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El sonido de la música se regaron de deliciosa manera por toda la casa. Ya era tarde, la luz del sol casi menguando no podía combatir a la creciente oscuridad del salón. Un par de velas encendidas eran lo único que les daba claridad, dibujando las sombras de dos amantes de pie, mirándose fijamente, con los labios a milímetros.

¿Como es que habían terminado ahí?

Jimin no podía recordarlo con claridad. Tras un par de bebidas con alto nivel alcohólico en el bar de siempre, Yoongi había propuesto seguirla en su casa y él no se había negado. Era gracioso... ni Taehyung, ni Seokjin habían hecho intentos por acompañarlos, más bien les habían dejado su espacio. ¿Lo habrán notado ya?, ¿cuán perdidos estaban el uno por el otro?

—Me gusta esa canción —dijo Jimin al fin rompiendo el intenso contacto visual —. Es.... sexy...

—Lo es —afirmó Yoongi llevando una mano a la cintura y pegándolo de manera posesiva a él —. Dicen que... bailarlo es...

—¿Muy sexual? —el rubio pasó sus brazos por el cuello del pelinegro y le sonrió coqueto —. Puedo sentirlo Yoon...

—Quiero bailarlo contigo...

Jimin ladeo la cabeza cuando los labios de Yoongi atacaron su cuello y su cuerpo era movido sensualmente al ritmo, arrastrandolo por todo el salón. Sonrió cuando casi tropezaron, era de esperarse cuando ambos tenían dos pies izquierdos. Pero continuaron, girando y viéndose con intensidad, deseando quitar toda prenda y entregarse a la pasión que solían entregarse. En ese secreto, su secreto... intenso e inolvidable.

Jimin acarició suavemente el rostro de Yoongi, pasando sus dedos por los labios finos de su mayor, mordiéndose el labio ante el deseo de tomar esos labios, pero demorándolo porque realmente quería seguir así, tentándose al extremo, estando tan cerca, sentir sus latidos, su respiración agitada. El crudo deseo creciendo más y más. Sus cuerpos poco a poco iban rozándose, perlándose de sudor ante los giros y desplazamientos al compás de la música.

En un momento de la cancion, Yoongi lo giró y se pegó a sus glúteos, llevando sus manos por todo su dorso, bajando por sus caderas y muslos. Jimin alzó sus brazos y sus manos buscaron los negros cabellos, apretando cuando las manos comenzaron a sacar su camisa.

—No tan rápido, capitán —Jimin se giró y lo lanzó contra el sofá —. Déjame mostrarte cuán sexy puedo ser.

Sin decir nada más, el rubio comenzó a moverse de manera lenta, repasando sus rincones, mordiendo sus carnosos labios, despeinándose y moviéndose como nunca pensó hacerlo. Iba poco a poco quitándose cada prenda, se sentía sexy... ¡tenía el control! Yoongi lo miraba boquiabierto y ansioso, sabía que estaba apuntó de ser devorado por su depredador favorito. Cuando ya sólo le quedaba el ajustado bóxer que aprisionaba su ya evidente erección, llamó al pelinegro con uno de sus dedos, indicándole que lo quería pegado a sí. Su petición no tardó en ser cumplida, Yoongi se deshizo de su camiseta y se quedó únicamente con ese par de jeans ajustados y desgastados que le hacían tanta justicia a ese trasero.

Jimin enrolló una pierna alrededor de la cadera de Yoongi, echándose para atrás al compás, mientras su compañero lo sostenía y volvía a pegarlo a su cuerpo con un gruñido. Su rostro quedó de nuevo a milímetros y no pudo evitar sonreír.

—Estás ansioso.

La respuesta fue otro gruñido y el agarre de sus glúteos con firmeza. Jadeó, pero no borró su sonrisa coqueta. Se frotó de nuevo y sacó otro sonido gutural de la garganta de su compañero. Le encantaba cuando Yoongi se ponía en esa sintonía. Era cuando más energía parecía tener y solía dejarlo exhausto.

—A la mesa. ¡Ahora!

Eso fue música para sus oídos.

La mesa era uno de sus lugares favoritos. Era intenso, sin demasiado rodeos, al punto. Crudo y duro. Obedeció sumiso como solía actuar cuando su dinámica se volvía así de intensa. Poco a poco apoyó el pecho sobre la fría madera, erizándose al contacto, poniendo sus pezónes más duros. Abrió las piernas y esperó... pero Yoongi parecía tener otra idea en mente. Llegó hasta él, acariciando sus caderas y los muslos, besándo la espalda.

Míster TANGO (One Shot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora