Las olas eran las mejores amigas de Jungwoo, él pudo notarlo el día que lo vió sonreír junto a la orilla, el día que lo conoció y su vida monótona dió un drástico giro. Aún así las olas eran egoístas, lo querían solo para ellas, querían llevarse su...
Pide una licencia por problemas de salud cuando su psicóloga le recomienda que tome un descanso debido a su estrés post traumático. Y a ella le apena saber luego de la primera sesión lo que aquella noticia le había hecho sentir porque se supone que había tomado aquellas vacaciones para recuperarse del estrés laboral.
No se atrevió a tocar sus maletas al llegar a su departamento, no comió por días, ducharse lo llevaba a una larga depresión. Yuta frecuentaba su casa para saber si seguía respirando, no sabía muy bien como ayudarlo ya que se rehusaba a hablar.
El café quema cuando lo bebe, más cuando le trae los recuerdos de aquellos encuentros con olor a pomelo y granos de café. De manos blancas y delicadas que sostienen su rostro como aquella última noche.
Y se envuelve en llanto otra vez porque su corazón duele aunque no lo sienta debido a los medicamentos que le recomendaron, por no decir que lo habían derivado con un psiquiatra debido a su estado mental.
Su garganta duele y sus ojos parecen estar por explotar cuando deja de llorar porque su voz resuena en su cabeza, esa voz cálida como una fogata y labios azucaradamente rosados como el interior de una sandía.
"Hyung, hay veces cuando en realidad... Tu mente te engaña y hace creer que tu cuerpo está enfermo, y, cuando decides enfrentarlo resulta que... Estabas curado, solo fingías dolor cuando el dolor ya había desaparecido."
— ¿Por qué fui tan idiota...? — lloriquea apretando la tela de su camiseta—... ¿Por qué no me di cuenta lo mucho que sufrías...?
Pero no había forma de ayudarlo, Jungwoo jamás buscó ser salvado del tormento, porque él se estaba volviendo uno con el dolor y la oscuridad comenzaba a abrazarlo.
— Jungwoo...— muerde su labio sintiendo el enojo expandirse por su pecho, pero no está enojado con él, está enojado consigo mismo por no haberlo abrazado más fuerte esa noche y pateó la maleta repetidas veces hasta que el dolor en su pie se hizo presente.
Igual al día en que lo conoció.
— Mi pie volvió a doler... Tienes que curarlo...— y patea nuevamente la maleta con la esperanza de llamarlo pero nadie viene y lo que se lleva toda su atención es el tintineo que oye viniendo de ella.
Se tira de rodillas al suelo y comienza a sacar todo de ella, la fragancia cítrica lejana se vuelve cada vez más intensa a medida que se abre paso y cuando lo encuentra su corazón se aprieta. Cae sentado sobre sus tobillos, lo sostiene con delicadeza entre sus dedos.
La tobillera de hilos rojos y en su extremo algo flojo aquel cascabel dorado.
Devuelve su mirada a la maleta y encuentra algo arrugado, saliendo del pantalón que se sacó esa mañana cuando despidió a Jungwoo en lo que creía era un día común, lo saca del bolsillo y traga saliva cuando lo que sus ojos observan es una carta de papel muy torpemente doblada.
La huele y su corazón se estruja aún más como una naranja sobre un exprimidor, dejando caer su jugo en lágrimas cuando comienza a leer.
"El olor del dolor es nauseabundo, tanto que no me permite respirar.
Jaehyun no es tu culpa, sé que te vas a culpar, creeme que yo lo hice, pero, ahora es cuando entiendo que la única culpa es mía, así como fue la culpa de Lucas la que me trajo a esto. Lo amé tanto, tanto que me fue difícil vivir cuando había decidido alejarse de mí y yo fui débil, siempre lo fui. Tengo un corazón débil.
Yo sí te amé.
Traté de no hacerlo, juro que lo hice pero estar tanto tiempo lejos tuyo me hacía sentir ansioso, fue doloroso apartarme de tí. Y, cuando supe que era recíproco dolió aún más porque no quería que sufrieras lo mismo que yo sufrí.
Jaehyun enamorarme de ti no estaba en mis planes y aún así fuiste capaz de entrometerte...
Gracias por amarme hasta el último día.
Por favor no te atormentes por mi culpa, tú tienes un corazón fuerte, tú vives por mí"
Se derrumba del dolor aunque las lágrimas han desaparecido, qué egoísta ha sido por dejar un recuerdo impregnado con dolor en él.
Concurre a su psicóloga la cual cree fielmente en que puede salir del agujero donde ha decidido permanecer por un largo tiempo. Con el pasar de los meses vuelve al trabajo, su desempeño se ha vuelto mejor, Yuta lo ve diferente, más animado, habla más, ríe, bromea.
Puertas adentro el calvario lo espera entre leves recuerdos que perduran en ese círculo de hilo rojo que brilla como la tan familiar caracola celeste sobre su mesa de luz.
El año siguiente vuelve a la cabaña de Bailey Beach, los muebles fueron movidos de su lugar pero los recuerdos permanecen en cada rincón, el mar está tranquilo y lo siente como un insulto, se llevó lo más importante para él. Se acuesta en la cama abrazando la almohada como esa noche donde sintió tanto y perdió otro tanto.
Duerme tan plácidamente que le es difícil despertarse al mediodía cuando los rayos del sol nublan su vista y los ojos cafés lo observan a tal cercanía que puede sentir el cítrico saliendo de sus labios, los brazos rodeando su cuello y el calor de su cuerpo cubriéndolo con un ligero manto. Se levanta con la respiración entrecortada y ojos llorosos, labios titubeantes que no emiten sonido, se guardan el silencio para él y aquella voz en su cabeza que le dice en sueños lo mucho que lo ama.
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te maldigo blue to orange por inspirarme a hacer esto...
