Uno

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Era de noche, el albiceleste corría junto aquella mujer. Ambos juraban que nunca más volverían a aquel lugar, El albiceleste se estaba empezando a cansar y olvidar el por qué corrían por aquel oscuro, frío y horrible bosque. Su cabeza daba vueltas.

Se empezaba a hacer preguntas así mismo y empezar a negar a seguir corriendo junto a ella, La mujer solo insistía que siguiera pero al ver como el menor se negaba rotundamente paro de correr para levantarlo y seguir corriendo.  

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Gritos y algún que otro llanto se escuchaba en aquella casa alejada de cualquier tipo de presencia o rastro humano, Los gritos se hacían cada vez más agresivos y los llantos se volvían cada vez más desgarradores al punto de que aquel que los escuchará se les pondrían los pelos de punta

Un leve chillido agudo se logró escuchar al ser golpeado nuevamente.

-¡Ya basta!¡Déjalo en paz, El no tiene la culpa de que tú seas un idiota e alcohólico!¡Llegaste demasiado lejos!-

Dijo la mujer luego de entrar en la habitación encontrándose a su marido golpeando fuertemente a su pequeño hijo el cual solo se dedicaba a llorar o dar algún que otro quejido bajo para no provocar a un más al mayor que solo le proporcionaba a golpearlo aún mas

-¡Todo es tu culpa!¡Eres una z0rr4 Y una entregada!¡Es tu culpa que este estup1d0 niño parezca un marica!-

Luego de lo que digo se escuchó el ruido de la palma de la mano golpear la mejilla del más alto al punto de quedarse quieto y en silencio acumulando su ira para luego impresionarse al escuchar lo que aquella mujer se atrevía a decir a pesar de estar en esta situación

-¡No es mi culpa que tú estup1d4 adicción te importe más que tu familia!¡La familia que nosotros de jóvenes siempre quisimos y decíamos que íbamos a tener! No puedo creer que así trates a tu familia... Me decepcionas... Y pensar que habías cambiado para bien , Te odio... -

Dijo finalmente para después agarrar al pequeño del brazo y llevarlo a la fuerza pateando la puerta que se interpone en su paso y salir corriendo de aquella casa para no volver nunca más...

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Ella solo corría, sentia que pronto los alcanzaría y haría que nunca más vieran el rayo de sol devuelta, el pequeño lloraba en el hombro de su madre.

Está paro de correr y alejo a su hijo de ella para dejarlo sentado en la fría tierra junto con algunas hojas, La mayor le agarro las mejillas y dijo en forma de despedida.

-Prométeme que saldrás a adelante y no dejaras que nadie decida tu futuro... Busca a alguien que te ame y aprecie...-

Luego de decir eso rompió en llanto dejando caer pequeñas lágrimas que iban de sus ojos al frío suelo, Le beso la frente para alejarse de aquel niño.

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A la mañana siguiente solo se escuchaba los pájaros cantar y el viento moviendo las ramas haciendo que choquen unas con otras.

Los pequeños rayos de sol iluminaban el cuerpo algo rasguñado y con algo de sangre visible en algunas partes de su cuerpo junto a un su pelo desordenado y su ropa algo sucia debido al roce y la tierra proveniente del sueño, Aquel Argentino dormía acurrucado sobre este.

Este solamente sintió unos brazos abrazándolo para luego levantarlo y escuchar las ramas caídas en la tierra fueran rotas debido a las pisadas que daba aquella presencia.

Luego de un par de minutos siendo cargado habían pasado de estar en el bosque a estar en algún tipo de pueblo o ciudad algo grande.

Cuando por fin despertó, abrió sus ojos color miel poco a poco mientas se sentaba en aquella cama.

-D-donde estoy?... -

Dijo el mientras se levantaba de la cama con algo de miedo al no saber dónde había acabado, Estaba en un lugar desconocido para el, Camino tambaleándose debido a los golpes que había recibido anteriormente y se apoyo en la ventana para no caer. Cuando ya había echo todo aquello finalmente miro por la ventana y logro ver aquel sol tan bello y luminoso como el que miraba cuando se escapaba de su casa y caminaba hasta un lugar de ese bosque que entre las ramas cubiertas de hojas que después de ellas en la tierra hacían una sombra que al ser verano era perfecto para estar en esta se escondía de sus pensamientos y ponía su mente en blanco mientras el viento golpeaba suavemente su cara haciendo que el quedé en un estado totalmente de paz y por fin encontrar la tranquilidad.

Su pequeña paz fue interrumpida por unos pasos algo pesados alarmando a él de nacionalidad Argentina.

La puerta fue abierta y dejo ver a un señor, sus ojos y cabello eran color café y en forma horizontal tenía dos rayas rojas arriba y abajo, una amarilla que pasaba por enmedio de sus ojos y al costado de uno de estos había un escudo, Su ropa era algo "elegante" Llevaba una corbata la cual se la acomodo y formó una sonrisa amigable acercándose al menor.

-Hola, me presento Soy Espa-

Al mayor no le dió tiempo ya que corrio hacia el menor y lo agarro antes que este se tire por la ventana en la cual estaba a punto de saltar.

- ¡Sueltame!-

Grito el menor.

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Sip ya se que me tarde, ahora me voy a concentrar en actualizar

Otra historia normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora