—Hey ¿estás bien?
—La voz de Krist interrumpió el tren de pensamientos de Gulf.
—Dame un minuto —murmuró Gulf.
—Bien entonces. Estaré abajo con Mew y los cachorros. —Su mejor amigo le apretó el hombro a Gulf, antes de salir de la puerta principal.
Gulf echó una última mirada a su estudio. No había sido suyo durante mucho tiempo en realidad. Habían pasado dos años desde que dio a luz a los cachorros de Mew. Desde entonces, él continuó viviendo con Mew, constantemente resolviendo los problemas en su relación. Desde el principio ambos sabían que no todo sería arcoíris y rayos de sol. Algunos días, querían matarse el uno al otro, pero lo superaban.
Aun así, Mew le permitió quedarse con el apartamento, en caso de que Gulf cambiara de opinión. La idea surgió una o dos veces, pero solo durante un par de segundos. Gulf solo necesitaba ver lo que estaba a punto de dejar atrás antes de regresar a su departamento. La mayoría de sus cosas habían sido empacadas, dejando solo espacio vacío. Justo después de dar a luz, Gulf le dijo a la agencia que Mew era su última asignación. No lo tomaron demasiado mal, pero le dijeron que si todavía era fértil y elegía regresar, sus puertas siempre estarían abiertas.
Gulf pensó que era poco probable, pero mantuvo esa parte para él. Caminó a lo largo del pequeño espacio, tocando las paredes desnudas, los espacios que una vez mantuvieron sus muebles. Parecía una vida más desde que se mudó a la ciudad, incierto y asustado de su futuro. En ese entonces, Gulf juró que no necesitaba un compañero para ser feliz... hasta que encontró al hombre correcto de todos modos.
Después de hacer el recorrido, que fue un recorrido corto, Gulf cerró la puerta detrás de él. La llave de repuesto, la dejó dentro de un sobre junto con el último pago de su alquiler mensual. Gulf deslizó el sobre a través de la ranura de la puerta, sabiendo que el Sr. Saelim, el propietario lo encontraría. Sintiéndose lleno de energía, trotó escaleras abajo. Su corazón todavía estaba acelerado cuando llegó a la acera.
Al ver a Mew hablando con Krist, Gulf no anunció su presencia al instante. Mew tenía a Mild Jr. sobre su hombro. El cachorro normalmente era ruidoso, pero esta vez, casi parecía un angelito.
Krist sostenía a Alexandra de la mano. Su pequeña niña estalló en una sonrisa enseñando sus dientes, viendo a Gulf.
— ¡Papi! —Ella lo llamó, delatando su posición.
—Hey, bebita. ¿Te has estado comportando? —Gulf preguntó.
Ella le guiñó un ojo. La adorable diablilla.
Gulf temía el día en que Alexandra creciera y empezara a llamar la atención. Por otra parte, Gulf podía confiar en que Mew ahuyentaría a todos los chicos o chicas tontos que vinieran olfateándola.
—En su mayoría —respondió Krist.
— ¿Todo bien? —Mew preguntó después de que Gulf lo besó en la mejilla.
—Perfecto. Vámonos a casa.
—Esa es la señal para que nos vayamos —dijo Krist, y luego le guiñó un ojo a Alexandra.
— ¿Estás seguro de que estás bien con llevarte a los niños por un par de horas? — Mew preguntó.
—No te preocupes, pastelito. El tío Krist cuidará de sus pequeños ángeles.
Gulf resopló. Los cachorros de hombre lobo podían ser problemáticos, especialmente cuando crecían. Especialmente a esta edad, a Mild y Alexandra les gustaba pasar de humanos a cachorros cuando querían. Adormecido, Mild.
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Padre Sustituto
WerewolfSoy un Padre Sustituto. Es mi trabajo llevar un cachorro de Alfa a término completo... por un precio. No me juzgues. Hago esto para sobrevivir. Las reglas son simples: nunca te involucres demasiado ni te enamores. Es más fácil decirlo que hacerlo, p...