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El día de salida había llegado y el mal humor de Roier no podía ser más grande pero trataba de ocultarlo ante su hermanito, aunque por dentro estuviese liberando todo su intinerario de insultos hacia la vida.


Una vez que llegaron al centro comercial, Roier bajó la mirada hacia Bobby que iba agarrado de su mano y le preguntó:


—¿Dónde habías dicho que quedaron de encontrarse?


— ¡En la cafetería que está cerca del MundiJuegos! —dijo el menor con entusiasmo.


Se dirigieron hacia el lugar, nada más llegar Bobby vió a Richarlyson por lo que se soltó rápidamente de Roier y salió corriendo en dirección a su amigo, abrazandolo al estar lo suficientemente cerca de él.


—¡Richas!


—¡Bobby! -dijeron ambos niños al unísono.


La escena le sacó una sonrisa a Roier que se había quedado parado en el lugar observando a los más pequeños. Una vez que los niños se separaron entró a la cafetería dirigiéndose hacia la mesa dónde estaban los menores, más su atención había estado tan puesta en los niños que no se había percatado en el acompañante del pequeño de cabellos rizados, pero una vez que lo hizo se arrepintió de no haberlo hecho antes. Frente a él se encontraba un chico de cabellos castaños algo cenizo con un mechón blanco, ojos azules y tez ligeramente morena, según él era el chico más lindo que había visto a lo largo de sus diecisiete años de vida, y eso que había visto muchos chicos lindos.


Al momento que salió del trance en el que se había sumergido y se dió cuenta de que se había quedado mucho rato observando al contrario sin decir nada, ni siquiera saludarlo. Sus mejillas se tornaron de rojo de la vergüenza y rápidamente extendió una mano hacia el contrario a modo de saludo y presentación.


—H-Hola, soy Roier, un gusto conocerte. —le sonrió nerviosamente.


Cellbit no se encontraba en una mejor situación que Roier pues también se había quedado hipnotizado ante la belleza de este, desde el momento en que lo vió entrar por la cafetería. El momento en que vió como sonreía al ver a los niños, supo que esa sonrisa no podría volver a olvidarla. Y que ahora le sonría a él directamente  estaba haciendo que su corazón se acelerara al punto de que creyó que le daría una taquicardia a ese paso. Se obligó a sí mismo a salir de sus pensamientos y responderle al hermoso chico frente a él, por lo que extendió la mano para agarrar la del contrario estrechandolas.


—Olá, eu sou o Cellbit, o prazer é meu.


Los niños que habían estado al pendiente de lo que pasaba se dieron una mirada cómplice, más tarde tendrían que planear algo para juntar a esos dos.


Se sentaron, pidieron algo para comer y pasaron el rato entre una charla amena, a pesar de no hablar el mismo idioma se las arreglaban para entenderse por lo que se la pasaron bastante bien, sobretodo ante las ocurrencias de los menores.

A reason [Guapoduo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora