𝟎𝟎𝟏. capullo importante

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—¡Marta! —al escuchar su nombre, la chica levantó cabeza y observó cómo la mujer de su padre daba pasos ligeros hacia ella. Suspiró profundamente e intentó descansar de nuevo, pero algo saltó encima de ella—. Tu padre quiere hablar contigo, seriamente.

—Dile a mi padre que su opinión me importa menos que la utilidad que tienes tú en esta casa —le sonrió con falsedad provocando que la mujer le lanzara una mirada de odio capaz de enterrarla bajo tierra.

Marta aprovechó el primer segundo el cuál aquella mujer había salido de su habitación para levantarse de la cama y ponerse lo primero que encontró. Buscó las llaves de su moto y el casco, se puso de cuclillas sobre el marco de la ventana y saltó. Acostumbrada a la poca altura, comenzó a caminar hasta el garaje.

Su padre apareció frente a ella.

—¡Ay, papá! Ni me acordaba que vivíamos en la misma casa —bromeó con ironía. Su padre se cruzó de brazos. Marta se colocó el casco sobre la cabeza—. Chao chao.

—¿Dónde te crees que vas? —le gritó con autoridad. La chica pisó el pedal e hizo sonar el motor.

—Al polo norte, ya sabes. Que aquí hace una calor que te cagas.

—Deja las gilipolleces y entra en casa conmigo.

Marta se frenó por un segundo y suspiró cansada.

—Vale, papá. Voy a soltar la moto y entro, espérame ahí —su padre entrecerró los ojos pero simplemente pasó por su lado. Marta le observó durante varios segundos y sonrió bajándose el cristal del casco. Rugió el motor y simplemente se largó.

—¡Marta, vuelve aquí!

Lo ignoró por completo.

La chica llegó a la playa y visualizó a lo lejos como su mejor amigo estaba sobre la arena junto a una chica. Corrió hacia ellos pero justo antes de llegar chocó contra una persona la cual corría en dirección contraria.

—Me cago en la puta Tyler —murmuró. El chico frente a ella le sonrió pero Marta seguía con su mueca de molestia.

—Perdón, no te he visto, te lo juro —se corrigió. Marta se levantó y se puso frente a él elevando unas de sus cejas.

—¿Estabas buscando piedras o qué? —bromeó la chica.

Tyler se pensó la respuesta.

—Si, y creo que encontré la que me quiero comer.

—¿Te comes las piedras?

—Cállate —contestó el chico uniendo sus labios con los de la chica convirtiéndolo así en un beso. Marta dió un respingo cuando sintió como alguien le golpeó el culo—. Yo no he sido.

Observó con culpa a su mejor amigo, Sam.

—Venga tortolitos, vámonos —la chica que acompaña a Sam se mantuvo callada en todo momento.

—Me quedo —intervino Tyler.

—Tú te lo pierdes, tío —contestó Sam siguiendo su camino.

—¿Nos vemos esta noche? —Marta dudó por un momento pero asintió y le regaló un beso dejándolo completamente atontado.

—Nos vemos esta noche, Ty. Me toca escaparme de mi padre —recordó la chica—, de nuevo.

Marta corrió para alcanzar a su mejor amigo encontrándolo así con una gamba en la boca.

—

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—... así que deja de comportarte como una niña pequeña y sé madura a partir de ahora —Marta bostezó y miró a su padre por primera vez en toda la puñetera conversación.

—¿Has acabado?

—Veo que te ha importado lo más mínimo.

—Pues sí, estoy harta de siempre la misma mierda. Marcus esto, Marcus lo otro. Marcus está muerto papá, y no por mi culpa. Así que deja de culparme —la chica se levantó de su silla.

Su padre abrió la boca para decir algo, pero Marta lo frenó en seco.

—Todos pensamos igual que tú papá, ojalá yo y no Marcus. ¿No?

La chica caminó a paso ligero hasta su habitación y sacó toda la ropa del armario. Se maquilló con mayor naturalidad y bajó las escaleras rodeando a su padre. Ni siquiera lo observó.

Se sentó sobre la moto y se colocó el casco. Pisó el pedal y aceleró con velocidad.

A mitad de camino paró y sacó un cigarro de su bolso. Lo encendió y expulsó el humo sintiéndose aliviada. Escuchó cómo un coche pasaba por su lado a toda furia apagando por completo su cigarro. Le sacó el dedo aún siendo imposible que la viese y volvió a encenderlo hasta acabarlo.

Era completamente de noche así que emprendió su camino hasta la fiesta.

Pero algo la hizo frenar, o más bien alguien. Una chica se encontraba en medio de la nada buscando un vehículo. Marta se frenó en seco frente a ella. La chica cohibida dió varios pasos hacia atrás y tragó con dificultad.

Marta se sacó el casco de la cabeza.

—¿Qué coño haces aquí?

—Oh. Eres una chica —suspiró aliviaba, aunque se arrepintió por completo al observar el rostro de Marta—, bueno no sé si debería de estar más tranquila...

Marta hizo un gesto de duda, haciéndole saber a la chica que esperaba una respuesta.

—Nada un capullo me ha dejado aquí. Me ha bajado de su coche y se ha ido —se quejó con furia.

—¿Quieres que te lleve a alguna parte?

—Creo que te lo agradecería.

—¿Dónde vives? —preguntó Marta, la chica apretó los labios.

—¿Conoces la mansión de los Leister?

—¿Debería? —cuestionó Marta. Le restó importancia y sacó un casco de la guantera de su moto—, pareces jodida. Te hace falta un poco de movida.

—¿Por qué tienes dos cascos?

Marta se dió la vuelta y se obligó a ignorar aquella pregunta.

—¿Te apuntas o no? —preguntó un poco más insistente esta vez— Quién sabe, tal vez te encuentras al capullo allí y le puedes partir la boca. ¿Leister? ¿Familia importante?

Marta soltó una risita y la otra chica se colocó el casco.

—Si, eso parece. Un capullo importante, Nicholas Leister.

—Mmmm.

—Por cierto, Noah.

—Marta —se dió la vuelta para chocar el puño y se colocaron—, agárrate bien a mí Noah.

Noah soltó un chillido cuando sintió todo el aire sobre su cuerpo. No sabía dónde se estaba metiendo, pero no podía negar que le gustaba.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2023 ⏰

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𝐁𝐄𝐒𝐀𝐌𝐄 𝐒𝐈𝐍 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑| nicholas leisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora