro iluminado solamente por los pequeños momentos de luz de los relámpagos que golpeaban los arboles circundantes, podía sentir que en cualquier momento caería uno sobre mí. A pesar de no ver nada podía sentir como si lo conociera todo, la zona, como si estuviese totalmente familiarizado, el problema es que nunca he estado aquí, y esa sensación de familiaridad es lo que me causa malestar.

Mientras mas corro más se congela mi cuerpo, siento como cada paso que doy las fuerzas abandonan mi cuerpo, pero a lo lejos diviso mi objetivo, una pequeña colina con un gran árbol al centro, me alejo del sendero que seguía tratando de acortar el camino y llegar lo más rápido posible, el lodo penetra mis zapatos que ya estaban completamente empapados por el agua, me abro paso con las manos para evitar las ramas bajas de los arboles, las espinas de los arbustos circundantes me raspan la piel y arañan mi cara, pero a pesar de todo no me detengo y continuo adelante, con la vista fija hacia ese lugar, me abalanzó sobre el césped tratando de arrastrarme con las manos ya que el agua me impide avanzar correctamente, el lodo me mancha mi ropa, sin importarme lo mas mínimo continuo mi camino.

Una vez en la cima puedo divisar de nuevo el árbol que vi a lo lejos, y en una de sus ramas un columpio hecho con una llanta y un lazo que la sostiene, al lado una pequeña casa que no había visto hasta que subí. Acercándome cada vez puedo notar que las luces de la misma están encendidas, semejantes a dos estrellas en medio de la oscuridad, en el pasillo logro divisar una silueta, esbelta y delgada, conforme acorto la distancia logro reconocer dicha sombra, una figura femenina, esos rizos oscuros y piel blanca, meciéndose en una pequeña silla, cuando estuve lo suficientemente cerca como para escuchar su voz sin la interrupción de la lluvia pude notar que cantaba una melodía, suave y encantadora, cautivaba mi oído de una manera increíble y hermosa, al notarme dejo de cantar y aparto sus manos de la bufanda que tejía, no pude ver que estaba tejiendo por la distancia, se levanto y me vio directo a los ojos, eran de color azul, semejante al cielo nocturno de una aureola boreal, pero, ¿como sabía yo eso?, nunca he estado en el ártico. Ella notando que tenía los pensamientos perdidos me dirigió la palabra y solamente me dijo:

- Una lastima, casi lo logras. Quizá la siguiente oportunidad sea la correcta.

- ¡Espera, ¿Quien eres?, y ¿como termine aquí? 

A lo que con un simple susurro y una sonrisa brillante me dijo: - Soy Melissa -. Para luego llevarse el dedo índice haciendo un gesto de silencio.

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Me levante de mi cama con un sudor frío recorriendo mi frente, al levantar las sabanas pude notar que mi camisa de dormir se encontraba totalmente mojada, llevándome las manos a la frente me sacudí un poco el cabello.

- De nuevo ese sueño, pero cada vez que intento llegar no puedo.

Llevo casi 4 años con el mismo sueño, no ha dejado de aparecer desde que tengo 16, siempre el mismo camino, la misma torrencial lluvia, pero cada vez que llego a la colina todo es diferente, la tranquilidad y la calma de ese lugar me hace sentir que me llama, y esa chica, que siempre esta ahí.

A pesar de esto ya me había acostumbrado a todo ello, continuaba mi día a día como si nada ocurriese, a pesar de que en su momento había investigado y buscado una manera de hallar ese lugar, pero todos mis esfuerzos fueron en vano.

Poco a poco me fui olvidando de esa situación, pero después de ese sueño, nunca más la volví a ver...

- Felicidades por su ascenso Doctor, ¿o debería llamarte Director General?

- Déjalo ya Nicolas, no es como si fuera una gran ganga, solamente dirigiré un hospital que se encuentra en medio de la nada, en un pueblo que nadie conoce.

- Vamos no es como si nadie quisiera tu puesto, además si esta en medio de la nada significa que no habrá mucho que hacer no, que suerte tienes.

Habían pasado unos 8 años desde entonces, me había logrado graduar de la facultad de medicina y me especialice en cirugías cardiacas, y con mi gran habilidad había logrado llegar tan lejos que me dieron un puesto que al parecer nadie quería.

Una vez llegue al pueblo pude notar que este se encontraba vacío, sin vida, como si la gente de ahí solamente tratase de vivir al día, sin ninguna motivación,  una vez deje mis cosas en mi nueva casa, me dirigí al hospital, apenas tenía lo necesario para funcionar, había gente que permanecía en las habitaciones, al parecer no había podido recuperarse porque el hospital no contaba con los recursos necesarios.

- Es una verdadera bendición que lo hayan enviado aquí, casi nunca envían nuevo personal, los que trabajamos aquí a duras penas superamos los dos dígitos, y las medicinas nunca son suficientes.

- Bueno creo que deberé trabajar duro para cumplir con las expectativas, veo que hace falta muchas cosas por aquí.

Al parecer no será en nada como lo dijo Nicolas, no será nada fácil.

Han pasado unos dos meses desde que vine aquí, ya me se el nombre de todo el personal que trabaja en el hospital, desde la conserjería hasta la administración. Las cosas necesarias para subsistir apenas si se consiguen en el pueblo, que incluso debo pedir desde afuera del pueblo.

- Doctor, han una paciente que se encuentra muy mal que no pueden trasladarla al hospital, su casa esta retirada del pueblo cerca de las montañas, ¿Cree que pueda ir?

- Claro, porque no, después de todo soy el único que posee vehículo.

10 minutos después ya estaba en camino en mi coche, el paisaje natural era hermoso, pero no podía decir lo mismo del camino, lo poco arreglado que esta dice mucho del interés que coloca el gobierno en este pueblo.

Llegue al hogar y trate a la paciente y le explique a la familia lo que debía hacer para mantenerla sana, era una influencia, pero por la falta de medicamentos adecuados había empeorado un poco, aunque no era algo que no se pudiera tratar.

- Muchas gracias Doctor, no se que habríamos hecho sin su ayuda.

- No hay de que, y no se preocupe, con un poco de cuidado sanará.

Luego de despedirme me disponía a subir a mi auto cuando pude ver a lo lejos una colina, un gran árbol al centro, sin nada alrededor.

 La curiosidad me invadió por completo, así que en vez de dirigirme al hospital, conduje hasta una zona cercana, estando lo suficientemente cerca me baje del auto y me dispuse a caminar cuesta arriba.

La curiosidad y nostalgia llenaba mi corazón, podía sentir como este se llenaba de un sentimiento indescriptible, todo me era familiar, podía sentir la memoria vivaz en todo lo que tenía alrededor, como si ya hubiera estado ahí...

- Justo como en el sueño.

No pude evitar murmurar eso, y continue mi camino hacia arriba, una vez llegue a la cima pude divisar el mismo columpio en la rama del árbol, totalmente desgastado y como si nunca hubiera sido usado. Y cercano al árbol se encontraba la misma casa, solamente un poco más vieja y descolorida, conforme me acercaba a la casa la noté, con un vestido negro de una sola pieza seguía tarareando la misma melodía de siempre, esta vez tejiendo algo que parecía un suéter, cuando estuve frente a ella se detuvo.

- Creía que te habías olvidado de mí.

- Solamente creía que no eras real.

- Pues heme aquí de carne y hueso.

- Siempre estuviste aquí, como si estuvieras llamándome, ¿porque hiciste eso?

- No crees que es divertido vivir cerca de la naturaleza, además el que me llamaba eras en realidad tú.

- Pero, ¿Quien eres?

- Ya te lo dije: Soy Melissa...

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