Capítulo 2.

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3 de Septiembre, 1939.

París, Francia.


Los cortos rayos de sol daban contra la fría y sucia ventana que tenía la bodega en la que Harry dormía.

Su padre decidió deshacerse de él incluyéndolo entre los iniciados en la tropa francesa, esperaba que el chico se forjara más y fuera un poco más maduro dependiendo de cualquier situación. También tenía la intención de hacerlo más "hombre", el decía que Harry se portaba muy femenino, y que un hombre tiene que comportarse como es, obviamente, como un hombre.


Aunque solo tenía 2 días de haber iniciado en el batallón, era muy cansado todo lo que hacían en aquel. Entrenaban todos los días las tácticas que darían próximamente a el país que se atreviera a confrontarlos.


Entró un general a la habitación a avisar las noticias que tenían para todos los soldados.


 —Despierten ya. —dijo alzando la voz haciendo despertar a todo el que había en la pequeña habitación.— Vine a avisar que hemos declarado la guerra a Alemania, tenemos varios meses para prepararnos. —al decir eso, varios soldados bufaron al mismo tiempo mientras otros escuchaban con atención.


Harry seguía entre el sueño y estar despierto, aunque escuchó claramente lo que digo el general se levantó de la cama para alistarse para el entrenamiento.


Todos en la habitación habían salido, menos Harry, que estaba atando sus botas.


 —Hey, chico. —susurró una persona detrás de la puerta. Harry frunció el ceño y se dirigió a ella, cuando sintió que alguien haló de su brazo.

—¿Qué te sucede?, ¡me diste un susto! —dijo Harry normalizando su respiración.

—Tranquilo niño, no es como si te vaya a robar o algo por el estilo. —dijo el general que antes había entrado en la habitación.— El caso es que, yo no les mencioné esto, pero necesitamos un vigilante en estos próximos meses antes de la guerra con Alemania.

—"¿Vigilante?" —dijo el ruloso haciendo comillas con sus dedos.

—Si, vigilante.

—¿Y qué tengo que ver yo en todo esto?

—En estos dos días hemos visto que eres un chico atento y cumples con todo lo que se te diga, entonces serías la persona perfecta para cumplir con este trabajo.

—Pero, no comprendo, ¿qué tendría que hacer como vigilante? —respondió dudoso.

—Si aceptas, te enviaremos a Alemania durante los 4 meses que quedan para atacarlos. Serías un estilo de "agente secreto". Te harás pasar por un soldado nazi durante ese tiempo, y nos harás saber mediante cartas que es lo que planean ahí para atacar, es un estilo de estrategia que Rundstedt tiene planeada, jura que será de mucha ayuda.


Harry estuvo pensándolo algunos segundos, y al final aceptó, al final, no sería tan difícil tratar de obtener toda la información que el comandante necesitaba.


El chico fue enviado a Alemania ese mismo día, ya vestido con el traje que los soldados nazi utilizaba, que al parecer no le quedaba tan mal como se pensaba.


Llegó al fin a Berlín, notando el gran festín que estaba montado en toda la ciudad gracias a la victoria de Alemania, escribiendo en una libreta de cuero que se le había sido otorgada para anotar todos los planes que se efectuaran en esas 16 semanas.


Tardó unas cuantas horas más y preguntas a personas al azar para encontrar el batallón que se encontraba en el corazón de la ciudad, era un estilo de prisión de el siglo XVIII, aunque no estaba tan deteriorada.


Se registró entre la lista de iniciados que tenía un hombre con viejas vestimentas, aparentemente protector de todo el lugar.


Los soldados estaban en medio de un entrenamiento, y Harry no esperó nada en apuntar cada cosa que hacían, probablemente esas estrategias las usarían en cualquier ataque que hagan.


Para hacer todo menos sospechoso, decidió integrarse en el entrenamiento, y al frente de todo, en el entrenamiento con obstáculos y disparo, mayormente llamada "dispara y esconde", logró distinguir una cabellera rubia, le interesó el entrenamiento y el chico que estaba ahí, así que se decidió acercar.


 —¡Hey! —dijo Harry asustando al chico quien había volteado y lo había golpeado con la culata de su arma.

—Lo siento, solo no te vi. —dijo tratando de limpiar las pocas gotas de sangre que el ruloso tenía en su ceja derecha.

—No importa, puedo ser algo tonto a veces, yo fui el que te asusté. —dijo Harry tratando de consolar a el chico rubio.

—Bien, comenzamos mal, mi nombre es Niall. —dijo el chico de orbes azules quien ya tenía nombre para Harry.

—Harry, un gusto. —dijo sonriente.

Harry recibió una de las armas de parte del general Rommel y comenzó con el entrenamiento junto a Niall.


Alrededor de cada disparo se hacían diferentes preguntas, Harry casi fue descubierto cuando Niall le preguntó de que parte de Alemania venía y porque justo ahora se incluía en la tropa, pero Harry logró evadir las preguntas.


El entrenamiento terminó alrededor de las 5 de la tarde, vaya que si era mucho peor que entrenar con la tropa francesa.


Como siempre, antes de terminar volvían a formar en orden de iniciados a cadetes o mayormente llamados "ancianos" por la cantidad de tiempo que tenían en el batallón sirviendo al gobierno alemán.


Harry estuvo a pocas personas de la esquina izquierda en la columna, y junto a él llegó un chico de cabellera castaña, algo bajo de estatura, y unos preciosos ojos azules.


 —Hey, chico. —dijo el chico a su lado dándole cortos toques a su hombro. Harry volteó y lo miró fijamente.— Se te cayó esto. —dijo tomando la libreta de cuero que Harry traía en su bolsillo, era algo grande pero lograba caber en su bolsillo.

—Gracias. —dijo Harry dándole una corta sonrisa enseñando un poco de sus hoyuelos.

—¿Eres nuevo en el batallón? —preguntó haciendo de sus labios una fina línea.

—Oh, si. —respondió Harry algo nervioso.

—Entonces, mucho gusto. Me llamo Louis. —dijo el chico sonriendo ampliamente a Harry.

—Mucho gusto igualmente, mi nombre es Harry. —dijo sonriendo mientras admiraba su linda sonrisa.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2015 ⏰

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Después De La Vida | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora