El sol brillaba sobre los jardines de la mansión mientras Catherine caminaba nerviosa por los pasillos. Su corazón latía con fuerza, mezcla de culpa y ansiedad. Había tomado una decisión que sabía que cambiaría todo.
Alexander, ajeno a las dudas de Catherine, trabajaba en su estudio, sumergido en una nueva pintura. La mansión vibraba con la energía creativa que siempre había estado presente, pero Catherine sentía que todo estaba a punto de desmoronarse.
Sus ojos se posaron en el retrato de Emily y William colgado en la pared. Una sensación de pesar la invadió mientras pensaba en lo que habían logrado juntos. La mansión se había convertido en un santuario de amor y redención, y Catherine se había sentido bendecida de ser parte de esa historia. Pero ahora, sus propias inseguridades y ambiciones la empujaban en una dirección diferente.
Se acercó sigilosamente a la puerta del estudio de Alexander y, antes de que pudiera detenerse, la abrió de un golpe. Alexander levantó la mirada, sorprendido por su presencia.
"Catherine, ¿qué sucede?", preguntó Alexander, notando la expresión de inquietud en el rostro de su esposa.
Ella vaciló un instante antes de responder. "Alexander, he tomado una decisión. He aceptado una oferta para llevar mis talleres y retiros a una prestigiosa mansión en la costa. Es una oportunidad increíble para expandir nuestra influencia y alcanzar un nuevo nivel de éxito".
Alexander frunció el ceño, confundido por la repentina revelación. "Catherine, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿No podemos hablar sobre esto juntos y tomar una decisión como equipo?"
Las palabras de Alexander resonaron en el aire, pero Catherine se había alejado emocionalmente. La ambición y el deseo de reconocimiento habían nublado su juicio. No pudo evitar pensar en lo que podía lograr por sí misma, en lugar de compartir los éxitos con Alexander.
"Alexander, entiende, esto es lo mejor para mí. Necesito hacer esto por mi carrera, por mi crecimiento personal", respondió Catherine con voz firme, pero su mirada reflejaba la tristeza que sentía en su interior.
Alexander, abatido por la noticia y herido por la traición, se quedó sin palabras. No entendía cómo Catherine había llegado a esta conclusión sin siquiera discutirlo con él. Su mundo parecía tambalearse y la mansión, que antes irradiaba amor y esperanza, ahora se sentía fría y vacía.
El silencio se prolongó en el estudio, pesado y lleno de decepción. Finalmente, Alexander suspiró y dijo con voz entrecortada: "Catherine, si esta es tu decisión, no puedo detenerte. Pero ten en cuenta que nuestras vidas han estado entrelazadas en esta mansión, y ahora se está rompiendo un lazo profundo".
Catherine sintió un nudo en la garganta y las lágrimas llenaron sus ojos. Sabía que había lastimado a Alexander y que había perdido algo valioso en su afán de buscar su propio éxito. Se arrepintió de no haber escuchado su sabiduría y su amor incond
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Siniestro Romance Desentrañado
General FictionEl Refugio del Corazón seguiría siendo un faro de esperanza, un lugar donde los corazones rotos encontrarían la paz y la fuerza para seguir adelante. Elys Heredia