Esto va a sonar muy raro, pero creo que me pone muy contenta haberme separado. Aunque de todas maneras eso no es completamente cierto, pues sigo llorando cada vez que escucho una canción de Taylor Swift. En fin, finalmente puedo dejar de pensar en alguien mas que no sea yo misma. Y ya era tiempo de que deje de descuidarme a mi misma para poder cuidar de alguien más.
Una de las razones por las que me gusta tanto estar en una relación es por el simple hecho de poder cuidar de alguien. Los actos de servicio se me dieron muy bien desde que tengo memoria. Siempre fui funcional, servicial y muy protectora con todas mis parejas, y creo que por eso algunos suelen terminar confundiéndome con sus madres. No es su culpa del todo, pues mis traits no ayudan para nada.
En fin, este rompimiento se ve bien para mi ahora. Puedo ser yo misma, salir con quien yo quiera, hacer lo que me plazca y no le debo explicaciones a nadie. Pero, como dice el dicho, "no juegues con fuego, pues puedes quemarte."
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Desperté a eso de las 11.30 am, luego de una noche de fiesta de la que me arrepiento completamente. Ya no tengo la edad en la que puedo estar más de 4 horas de pie.
Me levanté de la cama a duras penas, y fui directo a tomar un baño para poder quitarme la noche de encima. Cepille mis dientes, completé mi rutina de skincare y fui hacia la cocina para desayunar algo rápido antes de comenzar mi turno del sábado.
Odio trabajar los fines de semana, pero la paga es buena y no puedo darme el lujo de vivir al aire libre, no por ahora.
Organicé mis apuntes, di un repaso a mi agenda y comencé con mi día laboral. Ese día tocaba turno completo, y sabía cómo mi yo del futuro se sentiría esa misma noche, miserable.
Como ya sabrán, no soy una persona muy brillante, y no tuve mejor idea que aceptar una cita ese mismo sábado, luego de la perfidia de haber trabajado por nueve horas además de salir de fiesta por la ciudad ese viernes. Pero mi solteria tenía que servir de algo. Mi belleza y aspecto joven y fresco debían ser aprovechados.
La chica con la que había quedado para esa noche era bonita, aunque no habíamos hablado mucho de todas maneras. Era mi tipo, eso definitivamente. Remeras oversized, anillos, ego inflado y poca personalidad, perfecta para mi si me preguntan. Habíamos quedado para salir a tomar algo por el centro, vernos de noche sonaba como un buen plan, y me había dicho que pasaría por mi a eso de las diez.
Me tome el dia con toda la calma que cabía en mi cuerpo, y a eso de las 9:15 ya estaba corriendo al armario a decidir qué carajos iba a ponerme, como iba a maquillarme y demas tonterias por las que uno se preocupa en estas situaciones. Mis predicciones habían sido acertadas, realmente sentía el agotamiento físico y mental que me había causado hacer tanto en tan poco tiempo.
Ya casi era la hora, pero ya estaba lista. Mientras esperaba que pase por mi aproveche a cenar algo, ya que suponía que comer no estaría en la agenda para la cita de esa noche. Aunque solo pude llegar a comer dos miserables trozos de pizza sin calentar, completamente decepcionante, pero servirá para aguantar unos tragos luego.
Cuando me escribió diciendo que estaba fuera de mi casa, junté mis cosas como pude y salí lo más rápido posible. Estaba helando afuera, y yo había considerado un top y una simple chaqueta como la mejor opción, pero supuse que nos sentariamos en la parte de adentro de algún bar. Spoiler, no fue así y básicamente procedí a congelarme toda la noche.
La cita estuvo bien, ella era simpática y no tardó mucho en contarme todo el chisme que no sabía del pequeño pueblo en donde vivimos. Al parecer está al día con los últimos cuchicheos de barrio, pero mucho más que eso no pudo decir. No es que yo me autodeclare culta ni nada de eso, pero no obtuve mucha elaboración de los temas paralelos que fui sacando. Para ser honestos, si quiero chisme, siempre tengo a mis amigas las víboras para proveerme, no necesito que también me pase en una primera cita.
Podía oler su nerviosismo ante mi presencia a kilómetros, y admitamos que aunque si de un poco de miedo con mis miradas negativas y de desaprobación constante, mi tono condescendiente y sobrador, y mis risas por sus comentarios, soy bastante inofensiva si llegas a conocerme propiamente. Tengo miedos, ambiciones y sueños. Vuelo alto cuando tengo una idea y me gusta crear y explorar. Soy una hábil lectora y consumo demasiado YouTube. Me gusta mucho la sopa caliente en invierno y fumar blunts con mis amigos mientras hablamos de la vida. Soy una persona más al final del día.
Pero en fin, no pude hablar mucho de mi ya que solo me limité a preguntar sobre ella.
Luego de tomar algunos tragos, decidimos volver caminando hacia su auto.
- Tienes alguna otra idea de que podemos hacer ahora?- Pregunté, para sacar tema.
- La verdad es que no, puedes decidir tu que quieres que hagamos ahora- Contestó ella, un poco de sequedad fue lo que detecte en sus palabras.
- Pues... No lo sé. Si quieres podemos buscar un buen lugar para aparcar el auto, y ahí conversar un poco más -
-Suena bien - Respondió ella. - Vamos con eso entonces.-
Lo había olvidado completamente, pero su nombre era Jess. Su cabello era negro, aunque se notaba que ese no era su color natural por mas atractivo que le quedara. Llevaba unos pantalones y un sueter negro, acompañado de joyeria dorada. Tenía un leve maquillaje hecho, y admito que aunque no suelo estar con mujeres que se maquillan, ella lo lucía muy bien.
La conversación se extendió hasta las 4 de la mañana, pero solo eso, conversación. Banal y vacía, sin nada interesante que pueda rescatar para contarles. Esa fue la hora límite para mi por lo menos, así que le pedí amablemente que me regresara a mi casa.
La vuelta fue silenciosa, su mano se deslizaba por mi muslo izquierdo con delicadeza, trazando líneas circulares en mis jeans de mezclilla negra. Se sentía bien, luego de tanto tiempo, sentir las caricias de alguien más sobre mi cuerpo, por más insignificantes que fueran. De alguna manera se encontraba muy reconfortante saber que definitivamente podía gustarle a alguien mas que no fuese mi ex, por muy lejano que esto fuera a un amorío.
Se aparco en el frente de mi casa y ese cómodo y cálido silencio se convirtió en algo tajante y helado. Se acercó de una manera demasiado brusca para mi gusto, pero de todas maneras cedi. El beso duró considerablemente poco, y también me sabió a poco, valga la redundancia.
No pude evitar sonreír de una manera estúpida, que hizo notar que si me gusto lo que acababa de suceder. Ella creo que entendió eso, pues, como se imaginan, volvió a escribirme al día siguiente.
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Endless disaster
RomanceAprovecho a robarle el titulo a una de mis historias mas notables, para esta vez poder contar la mia. No voy a dar nombres o locaciones especifias, solo voy a recitar los hechos. Este capitulo de mi vida merece estar plasmado en paginas, aunque qui...