Acababan de llegar de casa de Casey Bekcer. El cabello de Billy se encontraba empapado de sangre, las gotas deslizándose por su cuello hasta llegar a la túnica negra que colgaba de sus hombros. Estaba eufórico, feliz. La sonrisa en su rostro lo demostraba.
Stu se lanzó de espaldas a su cama. Las sábanas blancas se mancharon con los restos de la sangre de Casey y Stu supo que tendría que limpiarlas más tarde.
Sintió el colchón hundiéndose a su lado. Era el peso que ejercía Billy en el otro lado de la cama. Parecía que estaba apunto de cerrar los ojos y dormirse. Sin embargo su mano viajo hasta la cintura de Stu, dando un suave apretón antes de acomodarse sobre una de las almohadas y tratar de dormir. Sin tener mucho éxito realmente.
Billy estaba sucio. Tenia la ropa llena de sangre, las manos sucias por la tierra y todavía conservaba la máscara del fantasma colgada de uno de sus antebrazos. Sin embargo, Stu había descubierto que no importaba cuan sucio estuviese Billy, siempre olía bien. Y eso era algo que le encantaba. Solía refugiarse en su cuello cuando estaba cansado solo para sentir el olor de su perfume.
- Debería hacer una fiesta. — Stu dijo. En un vago intento por romper el silencio que se había formado.
Stu sintió a Billy tensarse detrás suyo. Cualquier rastro de calma había desaparecido. Ahora solo que quedaba ese Billy frío y grosero. Y a Stu no le gustaba nada.
—¿Estas bien, Billy?.—
—Escuche la voz de una chica. —Billy se levantó de la cama tan rápido como le fue posible, saltando por la ventana sin despedirse.
—¡¿Stu?!, ¡¿Estas en casa?!. —Escucho a su novia gritar. —¡Stu. Soy Tatum!, ¡ Aquí hay una chica que dice que necesita hablar contigo!, ¡Se que es muy tarde, pero ella dice que es urgente!—
Y lo que Christina tenía para decir, haría que el mundo de Stu se viniese abajo. Cualquier sueño que hubiese tenido con Billy, cualquier cosa que se hubiese imaginado, ya no importaría.
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—¿Así que serás padre?, Woa, te felicito Billy. —Sonríe irónico Stu. Estaba sentado en uno de los asientos de su casa, mientas su pierna parecía estar teniendo un tick nervioso, sin dejar de moverse constantemente.
—Tranquilízate, ¿Quieres?. —Dijo Billy. Guardando sus manos en los bolsillos delanteros de sus Jeans. —Esto no me gusta más que a ti.—
—Vamos, Billy. Tuviste que acostarte con ella más de una vez para que se embarazara. Nisiquiera pudiste decirme que todo este tiempo, esto. —Los señala a ambos. —Fue una farsa. Solamente algo para que pasaras el rato. Se acabó. No quiero seguir.
—No —Billy se acercó a su contrario. —No puedes dejar el plan ahora Stu. Recuerda lo comprometido que estas, soy el único que decide cuando acaba esto y yo digo que no ah terminado. Y si termina será cuando yo lo diga. O dime, ¿Acaso no lo disfrutas?, ¿No disfrutas estar conmigo?. Sabes que lo haces, disfrutas lo poco o mucho que te de. Sabes que soy el único que puede amarte como tú quieres ser amado.
Stu sabía que tenía razón, mierda, si que la tenía. Stu necesitaba ser amado de un manera tan intensa que doliera. No quería del tipo de amor que te hacia soñar y sentir mariposas (El amor que le ofrecía Tatum). Quería uno en el que anhelara un toque tan brusco que le hiciera rogar por más (Billy, en pocas palabras).
El timbre de la casa de Stu sonó repentinamente, anunciando la llegada de su grupo de amigos al gigantesco lugar. Tatum fue la primera en entrar, dejando un beso prolongado sobre los labios de Stu antes de adentrarse en la sala.
—Hola, Billy. —Saludo ella sin muchas ganas.
—Tatum. —Asiente. —¿Donde está Sid?.—
—Aquí estoy. —La castaña se acerca al sofá para besar a su novio. Los ojos de Stu se posan sobre ellos un momento, restandoles importancia cuando pasa su mano sobre los hombros de su novia y la acerca a sí mismo.
—Acompáñame. Iremos por cervezas, linda. —Propone Stu. En su rostro se pinta la más grande de las sonrisas cuando entré besos cortos y risas fuertes caminan hasta la cocina.
Billy, ríe irónico. Su risa es tan suave que se hace encantadora. Sidney le dedica una mirada embelesada, observando como su novio se realmente los labios antes de sonreír con altivez en su dirección.
—¿Que es lo que te causa gracia?. —Pregunta Sidney. Aparentemente muy contenta. Sin estar al tanto de ninguna de las aventuras de su novio. Sin saber, de la otra chica. Sin saber de Stu.
—Eh recordado un juego. —Sonríe Billy. — Se llama, "¿Quien necesita más?".—
—Amigo, suena como un juego de siglo pasado. Actualizaté.—Regaña Randy. Moviendo sus manos en señal de decepción.
—Cierra la boca, Randy. —Escupe Stu. Regresando de la cocina con la caja de cervezas en una de sus manos.
—Sí, Billy. Cuéntanos. ¿De que va tu juego?.—
Billy no puede contestar por que la TV es encendida. Lo primero que se ilumina en la pantalla es la noticia de la muerte de dos chicos, Casey Becker y su novio, Steven Orth.
—Oh, Oí de eso en la escuela. —Hablo Tatum. —Oí que la encontraron colgada de la rama de un árbol frente a su casa. Con los órganos para afuera.
Y esa chispa se encendió de nuevo en ambos. Ese deseo de matar. Con los dedos hormigueando por el deseo de ver la sangre correr.
Billy sabía la solución a su problema. Sabía cómo hacer desaparecer las ansias de matar por un rato. Sabía que lo único que debía hacer era ocupar las manos un rato. Y sabía justo como hacerlo.
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MUCHAS ESCENAS DE LA PELÍCULA HAN SIDO CAMBIADAS PARA UN MEJOR DESARROLLO DE LA HISTORIA