CARTA 3

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Mi querida Luna;

Mirándome desde el cielo, con tus rayos acariciando mi rostro. Todas tus noches están llenas de silencio, y tus ojos son como heridas.

Mi luna, te hablo porque me siento sola y perdida, como un barco a la deriva. Y, mientras tanto, mi corazón se convierte en un castillo vacío, abandonado, solo sonámbulo con tus silencios. Tus sombras son mi sombra, y la marea de tus silencios me arrastra a la oscuridad. ¿Quién soy ahora, si no soy la mujer que amabas?

Soy una ruina desmoronada, mi luna, a la que la vida derribó. Y solo tú puedes, con tus silencios, construirme de nuevo. Pero tus silencios no me responden, y tus sonrisas ciegas no me calman. Entonces, ¿qué puedo hacer? No quiero ser el castillo en ruinas, quiero recobrar mi jardín, mis torres, mis murallas.

He intentado creer que tú ya no existes, y ese es mi error. He intentado huir de mi propia historia, pero eso solo me hace más vulnerable a la oscuridad, como un pájaro sin alas que cae del cielo. Y cuando caigo, no hay una red, no hay un suelo blando, solo vacío.

Ninguna luz me reconforta, ninguna calidez es como la tuya. Y, aunque intento apagar mi dolor con otros fuegos, sólo se encienden las cenizas en mis manos. Y siento que soy la misma persona derrumbada, una ruina, con la sensación de quemarme a mí misma, una y otra vez.

Todos me piden fortaleza, pero no me permiten ser vulnerable. No me dejan que mis lágrimas caigan, y así, mi dolor sigue creciendo dentro de mí. Parece que no hay ninguna manera de encontrar la paz. Así que escribo estas cartas, pero no es lo mismo. No es lo mismo que tenerte aquí.

¿Puedes perdonarme, luna? He estado intentando borrar nuestra historia, nuestros recuerdos, nuestros sueños. Y, aunque sé que es algo que me hace daño, es difícil detenerme. Aunque mi intento de huir, de dejar que tu luz deje de alumbrar mi alma, lo hago con el propósito de nunca fallarte, de nunca traicionar el amor que jure tenerte hasta mi muerte. No quiero olvidar lo que fuimos juntos. Pero mi dolor es como una sombra que me acompaña, y me oscurece.

Es cuando aquella noche de tu partida parece eterna, parece como si el tiempo se detuviera. Y desde ese instante, siento un vacío, una profunda soledad. Entonces este sentimiento me hace reprocharte y preguntar; ¿No sentiste nada? ¿Por qué te fuiste así, sin siquiera saber cuán profundo era mi amor?

Todas las noches, sin ti a mi lado, son como una pena interminable, como si me hubieras matado de un disparo. Y me pregunto, ¿no te duele, Luna? ¿Por qué esto no te hiere a ti como a mí?

¿Te sientes satisfecho? ¿Satisfecho de que haya sido yo la que ha quedado rota, destrozada? ¿Satisfecho de que yo he recibido el impacto de la bala? ¿Qué has ganado, Luna? ¿Por qué me has dejado abandonada, sin casi una explicación?

¿Es que tú nunca amaste? ¿No sentiste nunca nada? ¿Es que solo yo quedé herida y sola? Me pregunto, ¿es que no me merecía algo más, Luna? Yo pensaba que la luz que brillaba entre nosotros dos era inquebrantable, nunca pensé que tu amor se extinguiría de un momento a otro. ¿Cómo pudiste hacer esto?

Luna, he intentado lavarte de mi mente, he intentado creer que no te necesitaba. Pero la realidad es que necesito una forma de no sentirte, aunque solo sea por una noche. Y por eso me he convertido en una sombra de lo que era. Me he convertido en una persona que no te conoce, una persona que no se conoce a mí misma.

Me he convertido en una persona que busca el olvido porque el recuerdo de ti es demasiado doloroso; Luna, cada fin de semana intento olvidarte. Cada noche bebo, y bebo tanto que no puedo pensar. Me intento perder en fiestas, en bailar, en música, en ruido. Me desespero por encontrar un alivio. Lo intento, con todas mis fuerzas, pero a la mañana, cuando el alcohol se ha desvanecido, tú estás de nuevo en mi mente.

Siento que estoy comenzando a ir por malos caminos, cada día más profundos, un nuevo círculo de amigos, una nueva rutina. Soy una versión más rota de mí misma, y no sé cómo arreglarlo, mi luna. Te pido por favor que regreses. Sé que no tienes la obligación, sé que no es fácil, pero necesito tu luz, necesito tu amor, necesito tu comprensión.

Te pido que me salves de mis propias decisiones, de mis propias heridas. Te pido que me recuperes y que me ames otra vez.

Cartas a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora