1. Hombre de negro

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En Unidad de Cuidado Intensivos para Adultos llegó un paciente en condiciones críticas. Se trataba de una mujer de treinta y nueve años de edad, que ingresó a esa área por complicaciones obstétricas.

Había resuelto un embarazo de 34 semanas, obteniendo como producto a un par de recién nacidos gemelos, quienes también ameritaron su ingreso cuidados intensivos para neonatos al instante.

Conforme los días avanzaron, la clínica del paciente comenzó a mostrar signos de mejoría. Los médicos tenían buen pronóstico y ante la evolución favorable, la agresividad del tratamiento se fue omitiendo y disminuyendo de manera paulatina hasta que ella estuvo consciente de sí misma.

Al principio, la paciente respondió demasiado bien al progreso y no mostraba signos de deterioro neurológico; sin embargo, a veces balbuceaba palabras sin sentido o mostraba un comportamiento agresivo ante el personal que se le acercara.

Extraer una muestra de sangre era difícil en extremo. Forcejeaba y hacía lo imposible por no permitir que la tocaran. Ante el estrés del paciente, se decidió tratar de molestarla lo menos posible.

La paciente más tranquila, comenzó a relatar una historia peculiar, una historia que dejó a más de alguien con los pelos de punta.

A veces amanecía llorando como si estuviera a la defensiva. Cuando se calmaba, decía que su esposo había llegado a verla solo para maltratarla e incluso a golpearla, aunque se intentó convencer que eso era imposible, ya que no estaban permitidas las visitas en esa área, muy convencida afirmaba que su esposo la había estado agrediendo en los últimos días.

Una mañana, como ya era de costumbre, despertó llorando desconsoladamente. Y cuando se le preguntó si era a causa de su esposo, ella respondió que esta vez no era así y que sus lágrimas eran por sus bebés que habían fallecido.

Puesto que eran departamentos diferentes, nadie del personal sabía al respecto, por lo que alguien fue a averiguar qué había pasado con los recién nacidos. Poco después, la información llegó afirmando que efectivamente ambos gemelos habían fallecido la madrugada de ese día en horarios poco diferenciados.

Y cuando se le preguntó a la paciente quién le había dado la noticia, ella simplemente dijo:

"La mosca. La mosca me lo dijo."

El personal estaba escéptico, se asumió que ella no quería delatar a su informante, así que nadie la molestó más. Pero desde ese día, algo cambió en ella.

Su comportamiento que era agresivo pasó a ser defensivo, completamente temerosa e indefensa. Veía fijamente a un punto muerto del cubículo con un miedo que se reflejaba en sus ojos y en todo su rostro.

La paciente no volvió a ser la misma. Su condición física comenzó a deteriorarse, perdió peso, sus ojos se llenaron de ojeras pronunciadas, y la mayor parte del tiempo que permanecía despierta, corría por su cuerpo un sudor frío que empapaba las sábanas.

Y como siempre, tenía la mirada clavada hacia adelante, en un punto muerto, hacía al vacío, en donde no había nada ni nadie.

Las ocasiones en que su comportamiento pasivo pasaba a ser agresivo, ella murmuraba algo incoherente.

"El hombre de negro no se va..."

Y si le preguntaban de qué estaba hablando, sostenía fuertemente las sábanas y entre lágrimas y miedo decía:

"Ese hombre de ahí, ¿no lo ven?" y señalaba una esquina en particular del cubículo que estaba vacío.

"No me dejen sola con él, por favor."

Repitió la misma historia un par de días hasta que de repente se calmó. No fue hasta que se recibieron casi de manera simultánea a dos pacientes masculinos en estados delicados y se instalaron en cubículos contiguos entre sí.

Como en los últimos días ella había estado más tranquila, se pensó que los episodios de delirio podrían haber cedido de momento. Sin embargo, con toda la calma del mundo, ella mencionó algo espeluznante de la nada:

"El señor que está al lado morirá."

Nadie le prestó atención. A los minutos de haber pronunciado esas palabras, el monitor cardíaco y de signos vitales del paciente comenzaron a sonar, anunciando que algo iba realmente mal. El paciente había entrado en paro cardiorespiratorio, y aunque se iniciaron maniobras para revertir la situación, el paciente falleció.

Todos estaban desconcertados, había sucedido demasiado rápido que no había tiempo para asimilar lo que había sucedido. Como si aquello no fuera suficiente, la paciente en su locura también dijo:

"Y también el que está a su lado morirá."

Y como ella dijo, no pasaron ni cinco minutos cuando se repitió la misma situación, obteniendo como resultado ese día dos fallecimientos.

Y cuando se intentó interrogar cómo sabía ella sobre esas muertes, ella simplemente dijo:

"Es que el hombre de negro estaba parado frente a ellos y me dijo que se los llevaría."

Era impresionante y aterrador, pero nadie sabía si la reciente actitud tranquila de paciente era por resignación, lo último que la señora María mencionó al respecto fue lo siguiente:

"El hombre sigue aquí por mi, también me llevará con él."

🕴️🕴️🕴️

¿Cómo llegaron aquí? 👀

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¿Cómo llegaron aquí? 👀

¿Piensan de la historia que acaban de leer?

Ustedes se preguntarán de qué se trata esta nueva historia. 

Bueno, serán relatos cortos que no estarán relacionados entre sí. Soy estudiante de medicina y en el ambiente hospitalario suceden cosas o se escuchan cosas raras jajaja.  

Contaré un poco, pero ustedes eligen creer o no. 

¿Les gustaría saber más?

PD. la portada de la historia la tomé en mi primer día en el hospital en donde ando ahora 😛

3:33 AMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora