Kevin veía a Lindsey muy preocupada. En esos seis meses de citas y buenos momentos nunca la había visto tan angustiada como en esa tarde. Por otra parte, Lindsey estaba muriéndose de nervios; tenia que decirle su mas oscuro secreto al hombre que amaba. Miro a los ojos de su amado, era hora de decirle. Con el corazón en la mano y la mente llena de coraje, le toco su hombro para llamar su atención.
—Cariño, tengo algo... Yo... Necesito contarte algo muy importante, pero tengo miedo que cuando sepas la verdad ya no me veas como lo haces ahora —dice Lindsey con un brillo de preocupación en sus ojos.
Kevin se acomoda en su asiento y aleja la taza de café que esta a su lado. Nunca la había visto tan alarmada en todo el tiempo que la habían pasado juntos. ¿Que le estaba pasando a su princesa? ¿Se había metido en problemas? ¿Poseía algo ilegal? ¿Porque estaba tan inquieta su pequeño pastelillo?
—No temas mi cielo, yo siempre estaré para ti... digas lo que digas...
—Es... Yo, bueno... Hay una razón del porque no me gusta salir de noche... Durante el día, soy Lindsey... soy la mujer que conoces — Al escuchar estas palabras, a Kevin se le salio el aire. ¿Le estaba engañando?—. Pero por la noche, soy otra persona.
Kevin suspiro, aunque no sabia porque estaba tan aliviado el que Lindsey dijera eso. Ahora estaba algo agitado y trato de relajarse un poco. Vio el escenario que les rodeaba: no habían tantas personas en esa pequeña cafetería donde pararon para tomar algo. Solo estaban el, ella y unos cuantos transeúntes.
—No quiero sonar ofensivo amor, pero... ¿Me estas tratando de decir que antes dabas algunos servicios en especifico por una cantidad de dinero en determinada? —Kevin trato de no titubear al decir estas palabras, esto era algo difícil para el. No quería decir el sustantivo con "p" porque tal vez eso enojaría a Lindsey y exaltaría a los pocos comensales que estaban a su alrededor—. Eso no me importa querida mía, nada de eso afecta la imagen que tengo de ti
—Eso no es lo que te quiero decir, Kevin —repone Lindsey cerrando los ojos, juntando las manos de su pequeño tesoro. Trataba de no ser brusca pero ya no aguantaba tener que seguir esperando para contarle—. En el día soy Lindsey... pero por la noche, yo soy un hombre llamado Ethan.
—Aguarda un segundo... ¿Me estas diciendo que te travistes? —le susurra Kevin algo alarmado mientras Lindsey asentía con sudor en su frente. El se había quedado anonadado entretanto ella estaba asustada. No había sentido un miedo tan fuerte en su vida como el que estaba sintiendo en su vida.
Sus padres lo descubrieron por ellos mismos y aunque estaban algo sorprendidos, lo aceptaron. Con algo de determinación y pánico recorriéndole sobre su espalda, les comento a sus amigos y le apoyaron con su decisión. Solo faltaba el. Solo necesitaba que el dijera algo, lo que fuera.
—¿Que te parece hasta ahora el libro? —me pregunta Danielle, tratando de mirar en que pagina voy sobre mi hombro—. ¿Ya vas por la parte en donde Arthur amenaza a Lindsey con decir su secreto a Kevin si hace lo que el quiere?
—Hace un rato que pase de eso, Danny. Sabes que amo con todo mi corazón pero te juro que si me tratas de spoilear algo de lo que vaya a pasar, me voy a asegurara de que no vuelvas a ver la luz del día.
—Perdóname la vida, Samuel. ¿Porque no cancelamos la apuesta antes de que te humilles contra mi titulo invencible? —me dice, con la única razón de molestarme causando el efecto que ella estaba esperando.
Es la hora final del ultimo día de clase. En solo unos veinte minutos, cada alumno y maestro del instituto Evergreen sentirán la brisa calmante y apaciguadora de las vacaciones de verano mientras que yo en ese tiempo tengo que vencer el tiempo limite que me ha puesto Danielle para terminar de leer "El Guardián de mi afecto". Si gano, ella me comprara helados en el momento que quiera durante tres meses pero si yo pierdo ella podrá inscribirme en el concurso de baile que Oliver organiza anualmente cada verano, para bailar belly dance enfrente de una multitud de quien sabe cuantas personas; ya que le había dicho que entraría en ese torneo cuando estuviera muerto o tuviera muy baja mi autoestima.
—Ya puedo verte danzando en medio de toda esa gente. Va ser glorioso, Sam; llevare mi cámara y grabare el vídeo para la posteridad, así cuando tengas a tus hijos les mostrare a su padre con un traje lleno de lentejuelas y unos movimientos no apropiados para su edad.
—Nunca cantes victoria antes de tiempo, porque cuando me termine estos capítulos estaré pensando en que libro leeré después de un sabroso postre que tu pagaras con tu dinero. Creo que para empezar estos tres meses de gloria, pediré el mas caro del menú.
—Bueno, veremos quien tiene la razón en unos quince minutos, así que yo no tengo nada de que preocuparme —me contesta para ponerme nervioso, lo cual funciona perfectamente.
Suspire y volví a mi lectura: me quedan unas cien paginas para finalizar con esta novela. Veo que Danielle se levanta para hablar con Nate acerca de como voy a perder épicamente contra ella y de que ya tiene el atuendo perfecto para el numero de baile que voy hacer; así que aprovecho y rato de leer como si mi vida dependiera de ello (porque es la verdad), saltando cada párrafo de descripciones innecesarias y de metáforas que ocupan la mitad de la hoja. De la nada, me parece que el tiempo va mas rápido de costumbre. Ya solo tengo diez minutos.
Mila se acerca para ver lo que hago y se me queda haciéndome compañía en comparación de los demás que ven el reloj desesperados y del profesor que esta jugando con su celular. Me faltan setenta y cinco hojas para acabar esta tortura que me estoy infligiendo a mi mismo. Danny trae a Nate para que vea el espectáculo en vivo. Comienzo a sudar, solo me quedan siete minutos.
Will se une con el grupo para mirar como pierdo monumentalmente. Con solo sesenta cuartillas para concluir y con cuatro minutos en el contador, empece a desesperarme. Voltee a ver a Danielle pero ella solo me sonríe socarronamente. Estoy frito.
La única que viene a a apoyarme es Natalie pero se que solo quiere que que gane para que le comparte algo de mi helado. El timbre esta a cincuenta segundos de sonar y a mi solo me queda unos cuantos párrafos. Veo que el color miel de los ojos de Danny comienzan a brillar.
Veinte segundos. Dos oraciones para terminar. Todo el colegio Evergreen esta a punto de terminar las labores de este año y yo estoy a punto de terminar mi lectura. El veredicto final se acerca.
—¡Has perdido, Anderson! —me grita Danielle a todo pulmón moviéndose por todo el salón recreando una clase de baile de la victoria usando el timbre como su canción triunfadora.
—¡¿Quien dijo que no termine la historia?! —Los últimos diez segundos, el texto descansaba cerrado en mi pupitre ya acabado—. Me gustaría que el sabor sea el de la victoria junto con chispas de "Te derrote".
—Muchachos, disfruten de su descanso y espero que cuando regresen tengan mas ganas de trabajar —dice el maestro a modo de despedida, interrumpiendo la disputa entre Danny y yo—. ¡Ahora largo de mi salón!
Y por primera vez en todo el año escolar, le hacemos caso al profesor Limber: salimos corriendo de la habitación con mochilas en el hombro respirando el dulce aroma de la libertad. Pasamos por la cancha principal y nos dirigimos hacia la salida como si fuéramos maratonistas, es algo que hacemos siempre cuando termina las clases. Necesitamos salir de aquí.
Cuando estamos por llegar al portón del instituto, desaceleramos un poco y admiramos los terrenos del colegio por ultima vez. Nos despedimos de Dante y del viejo Cerbero, los cuidadores de la entrada; ahora ellos podrían disfrutar de sus vacaciones con sus caminatas diarias en el parque y su visitas al puesto de antigüedades de la avenida principal.
—Me alegra el haberle prestado "La Divina Comedia" para que no se aburriera en ese viejo escritorio —dice Will mientras nos acercamos hacia la salida—. Fue genial que volvieran a su perro la mascota de la escuela.
—Yo sigo sin creer que ese pastor alemán se supone que es la criatura mitológica de tres cabezas que protege las puertas del infierno —menciona Danielle—. Pero si que es adorable cuando tratan de disfrazarlo como uno.
Ya estamos afuera de la escuela. Respiro el nuevo aire que el verano me brinda y exhalo aliviado. Veo como todos se van en sus coches desesperados en hacer algo divertido como ir al cine o a algún salón de juegos y me reparo en los profesores que aceleran en sus automóviles para desaparecer en la distancia.
Siento la brisa del aire pegarme a la cara. Huele a esperanza. Oficialmente han comenzado las vacaciones.
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En busca de un buen verano (Pausado)
Teen FictionSamuel Anderson esta harto de la misma rutina: el esperar un año escolar matándose con los estudios para que en las vacaciones no haga nada interesante. Es tedioso, es aburrido y es doloroso el regresar a clases después de no haber hecho nada intere...