Max, una heroína veloz con un pasado oculto, se enamora de Bibi, una homegirl con una destreza especial para escapar de la justicia.
A pesar de su comienzo difícil, surge una conexión especial entre ellas mientras luchan por superar obstáculos y...
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Max abre los ojos lentamente, sintiendo un fuerte dolor de cabeza y confundida sobre lo que está sucediendo a su alrededor. El pavimento del banco se encuentra frío bajo su cuerpo y recuerda que fue noqueada por Bibi y su bate momentos antes.
Trata de recordar cómo terminó en esa situación, mientras mira a su alrededor buscando alguna pista. Su mente se va aclarando poco a poco, recordando el trato que hizo con aquella pandillera asiática. Si ella lograba derrotarla en un mano a mano, la pandilla se detendrían de robar el banco.
Sin embargo, la velocista se había confiado demasiado en sus habilidades y no esperaba que fuera capaz de noquearla de esa forma tan rápida y certera. Las imágenes de los golpes que recibió vuelven a su mente con fuerza, viendo cómo el bate de aquella delincuente se acercaba cada vez más a su cuerpo.
Lleva la mano a su cabeza, sintiendo el calor de la sangre que brota de una herida en su frente. Intenta levantarse pero siente un agudo dolor en sus costillas. Al mirar hacia abajo, ve que su costado está hinchado y nota que algunas costillas están claramente fracturadas.
— Eh, cosa è successo?.– Max dejó escapar su sonora melodiosa confusión desde lo profundo de su ser.
Desesperada, levanta su brazo y observa con horror el cuchillo que tiene incrustado en él. El veneno del arma parece haber cesado poco a poco, pero sigue sintiendo un leve entumecimiento y debilidad en su cuerpo.
Max lucha por levantarse, sus heridas le dificultan el movimiento, pero con determinación y contra todo pronóstico, logra ponerse de pie. Mientras lo hace, nota cómo los civiles la miran con preocupación y sorpresa, algunos de ellos murmurando entre sí.
En ese momento, las sirenas de la policía rompen el aire, acercándose rápidamente hacia el banco. Los agentes rodean la escena, creando un perímetro de seguridad. La superheroína se siente abrumada por los ruidos de las sirenas y las voces apresuradas de los oficiales.
Su confusión y aturdimiento se intensifican mientras intenta luchar contra el mareo y los dolores en su cuerpo. Los policías se acercan a ella lentamente, tratando de evaluar la situación y asegurarse de que no sea una amenaza.
Paramédicos llegan poco después, llevando mochilas y equipos de primeros auxilios. Se acercan a Max con cautela, al igual que los policías, conscientes de su estado de debilidad. La velocista siente que su cabeza comienza a dar vueltas y su visión se vuelve borrosa.
Sus sentidos están agotados por las luces intermitentes de las sirenas, los sonidos estridentes y el dolor constante en su cuerpo. Max lucha por mantenerse consciente, sabiendo que necesita recibir atención médica lo más pronto posible.
Los paramédicos la examinan rápidamente, tratando de estabilizar sus condiciones y evaluar la gravedad de sus heridas. A medida que son atendidas, la confusión de la superheroína comienza a disminuir ligeramente y empieza a comprender que su valentía y determinación la han llevado hasta aquí.
