CAPITULO 15: El Malo conocido.

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Ella continuó mirándolo sin mover un dedo, mientras su mente procesaba la información a gran velocidad.

«Richard Harris está en mi casa»

Los labios se le congelaron. El terror absoluto de tener a ese sujeto frente a ella de nuevo, en carne y hueso, la dejó inmóvil. No podía moverse. No podía hablar. Y la llamada con Alice se había cortado.

—¿Que tal, Eleanor?.

Todavía desconcertada, Nell no acertó a contestar. En cambio, su mirada descendió de esos labios agrietados formando una sonrisa, a las manos grandes y callosas que tenía; lo suficiente como para tomar un cuello con facilidad y apretarlo hasta conseguir espasmos.

—¿Que haces?—Steven la sorprendió por detrás y ella lo miró solo un segundo antes de volver a clavar su mirada en Harris. Está esperando que lo inviten a pasar. Pero la mente de ella aun se intenta librar del estupor. Sabe que tiene que calmarse porque él la está observando.

«Respira, Nell. ¿Puedes respirar por mi?» recordó las palabras de Alice y cerró los labios; inhalando profundamente por las fosas nasales y luego expulsando el aire despacio, sin que nadie se de cuenta de lo que estaba haciendo.

—Lo siento.—respondió. Con las manos prietas para que no le tiemblen y una sonrisa forzada— Me sorprendí.—Nell se aparta y hace un gesto para que entre. Observa como su pie cruza el umbral de la casa, su santuario. Su refugio seguro y lugar de evasión, cuidadosamente diseñado para destilar normalidad y control. Una ilusión que se hace añicos en el instante en el que la presencia de éste sujeto pone un pie en su interior.

Hay un cambio atmosférico en el aire, un zumbido de particulas que a ella le eriza el vello de los brazos. Harris contempla alrededor: recorre el vestíbulo, la sala de estar contigua, la cocina y la escalera junto a la puerta que lleva al primer piso. Da unos pasos y sonrie.

—Así que este es el lugar ¿eh?.—se asombró Richard, sin dejar de ver a su alrededor—Tiene carácter.

Nell guarda silencio mientras observa como ronda por la casa; atenta a sus movimientos.

Steve soltó una risita y se acercó para apretarle amistosamente el hombro.

—Si por carácter te refieres a las paredes con humedad y la falta de aire acondicionado, entonces si.

 Harris esbozó una breve sonrisa.

—Pero es tranquila. Y los vecinos estan a un par de kilometros.

—Por eso la compré—le hace una seña con su cabeza—.Ven, vayamos al comedor.

En silencio, Nell los siguió por detrás y se acomodó en la silla de enfrente, nerviosa. Su hermano sirvió el vino para él y para Richard, luego dejó la botella a un lado y destapó la fuente que había justo delante. Ella no se atrevió a moverse ni para dejar el móvil sobre la mesa.

—Ordené comida del restaurante, espero no te moleste—Steve hizo una mueca.

Harris sonrió.

—Para nada.—bebió un sorbo de vino, y continuó—La comida de Betty es espectacular.

La conversación parecía tan jodidamente normal que nadie se hubiese planteado que Richard Harris es un posible asesino en serie. Nell frunce los labios y aparta la mirada hacia la escalera. Steven tiene un arma guardada en el cajón de la cómoda de su habitación; se la había enseñado por si una vez alguien entraba a la casa. Ella se desvana los cesos para recordar en cual cajón está con exactitud. Se preguntó si era posible inventar una excusa para subir corriendo a buscarla, por si acaso...

CUARTO MENGUANTE 🌓 EMMET CULLEN -(Actualizaciones lentas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora