— ¿Q-que? —. Dijo él confundido mientras me observaba—. Estás mintiendo, ¿Verdad?.
— ¿Por qué mentiría jungkook? —. Dije mientras reía—. Me gustas, y me gustas mucho.
Su rostro comenzó a tomar un color rojo.
— ¿Que sucede? —. Lo observé un poco triste —. ¿Acaso yo no te gusto a tí?.
— N-no, no es eso, es sólo que me sorprendiste Tn —. Dijo mientras se cubría su rostro con sus manos—. Demonios, creo que se me saldrá el corazón del pecho.
Aún se encontraba cubriendo su rostro.
Reí por lo tierno que se miraba en estos momentos.
— Tn —. Habló él mientras hacia un agujero con sus dedos para dejar ver uno de sus bellos ojos—. Tu... También me gustas mucho.
Mi corazón se acelero en ése momento que él pronunció esas palabras.
Quité sus manos de su rostro y estampe mis labios con los de él.
Él volvió a sorprenderse.
Mis sentimientos fluían como nunca.
Me sentía bien.
Me sentía muy bien a su lado.
Esto es lo que quería.
Lo que mi pequeña yo siempre quiso.
Ahora la niña que se encontraba en mi interior podía estar en paz.
Y una vez más jungkook me separó de él lentamente.
— Tn —. Dijo mientras miraba hacía abajo.
— ¿Que sucede? —. Lo miré confundida.
— Yo... Tú, ahora podemos, ¿Estar juntos? —. Dijo con un brillo en sus ojos.
Sonreí.
— Claro que sí —. Acaricié su mejilla —. Juntos para siempre.
Lo iba a besar de nuevo pero jungkook me detuvo.
Parecía que no se lo creía aún.
— Tn —. Me miró a los ojos.
— ¿Sí? —. Dije mientras soltaba una pequeña risa.
— ¿Quieres tener una cita conmigo? —. Decía aún mirándome a los ojos.
Su brillo no desaparecía.
— Por supuesto que sí —. Lo abracé.
Iba a besarlo otra vez.
Pero jungkook puso sus dedos en mis labios deteniendome.
Está vez lo miré con el ceño fruncido.
— ¿Ahora que? —. Pregunte sobre sus dedos.
— No puedes besarme asi por qué si, ¿Crees que soy tan fácil? —. Habló como si fuera una chica.
Comencé a reír.
— ¿Encerio jungkook? —. Dije aún riendo.
— Si, primero debes ser mi novia para besarme —. Dijo él.
— Entonces, ¿Por qué no me lo pides? —. Junte nuestras frentes.
— No te lo pediré de esta manera, ¿Estás loca? —. Dijo mientras señalaba su ropa.
Lo miré bien y se encontraba en pijama.
No con una pijama normal.
Si no con una pijama de un conejito que sostenía una florecita amarilla.
