Capítulo 3.

16 0 0
                                    

Mis pies se sentían como si estuviesen clavados en el piso, no había podido moverme ni un solo centímetro desde que volteé para encontrarme con su mirada burlona y oscura. Sentía que estaba congelada bajo esos ojos negros.

—¿Acaso ya no hablas? —Preguntó después de algunos minutos, cuando se dio cuenta que no reaccionaba.

Intenté observar a mi alrededor para contemplar mis opciones, podía alargar mi mano hacia la puerta para abrir y salir corriendo de ahí, o podía correr a la cocina para tomar otro cuchillo e intentar defenderme. Pero ninguna parecía una muy buena idea en realidad, él podría ser aún mucho más rápido y alcanzarme en segundos, ¿y si los demás que iban junto con él en el bosque se encontraban afuera esperando? ¿Y si alguno de ellos estaba igualmente aquí dentro?
Sentí un bochorno inesperado a través de todo mi cuerpo a causa del miedo y nerviosismo.

—Ni lo intentes —murmuró amenazante, en cuanto hice un minúsculo ademán de mover mi pie para echar a correr. Tragué fuerte— No vengo a hacerte daño.

Casi se me sale una risa irónica.

—¿Qué haces aquí? —Pregunté rasposamente, con la garganta seca— ¿Cómo me encontraste?

Levantó el hombro como restándole importancia.

—Esperé cerca del bosque hasta que te vi llegar a la comuna, es la más cercana así que supuse que era obvio que pertenecías aquí.

No me agradó para nada su tono sarcástico al responder, me contuve solamente porque en este momento la única que tenía las de perder era yo, a menos hasta que estuviera completamente segura que él estaba aquí solo.

—No eres bienvenido —murmuré, conteniéndome— Retírate o esta vez sí llamaré a los custodios.

Me observó por algunos largos —muy largos— segundos, antes de resoplar con aburrición.

—No vengo a hacerte daño, solo quería asegurarme que no eras una loca que terminaría contándole todo a todo mundo.

—¿Temes que la gente me crea? —Esta vez fue mi turno de ser sarcástica.
Un destello de diversión cruzó por su mirada.

—No en realidad —se burló— Pero es mejor prevenir.

Se encogió de hombros como si fuese la plática más normal del mundo. Resoplé con frustración.

—Bueno, no le he dicho nada a nadie, ni pienso hacerlo. Así que ahora vete de mi casa y no vuelvas más o haré que estés en problemas.

—Es gracioso que lo digas —entrecerró los ojos— Porque yo soy un problema.

Esta vez no me pude contener y una risa ahogada salió desde el fondo de mi garganta.

—Sí, sí, lo que digas. Ahora vete y no vuelvas a cruzarte en mi camino.

—¿Y quién me asegura que tú no volverás a cruzarte en el mío? —Respondió, elevando una ceja.
No pude evitar rodar los ojos con exasperación.

—Escucha, no me interesa quién eres, ni lo que eres, ni mucho menos lo que haces. Yo más que nadie quisiera olvidar lo que vi hoy, es horrible y desagradable lo que estaban haciendo. Solo quiero que te vayas de mi casa y me dejes en paz, haré como si jamás hubiera visto lo que vi, no quiero involucrarme en nada de eso —coloqué mis hombros rectos, tomando más valor— Solamente volveré a decirlo, si esa... persona, hace algo o daña a alguien, el problema será de ustedes, y serán responsables de lo que suceda.

—Eso que viste no era una "persona" —respondió con desdén, entrecerrando los ojos— Era un corredor, o un sin alma, como suelen llamarlo ustedes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

KAÍNE - JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora