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(Aclaración)
Se usará el "___" para referir al lector que lea este one-shot y para que no se confunda a quien se refiera.
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Realmente desde pequeño siempre tuve una vida tranquila y buena en lo social, mi familia era de una clase social media-alta, ya que mis padres eran dueños de una empresa nacional algo grande que se trataba de bufetes de abogados y firmas de abogados, para entregar sus servicios jurídicos a las personas. Dentro de todo, mi padre y madre siempre fueron sencillos y humildes en la vida, esos valores me sirvieron de mucho para lo social y la vida. Yo era el hijo único de la familia, donde era un poco consentido por los familiares. Todo iba bien con mi familia y vida... hasta que ocurrió ese maldito incidente...

Resulta ser que cuando cumplí mis 13 años, me querían llevar a salir algún lado para felicitarme por mi desempeño académico y por mi cumpleaños. Iba a ser una salida con mi padre y madre, ya que querían pasar más tiempo conmigo y disfrutar tiempo solamente entre nosotros.

Realmente todo iba bien, apenas se dio ese día en la mañana, fui recibido por besos, abrazos y algunos regalos de mi padre y madre. Los cuales eran unas pulseras negras con variados diseños, algunos que otro chocolate o cosas de uso diario en la vida, los cuales no me importaba lo material, sino la intención que ellos tenían de regalarme algo con amor y cariño.

De ahí, solo les agradecí, para después, ir a tomar desayuno.

Cuando habíamos terminado de tomar desayuno, fuimos preparándonos para ir con lo necesario y justo para poder estar esa tarde en la playa.

Cuando salimos del interior de la casa para dejar las cosas dentro del auto de mi padre, el cual era un Mercedes de la época. Ese día, me percaté de que el clima estaba todo el cielo abrumado, con unas grandes nubes en el cielo opacando la luz del Sol. Me extrañé un poco por ello, aunque no me molestaba, ya que me gustaban los climas de otoño e invierno.

Ese día recuerdo también que mi padre había dejado el auto fuera del garaje de la casa, dejándolo estacionado en el asfalto de la calle, quedando frente la casa, por el hecho de que para no demorar nos mucho, era mejor dejarlo afuera.

-Ha, creo que tenían razón con la pronosticación del tiempo.-decía mi padre con su voz grave y un tono algo feliz.

-Tal parece que si amor.-decía mi madre con su tono de voz meloso.

Mi padre y madre, después de haber dicho eso, se habían dirigido a la parte trasera del auto para ir guardando las cosas que íbamos a llevar en el maletero, mientras que yo, los iba ayudando.

-Bueno... creo que eso sería todo, ¿No?.-decía mi padre con un tono de pregunta, mientras tenía sus manos alzadas en el maletero.

-Yo creo que sí, papá.-dije tranquilamente y con un tono amigable.

Acto seguido, mi padre cerró el maletero con cuidado, para después, dirigirse a la puerta del piloto y abrirla para adentrarse en el interior, y luego, cerrar la puerta. Después, mi madre se sentó en el asiento de copiloto y yo quede en el de los pasajeros.

-Pónganse los cinturones.-dijo mi padre con una voz tranquila mientras se ponía el cinturón alrededor de su torso.

-Sí, papá.-dije tranquilamente mientras me ponía el cinturón.

-Listo amor.-decía mi madre con su voz tranquila y melosa.

De ahí, mi padre accionó las llaves del auto para encender motor del auto, quito el freno de manos y movió el embriague para accionar los cambios e ir en marcha hacia la autopista.

Hermanastra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora