★Piloto★

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Stu escucho un suave golpeteo en su ventana. Sonaba como el típico llamado que Billy necesita para entrar. Era lo que siempre hacían. Dos golpes en la ventana, una sonrisa coqueta y estaba dentro.

—Buenas noches, Julieta. —Saludo Billy. A modo de burla.

—¿Que haces aquí?. Dijiste que no nos veríamos hasta mas tarde —

—Acabo de salir de casa de Sídney.

—Entiendo, ¿Te dijo que no otra vez?. —Pregunto Stu. Lanzando una palomita al aire para atraparla con su boca. Tratando de mostrar su desinterés por el tema —No contestes. No quiero saberlo.

—No paso nada. Tranquilízate. —

Billy camino hasta la gran cama que se encontraba acomodada en el centro de la habitación. Se mantuvo observándola por algunos segundos. Finalmente volviéndose hacia Stu con el rostro neutro. —¿Quien estuvo aquí?—

Stu frunció las cejas. Confundido. ¿No era eso lo que Billy le había pedido?, ¿No dijo que la convenciera de su amor? —Tatum.

Billy soltó una suave carcajada. Llevando su mano a la mejilla del contrario. —Stu. ¿Que no lo has entendido?. Tu eres mío. Me perteneces. —Dijo. Tomando su mentón y juntando sus frentes. —No lo hagas de nuevo.

Stu asintió. Demasiado entretenido con las leves carias de las manos de Billy sobre su cintura y los continuos roces entre sus narices. —¿Vamos a adelantar el plan?. —Pregunta. Aun con los ojos cerrados.

—En realidad. Estaba pensando que podrimos hacer para entretenernos. Hasta que vayamos a visitar a Casey Bekcer.

Billy se preguntaba que estaba pasándole con Stu. Era como si no pudiese parar. Sabia que le encantaba estar dentro suyo. Se había vuelto un adicción sin saberlo. Tal vez era la negación de Sídney al sexo, o simplemente le gustaba saber que podía estar sobre un chico como Stu. Pero le encantaba y no podía dejarlo. Tenerlo se sentía como una droga que lo estaba matando lentamente, deseando mas cada vez.

Le encantaba como gemía cuando estaba bajo el y le rogaba por mas, o como gritaba su nombre una y otra vez, como si fuese todo lo que conociera. No podía imaginarlo con Tatum.

A Stu le pasaba algo parecido. Sabia que estar con Billy estaba mal, de hecho, estaba muy mal, pero era por eso que le gustaba tanto. Con Billy había descubierto facetas de si mismo que no conocía. Como por ejemplo el que le extasiara ver una apersona desangrarse y morir, rogando por su vida, sin poder hacer nada. Recuerda cuando mataron a la madre de Sídney, lo bien que se sintió luego de eso, como si estuviese liberado, como si fuese el mismo. Y le encantaba. Le hacia desear que Billy le enseñase mas cosas que estaban mal por que sabia que terminaría disfrutando de ellas tal y como Billy lo hacia.

Entonces sus labios se rozaron y Billy sintió que había perdido la cabeza (Aunque realmente la hubiese perdido mucho tiempo atrás)

Sus labios empezaron una suave danza. Moviéndose unos contra otros, en un coque frenético por tener el poder del beso. Aunque fue Stu quien termino cediendo ante las caricias de Billy.

Pasaron algunas horas hasta que finalmente salieron de la habitación de Stu. Sus respiraciones se mantenían tranquilas mientras las gotas de agua caían de su cabello y la ropa se pegaba a sus cuerpos en las zonas que seguían humedas. En consecuencia de su reciente ducha.

Antes de salir, Stu aplico un poco de crema hidratante sobre las recientes marcas de dedos que se encontraban pintadas en sus muñecas. Como un recordatorio de lo que había sucedido hacía un rato. No le gustaba que Tatum las viera. Aunque Billy siempre parecía muy orgulloso cuando se veían por accidente.

—Este. —Dijo Billy. Señalando un pequeño moretón en el cuello de Stu.— No lo cubras.

—¿Por qué?

—No quiero que lo cubras.

Billy dejo un casto beso sobre el casi invisible moretón y salió de aquella gigantesca casa. Dispuesto a dar inicio a su plan.

Lo que ninguno sabía era que las cosas iban a complicarce tanto...

You're mine  •StuillyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora