Capítulo 1: Regalos inesperados

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— ¡Ya está el desayuno! — Gritó Igneel. Rápidamente sus dos hijos bajaron las escaleras de la casa para ir a comer. Él se sentó en la mesa a esperarlos.

Zeref fue el primero en llegar — Buenos días pa — Saludó sonriente mientras se sentaba a comer.

Un minuto después llegó Natsu — Buenos días — Saludó algo cansado, para después sentarse en la mesa. Los otros estaban sorprendidos, ya que Natsu tenía ojeras bastante notorias, rostro cansado, voz agotada y se notaba que estaba somnoliento.

— Hijo, ¿dormiste bien? — Preguntó su padre.

Natsu negó — No, la verdad es qué no... anoche estuve pensando en muchas cosas.

Zeref sonrió — ¿Acaso es porque hoy es 24 de diciembre? ¿Eso no te deja dormir?

Su hermano menor se rio — No, no es por eso. Es solo qué muchas cosas han pasado últimamente. Pero tranquilo, ya se me pasará. Estaré bien.

— ¿Estás seguro Natsu? — Le preguntó su padre — Se que hoy es la fiesta pero si te sientes mal, dilo.

— Estoy seguro. No es nada grave Pa, tranquilo. Además, hoy es la fiesta y todos van a venir. Debería estar animado. ¿no crees? — Respondió el chico con una gran sonrisa.

Ante aquello su padre aceptó — Está bien.

Los tres siguieron desayunando como lo hacían todos los días, bromeando, conversando y divirtiéndose bastante. Una familia bastante pequeña pero unida. Cuando terminaron de comer, Igneel fue a revisar las decoraciones de navidad mientras Zeref lavaba los platos y Natsu tendía las camas. Cuando terminó de hacer eso bajó a la sala, donde se sentó en el sofá a ver su celular un rato.

Pero repentinamente el timbre sonó. Extrañado, Natsu se levantó y se dirigió a la puerta para abrirla. Su sorpresa fue muy grande al ver de quien se trataba — ¿Lissana?

La chica sonrió — Hola Natsu, feliz navidad. — Ella estaba vestida con un pantalon negro, una chaqueta marrón y un gorro para aguantar el frio.

— ¡Feliz navidad! — La saludó animado — Aunque llegaste muy temprano, la fiesta es esta noche.

— Lo se. En realidad no vine por eso, solo quería darte algo. — Ella sacó algo de su bolso. Eran un total de nueve cartas blancas, cada una con un número en su sello. Las agarró y se las pasó al chico — Son para ti.

— Oh — Él las sujetó sorprendido — ¿Las escribiste tú?

Lissana negó con la cabeza — Son de alguien más. Debes leerlas para descubrirlo... ¿Tienes algo que hacer ahora?

Natsu se puso pensativo — No, ayer ya arreglamos todo para la fiesta. Hoy solo vamos a descansar, terminar de arreglar unas cosas y ya. Estamos libres hasta que sea de noche para celebrar.

— En ese caso, ¿podrías leer las cartas por favor? — Le pidió su amiga.

— Bueno, no tengo nada mejor que hacer. — Aceptó Natsu sonriente.

Lissana se alegró por eso — Muy bien. Eso sería todo — Ella se dio la vuelta para irse de vuelta a su casa — ¡Nos vemos más tarde para abrir los regalos!

— ¡Claro, nos vemos! — Se despidió Natsu cerrando la puerta.

— ¿Quién era Natsu? — Preguntó Zeref acercándose.

— Lissana, me dejó estas cartas para leerlas. — Respondió Natsu.

Zeref quedó extrañado — ¿Lissana? ¿Que no ella y sus hermanos vienen esta noche?

Natsu asintió — Si, pero me dijo que solo quería darme estas cartas para leerlas.

— Bueno, entonces no pierdas el tiempo y ve arriba a leerlas. — Le dijo su hermano sonriente.

— Bueno. — Natsu se fue del lugar, subió las escaleras y fue hasta su cuarto. Al entrar, encendió la luz y cerró la puerta. Su cuarto consistía en una cama, un saco de boxeo y un escritorio justo frente a la ventana.

Se sentó en el escritorio, dejando las nueve cartas allí. Cada una estaba numerada del uno al nueve. Él se sentó en la silla del escritorio y agarró la primera carta, la cual tenía un sello con el numero uno de color rojo.

Él abrió la carta con mucha curiosidad, comenzando a leer. 

Las nueve cartas (Nalu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora