CAPÍTULO 1: NUEVA GENERACIÓN

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A primera hora de la mañana despertó Mickaela, pero en lugar de comenzar su rutina habitual, decidió sentarse en su cama y admirar su gran habitación. Aunque esta no era completamente suya, la compartía junto a cinco chicas más, sus nombres eran: Darina, Destiny, Michael, Rumi y Aziza. La habitación tenía un pasillo central con alfombrado rojo, había seis camas, en dos filas de tres, separadas por armarios de tamaño mediano. Al fondo de la habitación había una gran ventana que daba vista al inmenso mar que rodea a la provincia Paradise. A Mickaela le gustaba mucho su habitación. Lo que más le gustaba era el color blanco de las paredes. Estaba tan concentrada mirando las paredes que no se percató de que su amiga, de hecho su mejor amiga, Aziza, también estaba sentada en la cama y la observaba.

- ¿Qué estás mirando, Mickaela?- preguntó Aziza.

Su cama estaba del lado izquierdo de la habitación y muy cerca de la gran ventana. Luego a su derecha estaba la cama de Mickaela y a la derecha de esta se encontraba la cama de Darina, la cual era la cama más cercana a la puerta de entrada y salida, y también a la puerta del baño.

- Nada-respondió Mickaela mientras pasaba sus dedos por su cabello.

Decidió no compartir su sentimiento de nostalgia. Muy pronto sería tiempo de abandonar Paradise y Mickaela se sentía un poco triste por todas las cosas que dejaría de hacer y de ver. Ella bien podía compartir sus pensamientos con Aziza y sabía que esta la entendería, pero en esta ocasión sintió que quería conservar sus sentimientos para ella sola por el momento.

- Date prisa, sabes que las clases empiezan muy temprano- dijo Aziza.

Para cuando terminó su frase, Aziza ya estaba de pie haciendo su cama. Mickaela se levantó y la imitó. Segundos después el resto de las chicas se levantaron.

Todas entraron al baño. Este tenía paredes de baldosas color blanco, seis lavabos en línea y, sobre ellos, seis espejos. A un lado seis duchas, entre ellas separadores de cristal que les daba privacidad a cada una. En el fondo tres ventanas medianas que no se pueden abrir. Mickaela entró en una de las duchas y se relajó completamente con la sensación del agua recorriendo todo su cuerpo. Eso le gustaba mucho. Sentía que el agua podía sanarla, era como si el agua tuviese el poder de llevarse todas sus preocupaciones. Le habría gustado quedarse allí todo el día, pero las chicas al unísono la llamaron.
Pronto ya estaban todas frente a los espejos realizando sus respectivas trenzas de diadema, peinado obligatorio. Antes de salir de la habitación inspeccionaron una última vez sus uniformes: camisa de mangas largas color blanco, corbata de color negro, por encima un jersey sin mangas color gris, con la insignia roja en la parte superior izquierda. Esa insignia tenía forma de pentágono y en el centro bordada en hilo blanco, había una runa Ghingnaz, la runa que representa La Defensa De La Vida Humana. Y a los lados de esta en bordado color dorado se lee Paradise College. Por último revisaron su pantalón de vestir color negro.

Las chicas salieron del dormitorio al pasillo que también tenía alfombrado rojo. Caminaron hasta llegar a las escaleras que las conducirían una planta hacia abajo, hasta el pasillo de los salones de clases. El edificio en su mayoría era de paredes de cristal que al mirarlas no puedes ver más que solo tu reflejo, desconoces lo que pasa en el interior de sus numerosos salones.

- ¡Mickaela!-le llamó a gritos su mejor amigo, Ray.

Los chicos tenían sus habitaciones al lado contrario de las chicas.

Ray llegó corriendo y abrazó a su buena amiga.

– Escuché que la clase de hoy tratará de una descripción a fondo de las provincias, ¿emocionada?-comentó Ray alejándose unos centímetros de ella.
- Me emociona el hecho de que a partir de hoy podremos accesar a una nueva sección de la biblioteca-respondió Mickaela con un brillo en sus ojos.

分離 SEPARACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora