Like © Jenlisa

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Jennie estaba sentada en una de las mesas de la cafetería de la escuela, absorta en sus pensamientos mientras miraba su teléfono. Lisa se acercó cautelosamente, sosteniendo un par de audífonos cuidadosamente arreglados en sus manos. Estaba nerviosa por lo que estaba a punto de hacer, pero sabía que era necesario.

—¡Jennie! ¡Tus audífonos! Ya los arreglé. Lamento mucho haberlos dañado sin querer. Espero que ahora funcionen correctamente.

Jennie levantó la mirada, Lisa la habia asustado, y mucho pero sus ojos se abrieron de par en par cuando vio los audífonos en las manos de Lisa.

—¡Oh, Lisa! Te dije que no era necesario que los arreglarás. Muchas gracias.

Al tiempo que Jennie pronunciaba esas dulces palabras, Lisa estaba procesando el repentino beso que Jennie había dejado en su mejilla. Haciendo que esta se tiñera de un color rojo carmesí.

—¡C-Claro! Sabes que no tengo problema con eso, Jennie.

La azabache ante el comportamiento nervioso de Lisa mostró su más amplia sonrisa.

Jennie tomó los audífonos de Lisa, examinándolos con cuidado.

—Realmente aprecio que te hayas tomado el tiempo para repararlos. Eres muy habilidosa.

Lisa ante el halago repentino se volvió a ruborizarse.

—Oh, no es gran cosa. Solo quería compensar por lo que pasó. Además, yo se cómo me lo podrías recompensar...

—¿Cómo podría compensartelo?

Una Jennie curiosa se cruza de brazos mientras levanta ambas cejas.

—Bueno, he estado pensando... Mañana no tengo nada planeado, y me preguntaba si tal vez podríamos salir.

Jennie sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de Lisa. Su mente comenzó a divagar, preguntándose si Lisa consideraba eso una cita.

—Oh, uh, eso suena divertido, Lisa. Pero... sabes que tengo novio, ¿verdad?

—Claro, solo te estaba invitando a pasar un rato de amigas.

Jennie se sintio cómo una idiota en ese momento. Sus expectativas habían sido elevadas y ahora se sentía confundida.

—Oh, entiendo. Sí, sería genial salir como amigas. No hay problema.

Era claro que Lisa mentía, se moría por salir a una cita con la menor y tomarla de la mano en publico, pero no podía quedar cómo una tonta.

—Bueno, entonces... ¿Mañana a las 3:00?

—Sí, Lisa, mañana a las 3:00.

Aunque Jennie intentó ocultarlo, la decepción seguía presente en sus ojos. Ambas chicas guardaron silencio por un momento, sintiendo una pequeña tensión entre ellas.

—Entonces es una cita.

Y Lisa se despidió con un beso en la mejilla de Jennie, saliendo de la cafetería con los nervios por todo el cuerpo. Y dejando a una Jennie muy confundida pero feliz a la vez.