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La primera vez que Jisoo intentó expresar sus sentimientos hacia Rosé, no fue bien.

Ya no recordaba qué había intentado, pero era otro más de sus gestos que había usado con la mayor, nada que fuera especial del todo.

Y Jisoo aceptaba que quizás no era muy clara, porque regalar flores, los "be", unir su frente con la de la mayor, y demás, eran cosas que ya hacía y que dentro de todo, Rosé estaba acostumbrada a recibir. Así que debía hacer un gesto especial.

―Rosé, "be"― dijo, mientras corría en pasitos apresurados detrás de ella, estaban en el parque, con Jongin, quién se mantenía un poco separado para ver su interacción.

―¿Otro más, Jisoo?― preguntaba Rosé, y a Jongin le daba gracia que se hiciera la difícil, si a ella también le encantaba.

―Be, be.

―Bueno, un be― dijo, deteniendo su paso, mirándola a los ojos, Jisoo asintió y juntó sus labios con los de Rosé, dejó que la mayor moviera sus labios a gusto, y empujándose a más contacto.

Al separarse sonrieron, y Jisoo agitó sus manos con emoción, antes de salir corriendo por el parque.

Sin querer golpeó a un niño de unos catorce años, quién le gritó una grosería, pero Jisoo estaba en su mundo como para escuchar, y al ver que el niño iba a ir hacia ella y se arremangaba su abrigo apretando sus manos en puños, Rosé fue hacia él, tomándolo del brazo.

―Disculpa, no lo hizo a propósito, tiene autismo, no entiende del todo.

―Oh, es retardada― dijo el chico, con total naturalidad.

Rosé se molestó porque la llamaran de esa manera.

―No, sólo tiene un par de problemas, cómo todos.

―Si, acabas de decir que está mal de la cabeza― dijo el chico.

―No, no dije eso― respondió, molesta.

Odiaba con todo su ser que trataran a Jisoo de ese modo.

Ella era maravillosa, era muy inteligente, era buena persona, era la persona más buena del mundo, sin maldad en su cuerpo, nunca en su vida se había peleado con alguien, y no molestaba ni buscaba peleas nunca.

Ella estaba en su mundo y era completamente inofensiva, estaba indefensa ante los demás y siempre la apartaban, y ella no se lo merecía, porque era una chica excelente.

―Rosie, ¿qué pasa?― preguntó Jongin, al verla tan tensa, su mirada pasó de ella hacia el joven.

Rosé negó y soltó el brazo del chico, murmurando un "nada" y el niño se fue por su lado, lejos de Jisoo, mientras la rubia mordía su labio con rabia contenida.

Jongin no pudo lograr que cambiara la cara, ni siquiera que hablara al respecto, o que se descargara de algún modo, no importó cuántas tácticas psicológicas aplicara.

Lo único que la hizo reaccionar fue cuando Jisoo se acercó a ella y cómo de costumbre, había juntado flores para regalárselas, la pelinegra ni siquiera las había agarrado puesto que fue directo a abrazarla.

Jisoo le tenía muchísima confianza así que la dejó, pero estuvo sorprendida dos segundos completos hasta abrazarla de vuelta y escondiendo su rostro en el hombro de Rosé.

―Eres perfecta tal y cómo eres, no escuches a los demás que no pueden verte cómo te mereces, no les hagas caso, Jisoo, y te quiero muchísimo sin importar nada de lo que te digan o de lo te pase, recuerda eso siempre, ¿bien?― murmuró Rosé contra su oído, a lo que Jisoo asintió por puro reflejo, pero no creía haber entendido del todo.

GEORGIA - ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora