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Me encontraba en la cocina, tratando de preparar la cena para la llegada de Tom. Después de su larga gira, estaba emocionada de volver a tenerlo en casa. Sin embargo, mis sentimientos estaban entrelazados con una tristeza profunda y un nerviosismo persistente. Hace unas semanas, tuve un aborto espontáneo, una experiencia que me había dejado devastada.

A pesar de mis emociones frágiles, quería recibir a Tom con una cena especial. Había planeado preparar  espaguetis a la boloñesa, y había comprado todos los ingredientes necesarios. Pero mientras mezclaba la carne con las especias, no podía evitar que mis pensamientos volaran a lo que habíamos perdido.

Cada vez que miraba hacia la puerta de entrada, esperaba ver a Tom con una sonrisa en su rostro, listo para abrazarme y consolarme. Pero el tiempo seguía pasando y él no llegaba. Empecé a sentirme inquieta, preguntándome si algo malo le había ocurrido. Mi mente se llenaba de escenarios terribles y mi corazón se apretaba con cada latido.

Finalmente, no pude soportarlo más y decidí llamar a Tom. El teléfono sonó y sonó, pero nadie respondía. Mi ansiedad alcanzó su punto máximo mientras dejaba un mensaje desesperado, suplicando que me llamara tan pronto como pudiera. Cerré los ojos con fuerza, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer.

El tiempo continuaba avanzando, y la cena comenzaba a enfriarse en la estufa. Mi apetito se había ido por completo, reemplazado por la preocupación y la tristeza que me consumían. No sabía qué hacer. Mis pensamientos se volvieron oscuros y pesimistas, imaginando las peores posibilidades

El sonido de las llaves girando en la cerradura de la puerta me hizo levantarme rápidamente del sofá. Finalmente, después de una larga espera, Tom estaba de vuelta en casa. Pero cuando abrí la puerta, mi corazón se hundió al verlo tambaleándose, con un evidente aroma a alcohol que emanaba de su cuerpo.

—Tom, ¿dónde has estado? —le pregunté con un tono de preocupación y decepción.

Tom, en un estado de ebriedad evidente, me miró con ojos vidriosos y desenfocados. Su voz sonaba entrecortada y arrastrada cuando respondió:

—Estaba... en un bar

Mis emociones se mezclaron en un torbellino de tristeza y enojo. ¿Cómo podía haber estado en un bar en lugar de estar aquí conmigo después de todo lo que habíamos pasado juntos? Pero antes de que pudiera decir algo más, Tom se adelantó.

—No quería... llegar, _________—dijo, sollozando entre las palabras. —No quería verte... no quería enfrentar todo esto.

La confusión se apoderó de mí. ¿A qué se refería con "no quería enfrentar todo esto"? No pude evitar que mis propias lágrimas comenzaran a caer mientras luchaba por comprender lo que estaba sucediendo.

—Tom, llevó horas esperándote. Estaba preocupada por ti, por nosotros. ¿Por qué dices eso?

Tom, con los ojos llenos de lágrimas y la voz quebrada, respondió:
—Porque... porque quería tener hijos, ______ Quería formar una familia contigo. Pero ahora... ahora que hemos perdido al bebé, siento como si todo se hubiera derrumbado. No quiero enfrentar la realidad de que nuestros sueños se han desvanecido.

Las palabras de Tom todavía resonaban en el aire cuando, entre lágrimas, le dije

—Tom, podemos intentarlo de nuevo. Podemos superar esto juntos y encontrar un camino hacia adelante

Sin embargo, mi corazón se rompió aún más cuando Tom negó mi propuesta. Me miró con ojos llenos de dolor y confesó

—No puedo, ________. No puedo seguir adelante después de lo que he hecho

Mi mente se llenó de incertidumbre y temor mientras lo miraba sin entender.
_¿De qué estás hablando, Tom? ¿Qué has hecho? pregunté, esperando que mi intuición estuviera equivocada.

Con la voz entrecortada, Tom admitió

—Te engañe _______Durante la gira, me involucré con Heidi, Fue un error terrible, pero no puedo seguir escondiéndotelo

Las palabras de Tom golpearon mi corazón como un puñal, dejándome sin aliento. Sentí que el mundo se desmoronaba a mi alrededor mientras luchaba por procesar lo que acababa de escuchar. La traición y la devastación se apoderaron de mí, y una oleada de emociones me invadió.

—No, no puedes estar diciendo la verdad- susurré, negándome a aceptar lo que acababa de confesarme. Pero en lo profundo de mi corazón, sabía que Tom no mentiría sobre algo así.

Tom intentó acercarse a mí, buscando consuelo y perdón, pero retrocedí, sintiéndome vulnerable y rota.

—¿Cómo pudiste hacer esto, Tom? Después de todo lo que hemos pasado juntos, ¿cómo pudiste traicionarme de esta manera?"

Las lágrimas seguían cayendo por nuestras mejillas mientras la verdad se desenredaba entre nosotros. El peso de su confesión se apoderó de cada palabra no dicha y cada gesto que habíamos compartido desde que regresó.

—No lo sé, _______- respondió Tom con la voz entrecortada. -Fue un error terrible, una debilidad momentánea, y lo siento más que nunca. Pero no puedo seguir adelante sin ser honesto contigo

Me sentía abrumada, sin saber qué hacer ni qué decir. El dolor de perder a nuestro bebé se mezclaba ahora con la angustia de haber perdido la confianza en el hombre que amaba.

—No sé si pueda perdonarte, Tom-admití con voz temblorosa. —Esto es demasiado, es demasiado dolor y traición. Necesito tiempo para procesar todo esto

Tom asintió, comprendiendo el peso de sus acciones y la magnitud del dolor que había causado.

—Lo entiendo, ______. Te daré el tiempo que necesites, pero por favor, no me alejes de tu vida por completo. Aún te amo, y haré lo que sea necesario para enmendar mis errores

El aire se volvió tenso y denso entre nosotros mientras asimilaba las palabras de Tom. Las lágrimas seguían rodando por mis mejillas, pero ahora se mezclaban con la ira y la desilusión.

—No me toques-le dije en un tono firme y tembloroso. -No me hables. No te atrevas siquiera a verme

Tom se acercó, extendiendo la mano hacia mí en un gesto de arrepentimiento, pero retrocedí rápidamente, negándome a aceptar cualquier consuelo en ese momento. Mi corazón estaba roto, y la traición que sentía era abrumadora.

—Lo siento-susurró Tom, su voz llena de remordimiento. -No puedo creer lo que he hecho. Te amo, _______ y lo lamento mi amor. 

Sin embargo, mis oídos se cerraron a sus palabras. Sentí como si estuviera atrapada en una pesadilla de la cual no podía escapar. Ignoré su súplica y su desesperado pedido de perdón mientras me alejaba de él, tratando de contener el dolor que amenazaba con desbordarse.

Subí las escaleras y entré en nuestra habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Me dejé caer en la cama

Para siempre - Tom Kaulitz - +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora