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Noche estrellada, luna brillante y una fría brisa que acariciaba mi piel mientras pensaba "¿que mierda haré?"
Admiré un rato más el lago que se encontraba frente a mí, me levanté tomando rumbo a mi casa...Dentre por la ventana dando un pequeño saltó, en silenció total tomé asiento en mi cama. Con rabia tomé el tarro de pastillas frente a mi y empecé a ingerirlas deseperadamente, atragantandome con ira y resentimiento.
No tarde en recostar me y dormir me, en un sueño tan profundo y tranquilo que me sentí feliz de tal paz. Mientras me encontraba en tal limbo vi y escuché a alguien, su voz? Sería y sombría.
—¿que haces aquí? Aún no es tiempo tendré que devolverte, niñita — Soltó y sin más lo vi frente a mi, no muy bien gracias a su gigantesca capucha y la oscuridad del lugar.
Pero pude notar su gran altura medía al menos 1.90, además de un destello rojizo de sus ojos y bajo estos unas gigantescas ojeras, se veía bastante extraño y empezaba a hacerme más y más preguntas sin parar.
—Ammm....¿quién es usted? Y cómo que devolverme? — Intenté ser respetuosa, aunque mi rostro era serio y con una mirada fría.
—Soy a quién muchos temen y muchos otros aman ¡la muerte! Suena gracioso pero es así y tu, aún no es momento de que estés aquí...hasta luego —Su dedo índice en mi pecho me empujó.
Empecé a sentir un ardor en mi garganta y escuché voces a mi alrededor (Doctores?) Pensé irritada, este tipo de lugares no eran mis favoritos.
Abrí mis ojos lentamente siendo cegada por las luces de la habitación miré hacía los lados y vi a una enfermera poniendo una aguja en mi brazo, me asusté e intenté alejarla de mi gritando el nombre de mi madre una y otra vez. Me tomaron de los pies y manos, al salir la aguja de mi brazo empecé a sentir demasiado sueño y me ganó.
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Empecé a despertar, a mi lado se encontraba el hombre al cuál llamaba padre, mirándome molesto, empecé a temblar, éste suspiró pesadamente y se acercó a mí.
—¿que pensabas, maldita mocosa? —Di un pequeño brincó al ver como se acercaba a mi —ahora tengo que explicar a los medios por que mi hija se intento suicidar y llamaba a su madre a gritos horrendos —Me abofeteo.
—¡no hubiera sido un intento si no me hubiera traído al maldito hospital! —Solté molesta y algunas lágrimas amenazaban con salir —Yo...lo siento —Me disculpe sin tener más escapatoria.
—Cariño, te amo pero a papá le afecta su imagen pública si haces cosas como éstas —Acarició mi mejilla de una manera rígida y para nada dulce —Nos vamos ahora, veré cómo hacer que te den salida ya —Beso mi cabeza y salió de la habitación.
Transcurrieron al menos dos horas en las cuáles supongo que hizo hasta lo imposible por sacarme de aquí, siempre lograba cosas así, ser uno de los mejores abogados de la ciudad le favorecía mucho. Una enfermera dentro a mi cuarto junto a mi ama de llaves, esta venía con ropa.
Salimos del hospital y el auto nos esperaba allí, al subir esperaba con ansias ver a mi padre, obviamente no estaba allí, me decepcione un poco pero era de esperarse.
Miraba por la ventana hasta que el llegó de nuevo a mi cabeza ¿tanto estaba alucinando que imagine tal cosa? Siempre tenía alucinaciones y tomaba pastillas para ello aunque no sentía que funcionarán mucho. O ¿en verdad conocí a la muerte? Si era así que serio y poco amable era, aún más me llenaba de ira que si era verdad el me haya devuelto aquí, yo no quería estar aquí, no fue obvio con mi ida hasta allí? Tan insignificante era mi opinión acerca de mi vida...
Recordé de nuevo sus palabras, no era tiempo para mi pero si yo quería que lo fuera? Por qué no puede depender de mi, mi insignificante muerte?
O será que todo esta acomodado de una manera exacta y perfecta y debemos seguir al pie de la letra tales sucesos y ninguno puede salir de su lugar antes de tiempo...(y si alguien logrará romper esa cadena de sucesos?) Pensé intrigada, mi curiosidad siempre era infinita, y jamás era saciada.
Intenté dejar de pensar en ello, no me podía matar la cabeza por algo que no sabía si en realidad lo había visto.
—Pequeña, quieres que te prepare algo de comer ahora? Algo especial — Mary, ella me cuido desde que tengo memoria, junto a mi madre obviamente, siempre era tan amable y comprensiva.
—Jambalaya, no la como desde antes que madre falleciera...—Sonreí algo nostálgica
—Claro pequeña, Jambalaya será. ¿cómo te sientes, mejor?—
Afirme mirándola, una pequeña sonrisa se formó en mis labios en un intento de calmarla —bien, Perfectamente, mary—
No tardamos en llegar a casa, al caminar dentro de esta suspire, soledad, horribles recuerdos y problemas, si, eso era esta casa desde que mi madre ya no estaba. Antes se sentía la felicidad en el aire, el amor y la calidez, ahora era tan fría y obscura.
Me acomodé en la sala a la espera de la comida prometida por Mary, me recosté en el sofá mi mente estaba inquieta pensando en mil cosas, mi curiosidad no me dejaba en paz, al estar unos minutos ahí me empezó a dar sueño lo cuál me pareció extraño creí haber dormido lo suficiente en el hospital, no tarde en ceder al sueño y caí profundamente dormida.
El sofá estaba algo frío, además sentía un frío golpear con mi rostro y un recuerdo llegó a mi. Encerrada en el sótano, castigada una vez más, dormir en el frío suelo, buscando el consuelo de mi madre (ella no dejaría que cosas como esas pasarán)....
‧͙⁺˚*･༓☾⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝⚝☽༓･*˚⁺‧͙
