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-Son Chaeyoung, usted venció el cáncer, felicidades.

Sus compañeros de quimioterapia aplaudieron, Mina saltaba de felicidad a su lado, las enfermeras también la acompañaban, junto con los doctores que lo habían atendido y ayudado.

La campana estaba frente a ella, y no pudo evitar sonreír, antes de tomar la soga que se unía al badajo, miró el cartel pintado de colores vibrantes y alegres: "Yo vencí el cáncer".

Agitó y la campana comenzó a sonar, los victores de los presentes aumentaron y Mina tenía razón cuando dijo que esa iba a ser la mejor sensación de su vida, rió de lo más profundo de su alma, con una alegría que nunca había sentido en su vida, e hizo sonar aún más esa estúpida campana.

Terminó casi saltando de alegría, mientras reía como una niña por el sonido de la campana, y cuando sintió que era suficiente, dejó ir la soga entre sus dedos, mirando la campana mientras está dejaba de moverse.

Unos brazos la envolvieron por la espalda, en un apretado abrazo que la hizo reír y quejarse al mismo tiempo, mientras tomaba las manos de Mina, que se apretaban a su cintura.

-Lo hiciste, Chaeng, lo hiciste, estoy tan feliz y tan orgullosa de ti, nena...

-Oh, no, no llores... Me haces llorar, Mina.

Chaeyoung frotó su rostro en la espalda del buzo color blanco de Mina.

-¡No limpies tus sucios mocos en mi buzo!

Mina rió y la volteó para verla, en sus ojos avellanas brillaban lágrimas y en los gatunos del mayor también.

La menor rodeó su cuello con un abrazo, su nariz se presionó contra la piel de Chaeyoung, quién rodeó su cintura, abrazando su cuerpo firmemente, notó lo delgada que era.

-Te amo mucho, Son.

-Te amo más, Myoui. — dijo la mayor—, ¿Podemos salir de este hospital de una puta vez?

Mima asintió, separándose de ella para tomar su mano, Chaeyoung miró a los presentes y fue a saludar uno por uno, fue abrazada por sus otros dos compañeros de quimioterapia, le dedicó una reverencia a cada una de las enfermeras y también a sus doctores, quienes abrazó también, mientras su chica bonita la esperaba, ya preparada para salir al mundo exterior, con su barbijo, su gorro gris y una bufanda del mismo color, porque ya hacía más frío que antes, y bien abrigada y con una sonrisa en su rostro extendió una mano hacia ella tal como el primer día.

De las manos, salieron del hospital y Chaeyoung pudo respirar profundamente y con alivio después de mucho tiempo, sintiéndose totalmente liberada.

Miró a su chica bonita a su lado, sintiéndose bendecida por estar tomando su manito, en su mente sólo podía llamarlo suya, y eso lo hacía sentirse aún mejor.

-¿A dónde vamos ahora, Mimi?

-¿Qué tal si vamos a buscar provisiones para nuestra pijamada, Chaeng?

Chaeyoung alzó una ceja.

Mina rió y asintió.

—Sí, Chaeyoung, sí.

Chemo \\ Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora