CAPÍTULO 2

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Después de que su amigo fuera al baño, Pang sacó su teléfono móvil para revisar su propio Facebook para matar el tiempo cuando advirtió que alguien más estaba parado a su lado. Pang se giró y encontró a un apuesto joven que sostenía una copa de vino y le sonreía. Pero Pang no pensó en prestarle atención y volvió a bajar su mirada hacia el teléfono haciendo que el joven se sintiera sorprendido porque normalmente no importara quien lo viera sonreir le devolvían la sonrisa para demostrar su buena voluntad de inmediato.

"Uh... señor", decidió llamar Biu. Pang volvió a levantar su cabeza.

"¿Si?" respondió el chico con desconfianza.

"¿Nos hemos visto anteriormente?, preguntó Biu de inmediato.

Esto solo hizo que Pang reconociera algunos signos de coqueteo frente a él.

"Oh, si", dijo la pequeña figura con sus ojos fijos en el teléfono que tenía en la mano. Biu sonrió ampliamente porque pensó que el joven estaba bromeando. Luego, se movió apresuradamente para sentarse en el mismo sofá que Pang.

"¿Dónde nos hemos visto?", preguntó Biu.

"En la vida pasada, vi que tenías hambre cuando estabas caminando por el costado del camino cubierto de lepra. Por lástima, te llevé conmigo para curarte y darte de comer asi que me lo pagaste cuidando mi casa", dijo Pang. Esto sorprendió a Biu porque sabía bien lo que hablaba el joven.

"¿Estás diciendo que soy un perro?", preguntó Biu poniéndose de pie sorprendido.

"¿Cuándo dije que eras un perro? Podría estar hablando de un gato, un oso polar, un zorrillo o un hipopótamo. Eh, eres tan sexy", dijo Pang porque sabía que esa otra persona venía a coquetear con él a pesar de ser un hombre.

"Acaso el zorrillo vendrá a cuidar de tu casa?", preguntó Biu con voz descarada, todavía no se daba por vencido con esa pequeño.

"Bueno, es mi casa. ¿Por qué traería a un animal para proteger mi casa? ¿Quién es de cabeza dura? ¡Maldita sea! Mi casa necesita protección", dijo Pang.

"Tienes razón".

"Gracias".

Pang no retrocedió en su postura, haciendo que Biu no continuara con su avance volviendo a la oficina de su amigo en el segundo piso.

"Eh, ¿ya comiste?", preguntó Oh en tono de broma. Solo mirarlo fue suficiente para saber que su amigo había vuelto frustrado.

"Qué niño es que solo posee una buena boca. Una persona mayor como yo no puede seguir pensando en eso", gimió Biu en voz alta.

"Gente así debe conocerme", dijo Oh.

"Oye, idiota. ¿Por qué dices, entonces, que no tienes los mismos gustos que yo?", preguntó Biu ya que su amigo siempre insistía que no estaba interesado en los hombres.

"Excepto por este chico... he estado irritado desde que me regañó en Siam. No tienes que preocuparte cuando derrote a este pequeño rebelde, te dejaré seguir comiendo", dijo Oh con confianza.

"Bueno, mantente cuerdo. Me temo que terminaras enamorándote de ese niño. Si es un chico que siempre está mendigando, entonces es mi tipo. Oh, diablos. Es una lástima que sea muy hablador", dijo Biu porque, aunque le gustara ese niño de figura pequeña y linda, encontrarse con una mala boca como la de Pang, ni él siendo tan paciente lo aguantaría.

Oat, que había terminado su asunto en el baño fue a lavarse las manos al lavabo. Los ojos de muchos jóvenes lo miraban en secreto, Oat lo había advertido pero optó por permanecer en silencio. Porque si solo miraban, no había nada de malo en ello, pero si hubiera sido Pang estaba seguro de que se hubiera girado, les hubiera gritado y preguntado: '¿Qué diablos están mirando?'.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2023 ⏰

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