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"Un día extraño"
No podía ir peor esa mañana. Sentí el golpe del libro cuando cayó sobre mi cabeza al estirarme e intentar sujetarlo con la yema de los dedos. Debería ser delito poner estantes tan altos como si en Latinoamérica fuéramos talle mayor. Me sobré la coronilla y después levanté el libro.
La biblioteca estaba bastante silenciosa, me agradaba este lugar justamente por eso. Cargué mi pila de libros para acomodarme en la mesa mas alejada. Los solté despacio y acomodé en orden, me senté y abrí el primer tomo del libro de historia. Necesitaba preparar a mi cerebro para los exámenes de mitad de año.
Leí el primer párrafo y en menos de cinco minutos me pregunté si le había dejado alimento a Don Gato, ese ladronzuelo es capaz de escaparse e ir buscar a la vecina para que le de croquetas, después me acusan de maltrato animal. Me percaté que estaba mirando la nada y no el libro. Volví la mirada a mi lectura, intenté concentrarme.
Me había levantado tarde porque mi alarma no sonó por la culpa justamente de Don Gato, había botado el objeto y solo lo encontré roto en el suelo. Eso me hace recordar que debo comprar otro. Ah, pero volviendo a mi mañana, mi cárdigan se rasgó en las rejas de la casa por salir corriendo por el bus. Pareciera que hoy es viernes trece.
Otra vez me entretuve.
Solté un suspiro cansino, me levanté de mi asiento para ir hacia los servicios higiénicos. En cuanto ingresé, me detuve a ver mi rostro. Dios mio, tenía unas ojeras bastante oscuras, a veces el insomnio me atacaba, esas pesadillas recurrentes me daban tanto miedo que me quedaba mirando el techo hasta que amaneciera, no comprendía muy bien lo que soñaba. Mi semblante daba pena. Llevaba todo el cabello esponjado, mis ondas perdían su forma. Mojé mi rostro para poder despejarme un poco.
Solté un suspiro cansino. Escuché la puerta abrirse y di un giro asustada, felizmente no estaba sentada en el urinario. Que tonta, me olvidé poner seguro.
Fruncí mis cejas preguntándome si había entrado al baño de varones, palidecí unos segundos por la vergüenza. El chico delante mío tenía una postura bastante dominante y seria, parecía estar atento a algo.
—¿me confundí de baño? —pregunté algo asustada
El baño era bastante pequeño, dos personas dentro me parecía asfixiante. El chico no respondió, me sujetó del antebrazo jalándome hacia él y me cubrió con su cuerpo. Todo sucedió tan rápido que no me dio tiempo de pensar, solo cerré los ojos y grité asustada cuando escuché el estruendo. Estaba acurrucada cubierta por su cuerpo, temblaba, comencé a toser sintiendo polvo a mi alrededor.
