Capítulo 1

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No sé cómo es que las cosas comenzaron a salir mal, pero si se en que momento exactamente.

Joe.

Desde que llegó le ha metido a la señorita Acacia ideas sobre mi para alejarle de entre mis brazos, es como una serpiente que se arrastra a sisearle en sus oídos malas cosas sobre mi.
Cada vez hay menos momentos para que Acacia y yo estemos solos, es común ya que el quiera unirse a nuestras conversaciones o a interrumpir en los momentos de diversión.
Siento muchas veces esa mirada fría y sería sobre mi cada vez que me acerco a ella.

Muy pocas veces me he podido acercar a el, solamente para retarlo como lo haría un caballero dentro de un campo de batalla, declarando mi amor por mi señorita.

Solamente pienso esto por qué ya estoy harto de que nos esté siguiendo como un perro sin dueño ni placa, como ahora mismo. Tratando de llevar a mi señorita a un nuevo tipo de "show" o carpa relacionado a la magia que se habría en el extraordinarium, Joe se unió sin ser invitado, solo para estorbar.

-¿Era enserio necesario que vinieras,Joe?

- Ojalá pudieras cerrar el pico como ese pájaro que tienes en tu reloj Big beng -me contestó, expulsando su odio hacia a mi-.

-Por favor, ¿podrían dejar de pelear un rato ustedes dos? Es realmente incómodo. -dijo frunciendo el seño-

- Pero es que el solo está interfiriendo entre nosotros de manera literal y figurativa. -le dije mirando rabioso a Joe-

-Jack, por favor, no quiero escuchar comentarios así ahora, estoy tratando de llegar a una mejor situación contigo ¿si?

Decidí callarme y seguir caminando, hasta que encontramos una carpa algo pequeña, de colores morado y negro, que resaltaba mucho más en los alrededores.
Tenía un letrero que decía: Magia y adivinación, dónde lo incierto no existe.

Entramos los tres, la carpa nos daba la bienvenida con algo muy inusual, desde afuera daba la ilusión de ser pequeña pero por dentro era un lugar gigante, muy espacioso, con múltiples artefactos a su alrededor que irradiaba un aura mágico, irónicamente.

Una voz senil se escuchó a nuestras espaldas.

-Buenas tardes señores y señorita, ¿Qué se les ofrece?

Al voltear a ver de quién fue la voz vimos a una señora bajita, encorvada, con una bata muy larga y un pañuelo que le tapaba la cabeza, donde sobresalían pocos mechones de cabellos canosos.

- Solo veníamos a visitar este nuevo lugar que acaba de abrir, yo también trabajo en esta zona, así que nos causo curiosidad de ver a nuestros nuevos vecinos -responde la señorita Acacia-

- Ya veo, entonces siéntase usted y sus acompañantes en la libertad para ver mi carpa.

-Muchas gracias.

Me causa mucha curiosidad en verdad este lugar, durante años cuando viví con Madeleine comencé a interesarme en las historias sobre brujas, magia, etc. Al ser un niño bastante fantasioso e imperativo era difícil no interesarme en cosas que fueran anormales (además del echo de que constantemente llamaban bruja a Madeleine solo por ser muy "misteriosa" y ayudar a la gente con prótesis mecánicas y ayudar a parir a prostitutas).

Comence a caminar, apartandome de la señorita Acacia y Joe.

Algo que comencé a notar es el intenso y prominente olor a incienso, es realmente relajante, aunque igual, genera un poco de calor al clima en el que estamos actualmente.

- Todo esto se ve tan falso -escuché decir a Joe a mis espaldas, mirando algunos de los objetos que estaban en alrededor-

-Al menos se más discreto, la señora te podría escuchar y te sacaría si quisiera -se lo dije mirándolo de reojo -

¿Una poción de amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora