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El empresario quedó embelesado con las notas y la voz del guitarrista, sobre todo cuando lo escuchó cantar esa canción que tanto le gustaba y que solía escuchar a menudo en épocas navideñas

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El empresario quedó embelesado con las notas y la voz del guitarrista, sobre todo cuando lo escuchó cantar esa canción que tanto le gustaba y que solía escuchar a menudo en épocas navideñas.

La voz y las cuerdas de la guitarra de pronto dejaron de sonar. La canción había terminado. Taehyung pudo notar como el chico miraba fijo la funda de su instrumento sobre el piso.

Nada. Nadie había tirado nada. Ni un centavo.

Miró en sus ojos tristeza. Su rostro no mostraba ningún tipo de reacción. Aquel chico no merecía irse a casa con las bolsas vacías en una noche fría como esa.

Y cuando descartó la idea de al menos recibir un poco de propina por la canción, los iris del joven se iluminaron cuando vio caer diez mil wones en su funda.

Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los del hombre frente a él, quien vestía un traje gris y zapatos negros de marca.

''Gracias'' el chico que ahora Taehyung pudo notar que era pelinegro reverenció apenas, ''muchas gracias, señor''

Lo miró el breve momento que mantuvieron sus miradas conectadas. No se veía como un adolescente, parecía de veintitantos años, podía decir que se veía de su edad. Tenía la nariz regordeta igual que sus mejillas, y sus ojos eran demasiado grandes.

Taehyung apartó la vista para mirar su guitarra.

''¿Te gusta esa canción?''


El pelinegro frunció las cejas al escucharlo preguntarle.

''¿Disculpe?''

''La canción'' Taehyung volvió a mirarlo, ''¿te gusta?''

El chico pestañeó varias veces. La acción de aquel hombre lo confundieron un tanto.

''Ah, la canción... Si. Me gusta'' de repente se sintió tan menos al mantener una conversación con un tipo que parecía millonario, que vestía de traje y con zapatos refinados, como si fuera la primera vez que los usaba. Bajó la mirada avergonzado. ''Las fiestas ya vienen, señor. A veces es bueno recordarle a la gente con una canción que aún hay algo bueno por lo cual celebrar''

Taehyung se sintió asombrado. Pensó que él no tenía ningún motivo por el cual celebrar, aunque lo que dijera este chico tuviera razón.

''¿Tú tienes algo así?''

El joven alzó la vista, frunciendo las cejas.

''¿Qué dice?''

''Algo por lo cual celebrar'' Taehyung le respondió. ''¿Aún te queda algo que celebrar y agradecer estas fechas?''

''Claro, señor'' afirmó con una bonita sonrisa. ''Mi familia es algo por lo que siempre agradezco''

Aún le quedaba una familia. Taehyung pensó que era muy afortunado.

''¿Desde hace cuánto tiempo tocas aquí?''

El pelinegro lo miró con los ojos abiertos. Dios, si le estaba haciendo esa pregunta era por una razón. Seguramente le diría que no estaba permitido hacerlo y que necesitaría un permiso para estar ahí, como había sucedido la última vez.

''Yo, bueno, no tiene mucho. Apenas tiene una semana que me instalé aquí. Me dijeron que aquí transitaba mucha gente y que podría-''

''¿Quién te dijo eso?''

''¿Qué cosa?''

''Que transitaba mucha gente aquí'' Taehyung frunció una ceja. ''¿Quién te dijo eso?''

''¡Oh! Fue am, fue un amigo'' dudó un poco, pero qué más daba, ya estaba ahí y el hombre seguramente ya había notado su estilo de vida. ''Me lo dijo un amigo que vive en la avenida Suwon''

''¿En la avenida?''

''Si. l... él vive debajo de un puente''

No iba a negar que sintió algo de lástima. ¿Lástima? Si, tal vez eso era. Si decía conocer a los vagabundos de la calle, entonces, ¿él también lo era?

''Estoy a punto de sacar un permiso para estar aquí, señor'' el joven lo miró con ojos de cachorro. ''Por favor, no me corra. Todos los lugares en los que he tratado de conseguir dinero me abuchean y me corren, pero le prometo que conseguiré el permiso lo antes posible. De verdad necesito el dinero, yo-''

''No voy a correrte''

El chico lo miró confundido.

''¿No?''

''No. Yo... me gusta como tocas'' sintió sus mejillas sonrojarse. ''Dudo que sepas cómo sacar un permiso, pero yo te lo daré. Trabajo justo aquí, a la vuelta'' volteó y le señaló con su dedo índice el edificio de la empresa, ''justo ahí''

El pelinegro boqueó por aire, mirando anonadado el edificio.

''Oh por Dios, ¿usted trabaja en HYBE?''

''Ah, si''

''Señor, qué gran suerte'' el chico le sonrió. ''Muchas gracias, sería un milagro si pudiera concederme el permiso con su jefe, estoy muy agradecido''

Taehyung se burló internamente, porque recordó que él era el jefe. Su propio jefe.

''Bien, creo que debería irme'' dijo mientras revisaba el reloj en su muñeca. ''Es mejor que no vayas tan tarde a casa, la noche será fría''

''No se preocupe, señor'' el bonito chico le sonrió, reverenciando con la cabeza. ''Y muchas gracias por la propina, no lo olvidaré''

Taehyung no dijo nada más y se dio la vuelta. Caminó y abrió la puerta del auto para acomodarse sobre el asiento. Se abrochó el cinturón y cuando amagó poner las llaves para encender el motor, se asomó por el espejo retrovisor.

Miró al chico a lo lejos preparar los acordes para una nueva canción. Sus dedos comenzaron a bailar entre las cuerdas y su voz comenzó a melodiar.

Taehyung lo miró y lo miró. Admiraba como se dejaba llevar por su propia voz, lo veía sonreír como si disfrutara realmente lo que hacía.

Un joven que no tenía nada y que aún así podía sonreír, y luego estaba él, que lo tenía todo y que aún así no lograba ser feliz.

El guitarristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora