In my arms

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Jeon Jungkook.

Nuestra segunda cita es en su casa, acomodados en el sillón con un par de tazas de té, unas galletas que dijo que las hizo ella misma y sus gatos.

Kookie está acomodado extrañamente en mis hombros, como una de esas almohadas de viaje que se colocan rodeando el cuello, Trip está en el regazo de la linda pelirosa frente a mí y el tercero, una gata gris que se llama Cenicienta está entre ambos, pero apoyada sobre su dueña.

—Lis, tengo... Algo para decirte —digo con nervios al cabo de al menos una hora de nuestra cita, quiero decir que ella en verdad me gusta pero en un acto de corbadía, algo totalmente diferente sale de mis labios— ¿tienes algún consejo para mí? en verdad muchas veces me avergüenzo de lo que la gente pueda decir de mi.

¿Qué mierda Jeon? ¿solamente no podías decirle que te gusta y ya?, ¿de verdad tenías que inventar una excusa tan patética como esa?

Se acerca a mí, buscando mis ojos, tardo unos segundos en alzar la vista del suelo y la miró atentamente.

Eres un estúpido.

Ella me sonríe ligeramente y no sé si es de pena O qué, pero su sonrisa me hace sentir bien por dentro.

—Oppa... su vida va a durar más que la mía, no se deje morir de vergüenza, no se límite a hacer lo que en verdad quiere por voluntad del otro —dice—. No desperdicie todo el tiempo que le queda, sea usted mismo, sea quien quiera ser,
haga todo lo que quiera hacer... y no lo haga por algo como la muerte cercana o así, no sea como yo.

Su voz es triste, sus ojos son tristes, y las lágrimas que guarda en ellos también son tristes.

Genial, ahora la había puesto triste.

Miro sus ojos, siento su cercanía y su calor, miro sus labios y ella hace lo mismo con los míos.

Una parte de mí quiere apartarse, otra parte quiere quedarse con ella y no lo entiendo.

Quiero besarla. He tenido estas ganas antes, pero ahora esta frente a mí, en una gran oportunidad que me digo que no puedo desperdiciar.

Otra parte, que ganó todas las anteriores ocasiones en las que podría haberla besado, esa parte que me dice que no, ahora es una voz inexistente, se calla conforme pasan los segundos en que nuestras miradas se unen.

Nuestras citas me afectaron mas de lo que creía.

Tal como me acaba de aconsejar, quiero hacer lo que quiero, y no quiero desperdiciar mi vida sin haber besado a Lalisa Manobal.

Mis manos van a sus mejillas, tiró de ella, haciendo que los gatos escapen por la brusquedad del movimiento, atrayéndola hacia mí de golpe, escucho que da un gritito de sorpresa, cierro mis ojos y nuestros labios se encuentran, se unen, se encajan y se completan.

Nunca había sentido un beso así.

Al cabo de unos segundos comienzo a moverme sobre sus esponjosos labios y ella me lo devuelve encantada.

Acaricio sus mejillas con mis pulgares y parece reír aunque suena ahogada por el beso.

Lisa se separa para dar bocanadas de aire y regresa a mis labios, besando con más énfasis que al principio, los siento cada vez más húmedos por la saliva de ambos, lo hace varias veces, cada vez más seguido, su respiración se hace pesada y demasiado agitada para un beso tan suave, termino soltando sus mejillas cuando siento la humedad de sus lágrimas en mis dedos, al abrir los ojos la veo llorar y me genial por completo.

Sus manos aprietan sobre su corazón con fuerza, su expresión es triste pero tiene algo de dolor por su ceño fruncido y la mueca de sus labios, su respiración es agitada y errática.

—O-oppa... —llora.

—L-Lisa... —intento acercarme a ella pero se desploma y cae en mis brazos—. ¡Lisa!

—G-Gra-cias... —susurra.

— ¡Lisa!

CONFESSION [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora