La Musa y el Escritor se conocieron cuando ella se mudó al edificio en el que él vivía. Sus departamentos estaban separados por tres puertas.
Ella fue amable desde el inicio. Recién llegada a la ciudad, todavía conservaba la amabilidad y la inocencia que años viviendo en el pueblo le habían regalado.
Él nunca se atrevía a preguntarle a ella sobre su pasado. El escritor era demasiado tímido y tenía demasiado miedo de que ella rechazara sus avances por conocerla. Así que comenzó a escribirle. Todos sus poemas eran dedicados a ella.Los meses pasaron y la vida del Escritor comenzó a girar sobre la Musa. Ella era la única persona a la que le quería hablar, la única persona que la inspiraba a escribir. La Musa era la única persona que lo hacía sentirse seguro, querido, escuchado, y... feliz.
Una tarde de otoño, cuando él estaba volviendo a casa del trabajo, vio a la Musa en el parque que estaba cerca del edificio donde vivían. Era la primera vez que la veía fumar. Detuvo su caminata cuando la vio. Ella lucía tan bonita bajo la luz del sol. Él no podía quitar sus ojos de ella.
Él estaba completamente encantado. Ella era tan diferente a él, tan libre, tan atrevida, tan intrépida. Él sentía que ella era la contraparte perfecta a su personalidad tímida.
La Musa lo vio y se levantó de la banca, aplastó su cigarro en el piso y se acercó a él alegremente. Él comenzó a sentirse nervioso, como cada vez que hablaba con ella.
-Buenas tardes, señor escritor- lo saludó con voz divertida -¿Cómo estuvo el trabajo?
Sus nervios desaparecieron cuando le habló. Estaba tan feliz de escuchar su voz, tan emocionado por verla. Él le respondió con su típica voz suave y tímida, haciendo lo mejor por ocultar su emoción.
- Estuvo bien, querida ¿Cómo estuvo tu día?
Él sabía que se escuchaba aburrido, pero no sabía qué más decirle. Todo lo que podía hacer era quedarse ahí, sonriendole, y esperando que ella continuara con la conversación.
- Bastante aburrido - le confesó ella - No hice mucho hoy. Por eso estoy aquí, para distraerme un poco.-¿Estás disfrutando del clima?
Él intentó sonar relajado y casual, pero sentía que estaba sobrepensando cada palabra que salía de su boca. Se ponía tan nervioso frente a ella, llegaba a ser muy vergonzoso.
- No - le dijo ella -No me gusta el frío.
Ella se acercó a su oído, como si fuera a decirle un secreto.
- Prefiero sentir el calor - le susurró.
Su corazón se aceleró al verla tan cerca. Estaba tan cerca que podía sentir su respiración en su piel. Su mente se puso en blanco, y solo podía pensar en lo mucho que quería besarla.
-Yo...
Él comenzó a tartamudear, su voz era apenas un susurro. Su corazón se salía de su pecho, y sentía como la sangre corría por sus venas. Su respiración le quemaba la garganta, y no pudo siquiera decirle una oración. Quería decirle algo a la Musa, pero las palabras no salían de su boca.
- Vamos a mi departamento - lo interrumpió ella.
Él no podía creer que la Musa lo estaba invitando a su departamento. Sintió que estaba en un sueño, como si eso no estuviera pasando de verdad. Intentó mantenerse calmado y sereno, pero no pudo evitar sentir mariposas en su estómago.
- Está bien.
La siguió hasta el edificio de departamentos y la siguió por las escaleras. Estaba intentando lo mejor posible por no parecer desesperado, pero estaba casi temblando de la emoción.
ESTÁS LEYENDO
Save your tears.
Short StoryUn escritor enamorado de su musa. Una musa que nunca quiso serlo.