Capitulo Dos

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Isagi suspiro, leyendo el historial de un cliente que atendió esa tarde, para luego bajarlo y dejarlo sobre la mesa, cansado.

Recordó los ojos llenos de lagrimas de Bachira, su labio temblando, sus mejillas húmedas por el llanto, y se sintió culpable y triste por lo que había ocasionado, pero tenia que hacerlo.

¿Cómo podía estar casado con alguien que no amaba?

No era justo para Meguru, ni para el, así que no podía seguir con esto.

Ya no amaba a Meguru, era un hecho claro, pero lo seguía apreciando lo suficiente como para no seguir haciéndole daño con sus acciones.

Tocaron la puerta de su oficina y murmuro un pase lo suficientemente alto como para que la persona entrara.

Al verla, sonrió con relajación.

-Tienes un aspecto horrible-Dijo una bella mujer rubia con una sonrisa dulce, mientras cargaba un montón de carpetas.

Dejo salir un bufido, recostándose en la silla, y pronto su amante se acerco, comenzando a hacerle un masaje suave en los hombros.

-Le pedí el divorcio a Meguru - Le comunico con un tono de pesar.

La contraria parpadeó, inclinándose con una expresión triste.

-Oh, lo siento tanto, Isagi-kun - Le dijo de forma honesta- ¿Estas seguro de esto, dé lo que tenemos nosotros? llevas tanto tiempo con Bachira-kun que quizas...

-No digas eso- La interrumpió con suavidad- todavía quiero a Bachira, claro, pero es un cariño que le tengo por el tiempo que hemos estado juntos, Por todo... así que... Tengo claro lo que siento por ti, Hana.

Su amante asintió, titubeante, para luego inclinarse y darle un suave beso en los labios.

-Lo lamento mucho por Bachira- kun - murmuro Hana entonces, sin alejarse demasiado- debe estar pasándola mal, me siento culpable por hacerle esto, pero...

-Lo va entender- contesto Isagi, dándole un beso en la mano- Meguru lo entenderá con el tiempo.

Isagi Yoichi esperaba eso, Que Bachira pudiera, con el pasar de las semanas, curar esa herida que le hizo a pesar de haber prometido, años atrás, que jamás le rompería el corazón.

Pero las promesas, al igual que los sueños, parecían destinados a ser rotos de cualquier forma, sin posibilidad alguna de poder evitar aquello.

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