Naruto Uzumaki colapso el aire mientras las últimas cenizas de su ex compañero de equipo desaparecían, su mirada oscurecida apenas pudo ver cómo Kaguya comenzaban a ser sellada nuevamente.
-Encargate ahora... Kurama- Murmuró el shinobi expulsando una gran cantidad de chakra de se cuerpo, él cual tomo una gran forma de un zorro gigante de nueve colas el cual rugía a los cielos con ferocidad y enojó. Dónde el rubio caía había un pequeño portal hecho por Kaguya en los últimos segundos antes de ser sellada y siendo sostenida por la energía de Zetsu quien se encontraba en un brazo que le fue cortado en el suelo de la dimensión en la que se encontraban.
En los últimos segundos antes de que el portal se tragara su cuerpo él ojaizul pudo de reojo la figura de su maestro y compañera acercándose a él a gran velocidad, en un intento inútil de salvarlo pues su cuerpo ya era consumido por casi la totalidad del portal.
Una suave y amarga sonrisa apareció en su rostro, los recuerdos que lo llevaron hasta aquí lo inundaron. Desde sus primeros recuerdos en su niñez, hasta la última batalla en estos momentos, recordó cada promesa que pudo cumplir y las únicas tres promesas en las que fracaso, no pudo salvar a Sasuke, no pudo volverse Hokage y no pudo cambiar el destino del clan Hyuga.
Al final de su vida luego de cada prueba que paso y superó por si mismo o con ayuda pudo ver el final de su vida con una sonrisa satisfecha.
Después de todo logro la admiración de no solo su aldea sino del mundo shinobi en casi su totalidad, pudo conseguir personas a las que llamo amigos, personas a las que considero padre y madre, personas que se preocuparon y rezaron por él, esos recuerdos de niño llorando en su habitación cambiaron a lo que es ahora.
El shinobi más grande de esta generación y tal vez de las anteriores y las venideras.
Quien lo diría, no.
Un destello de energía brillo a los lejos cuando Kurama había lanzado una Bijudama a la zona donde se encontraba Zetsu, con la esperanza de que el portal se cerrará antes de que fuera consumido su amigo...
Lamentablemente fue tarde pues al cerrarse el portal no quedaba rastro más que residuos de chakra de Naruto.
En las Naciones Elementales luego de la guerra se rindieron tributo a los caídos, en cada aldea se celebró la Victoria de la alianza shinobi, y en la mente y corazón de cada persona que habitaban en el continente siempre iba a estar su salvador, aquel ninja último varón del clan Uzumaki, último Jinchuriki del Kyubi no Yoko, aquel que se le dió los títulos de Sannin Bijuu, Kami no Shinobi, Nidaime Rikudo Sannin iba a perdurar por mil años y otros mil más.
Uzumaki Naruto...
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En cuanto a nuestro rubio favorito no estaba muerto como se le creía pues el estaba cayendo en la inmensa pero delgada línea del Omniverse, dónde el tiempo era irreconocible y la conexión de infinitos mundos era más fuerte que en cualquier otro sitio.
En su caida el cuerpo de Naruto sufría cambios de edad, a veces avanzaba hasta tener 30 años, y otras veces retrocedia hasta que era un bebé, un anciano, un adolescente, un adulto mayor, un niño. Siempre cambiante nunca se mantuvo igual, pues el tiempo le afectaba de muchas maneras.
Esto no era notado por Naruto pues se encontraba inconsciente, ya que ningún ser ni hombre ni dios tenía poder en este lugar. Y ninguno tenía la fuerza o mentalidad permanecer consiente, pues era diferente de las conexiones entre el multiverso, hyperverdo, megaverso u otros.
Las leyes de esos no iban aca pues era consistamente cambiante. Y la llegada de un ser atravez de este verso no era notado por nadie en los otros versos, ni dioses, primordiales, entes cósmicos, la llegada desde este sitio no era notado por nada ni nadie.
En su viaje por este lugar el cuerpo de Naruto rozo muchas veces con Miles de versos, pero ninguno pudo atraparlo en su viaje, no hasta que una conexión con un verso fue lo suficientemente fuerte para atraparlo y atraerlo.
Una vida se había acabado para Naruto, mientras otra comenzaba en otro lugar...
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