En el hogar de la familia Uzumaki, un muchacho de dieciséis años detallado por dos líneas en sus blancas mejillas y una vestimenta cuidadosamente pulcra, caminaba furioso escaleras arriba. Sus manos rojas por la presión que él mismo se otorgaba en un puño firme, se deshicieron al empujar con fuerza la puerta de su habitación.
–¡No lo soporto dattebasa! –Gritó con voz ahogada, como si estuviera cayendo hacia el fondo de un pozo. Se recostó estrepitoso en la cama, boca arriba, mirando la sombra del antebrazo que cubría sus zafiros. Chirrió los dientes. Deseaba con todas sus fuerzas romper algo, nunca había estado tan fuera de sí.
–Me voy.
Al fin despegó su vista del escritorio.
–¿Qué?
–Me voy con Sasuke-sensei. Mañana a mediodía. Y no sé cuando volveré. Podemos tardar años en encontrar alguna pista.
–¿De los Otsutsuki? Ya le había dicho a Sasuke que no era necesario –Todos habían muerto, incluso Momoshiki que había estado dentro de su hijo hasta que lograron derrotarlo entre él y Sasuke hace tres años.
–Lo sabe, lo quiere hacer de todas formas. Y yo lo acompañaré.
El Hokage rió incrédulo, pero cuando vio el rostro totalmente serio de su hijo no pudo hacer más que mostrarse confundido.
–¿Hablas en serio?
–Muy en serio.
–¿Qué dijo Hinata?
¿Qué tenía que ver su madre en su decisión? Según tenía entendido él era un shinobi adulto.
–Nada. No se lo he dicho. Ni siquiera a Himawari o Kawaki.
–¿Sabes que no se lo tomará muy bien, no? Ni siquiera sé qué pensar de esta locura.
–¿A qué le tienes miedo? Eres el Hokage, ambos somos ninja. Se supone que debemos actuar para el bien de la aldea, incluso para el mundo shinobi.
–Sólo creo que no debes ser tan extremo dattebayo. Es decir, ¡¿irte indefinidamente?! Es demasiado. Apenas eres un niño.
–Soy un hombre.
–No. No lo eres.
–Sasuke-sensei opina diferente.
–Él no es tu padre como para opinar sobre esto.
–¿Y tú lo eres?
El Séptimo tragó saliva, contestó ronco:
–Pensé que eso ya estaba resuelto.
–Lo está –desvió la vista al suelo, su alma de niño escoció–. Voy a ir con o sin tu permiso. Es el camino que he elegido y nadie podrá impedirlo. Ni siquiera tú.
–¡¡Boruto!!
Se devolvió con prisa a la salida, sin mirar atrás.
Su padre aún lo trataba como un chiquillo de trece años, a pesar de que le había dicho en ocasiones que estaba orgulloso de sus logros, el asunto se quedaba allí: En palabras. Sólo una vez confió en él como un igual y fue cuando estaban apunto de morir por Momoshiki, cuando precisamente fueron a rescatarlo cuando se le estaba extrayendo el Kyubi.
De ahí en más, después de tres años nunca le dio más oportunidades para demostrarle de lo que era capaz él solo. De demostrar que no era un puberto ingenuo de la verdadera vida de un ninja, sino que era un adulto, fuerte, independiente y capaz de ingeniárselas por sí solo.
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Lo que se encontró perdido
ФанфикPerdieron lo más valioso para ellos y no podían cambiarlo. Años de dolor y sanación, lograron hacer que salieran adelante. Hasta que un día lo perdido apareció de la nada, volviendo a abrir heridas y anhelos que tanto los habían hecho sufrir. Lo en...