Tu rencor me alimenta...

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Diario.

11 de octubre

Hace unos minutos, Edward (mi mejor amigo) y yo fuimos a casa de Jane, mi novia, la cual hacía más de una semana que no veía, para algunos, esto puede sonar absurdo, pero para mí una semana era semejante a una eternidad, me siento muy feliz de tenerla, recientemente cumplimos nuestro 1er aniversario juntos, soy muy feliz.

Pero regresemos al grano. Tomamos un taxi para llegar, ya que su casa estaba al otro lado de la ciudad. Me sentía muy ansioso de verla. No llevábamos más de 5 minutos de recorrido, cuando Edward rompió el silencio y me regreso a la realidad.

– Veo que tú y Jane son bastante felices ¿No? Son de las mejores parejas que he visto en mi vida, pocas relaciones a esta edad duran tanto. Dime, ¿Alguna vez has pensado que les deparará el futuro? – Me preguntó riéndose.

-Claro que si (le conteste) Todos los días he estado pensando en lo que podríamos llegar a ser, una pareja feliz, con una relación plena y segura, quien sabe, tal vez en un futuro podríamos casarnos, aunque creo que es muy temprano para pensar en ello ¿No crees?

A juzgar por la expresión de su cara, parecía no querer tomarme en serio. Él siempre ha sido una persona burlona y poco caritativa, pero era alguien honesto y bastante listo, buenas razones para ser mi mejor amigo. Él siempre me daba consejos para hacer feliz a Jane, por alguna razón, esta no era la ocasión, era como si hubiese perdido interés en nosotros o simplemente no soportaba la idea de que nuestra relación fuese de lo mejor.

– Verás...yo creo que no deberías confiarte. Personas como ella te hace creer que tu vida será color de rosas, te hacen creer que tienen el futuro asegurado y que vivirán felices por siempre. Pero haz caso a lo que te digo: tarde o temprano, podría llegar a dejarte abandonado, eso sí, tras sacarte lo necesario.

Mi alegría se volvió rabia. Aquellas palabras, provenientes de quien siempre consideré mi mejor amigo, me hicieron dudar de todos los consejos que me había dado. ¿Cuál era su maldito problema?

-¿Cómo puedes decir eso de ella? Yo sé que ella es alguien de buen corazón, ninguno de nosotros se haría daño mutuamente, yo la amo.

-Pero... ¿estás seguro que ella a ti? Deberías romper con ella, antes de que salgas herido y yo tenga que recoger los trozos de tu pequeño corazón.

No conteste. Me quede callado en el resto del recorrido, fue de los silencios más incomodos de mi vida.

Llegamos, Jane nos esperaba afuera. Yo le había avisado por Wa que iríamos a verla para ver una peli de horror, la idea fue propuesta por Edward (él era un fanático de esas películas).

Comenzamos a ver "El resplandor", Jane se acurrucaba junto a mí, mientras yo acariciaba con cariño y delicadeza su cabello ruloso, era de los momentos más lindos que hubiese tenido.

Edward estaba en el sillón individual, me sorprendía lo callado que estaba, normalmente en este tipo de películas, él es el más inquieto, siempre traga puñados de pop corn, y empieza a gritar de emoción en los momentos más aterradores e inquietantes. Pero esta vez, estaba sentado, calmado, analizando la película, como si la estudiara, no hizo ningún ruido en toda la noche.

Al final, pedí un taxi para llevarnos de regreso. Edward me dijo que se quedaría un rato más, ya que unos primos que recién llegaban a la ciudad, lo recogerían ahí mismo. Me despedí de Jane con un beso, e inmediatamente subí al taxi.

Mientras nos alejábamos, pude ver a través del espejo retrovisor, a Edward entrando a casa de Jane, con ella a su costado.

"Debe haberlo invitado a tomar algo mientras esperaba" pensé. Pero empecé a sentir algo dentro de mí, algo que me punzaba el pecho, y hacia que me doliese la cabeza. No sabía lo que me pasaba.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2018 ⏰

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