lemon boy; mitsukou.

1.

El joven Minamoto esperaba impacientemente que cada una de sus clases terminara, quedando más ansioso cada vez que sonaba el timbre, dándole inicio a otra y otra clase.
Desde que escuchó el rumor acerca del chico que se escondía entre los arbustos, sintió una inesperada necesidad de ir a ver de quién se trataba, como un canto de sirena.

Finalmente, después de un día común de clases, que se sintió como años para él, el timbre final sonó y el chico rubio salió casi inmediatamente a guardar sus cosas e investigar en aquel jardín lo que tanto le llamaba la atención, a paso apresurado y con una ansiosa expresión en su cara, el joven llegó hasta el jardín de donde provenía el rumor.

Llegó un poco inseguro de acercarse a los arbustos, ya que sabía que era ahí donde se supone que se escondía el fantasma que vino a buscar.

Esperó unos segundos viendo a su alrededor, buscando y pensando qué debería hacer.

—Tal vez fue mala idea venir– Susurró a si mismo, con una cara que reflejaba un poco de decepción por no haber encontrado una solución a su duda de "¿qué hago ahora?". Pero al parecer algo, o alguien lo escuchó, unos arbustos empezaron a moverse, sonaban ramas quebrándose y hojas crujiendo con este movimiento, y un poco exaltado el joven de ojos azules sacó su báculo sagrado y se puso en guardia, se había asustado por lo repentino que fue.
Evidentemente estaba nervioso, y con esos mismos nervios se atrevió a acercarse al arbusto del cuál vino el movimiento y el ruido, moviendo su mano para adentrarla entre las hojas y las ramas, para intentar confirmar que sí había algo ahí.
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There once was a bittersweet man and they called him, "Lemon Boy"
He was growing in my garden and I pulled him out by his hair like a weed.

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Sintió su mano tocar algo que parecía cabello, y reaccionó al tacto de su mano, y con todo el pánico del mundo jaló de aquellos cabellos suaves que su mano alcanzó a tocar. Un ruidoso chillido seguido por el cuerpo de aquel fantasma que estaba buscando salieron arrastrados del arbusto, llevado del cabello por la mano del joven Minamoto empezó a quejarse.

—Hey, ¡¿qué mierda pasa contigo!? ¡Suéltame ya!– Chillaba y gritaba el chico quien como pidió, fue liberado por el joven que ahora parecía estar mucho más asustado, no por su apariencia, sino por el hecho de sí haber encontrado a alguien. El joven fantasma que parecía ser de casi la misma edad que el ojiazul, estaba cubierto de hojas y pequeñas ramitas que se le quedaban adheridos al estar siempre dentro del arbusto, pero esa no era la razón de por qué estaban ahí, eran parte de él, aparentemente.

—¡Lo siento mucho! Juro que no intentaba lastimarte– Intentó explicarse el otro chico, quien estaba casi completamente pálido por el susto, y honestamente ¿quién no?

—Mentiras. ¡Sólo quieres aprovecharte de un lindo fantasma como yo! ¡Como en una película porno!– Gritó sin si quiera importarle ni darle vergüenza lo que acababa de decir, pero el rubio únicamente quedó tan sorprendido y al mismo tiempo avergonzado, su cara estaba totalmente roja mientras intentaba aclararle la verdad. —¡Claro que no! Sólo me dio curiosidad ver quién estaba ahí– Pero no escuchó, solo siguió gritando obscenidades como si fueran los únicos ahí, así que el joven Minamoto no tuvo más opción que esperar a que se calmara, ya que no quería alterarlo más o terminar terriblemente avergonzado porque le gritara tantas cosas increíblemente pervertidas a pesar de ser a él a quien se le acusaba de querer hacer aquello.