Hunter's Wrath

CAPÍTULO 1

Todo lo que se podía ver era rojo; las paredes, el piso y hasta el techo estaban manchados de sangre. Sangre gotea de las paredes hacia el piso, formando un charco de sangre en este aún mayor de lo que ya era. Y un chico manchado hasta las rodillas de esa misma sangre corre por el pasillo tan rápido como puede, detrás estaba persiguiendo una abominación de demonio de aspecto poco descriptible que quería asesinarlo por hacerle sangrar de esa forma; ahora mismo sí que estaba cagado.

Se suponía que iba a ser un trabajo fácil como cazador de demonios; matarlo y cobrar, sin embargo este demonio había demostrado ser un verdadero dolor de culo. Ahora tenía que sobrevivir el ataque y asesinarlo también, ¡que bien! Y para empeorar todo, no podía ver a su compañera por ninguna parte de ese maldito edificio. Suponía que era él solo contra aquella cosa, una pelea bastante limpia...

El chico corre hacia una esquina, donde se desliza sobre el piso aprovechando la sangre y encara al demonio. Agarró con fuerza su arma, una katana de mierda que compró de segunda mano y que no parecía aguantar más de dos golpes y aprovechando de impulso la pared saltó hacia el demonio; quien atacó al muchacho con toda la intención de devorarlo. Grito de pura adrenalina, mientras agarraba con fuerza aquella arma que tenía entre manos y luego... el silencio luego del horror. Una de sus piernas cedió y sintió su cuerpo caer al suelo, manteniéndose de pie solo por la adrenalina que acababa de tener con su otra pierna mientras cojeaba y giraba su cabeza. Aquella cosa cosa aún estaba ahí; solo con daños menores. Mientras él sentía la sangre brotar de su brazo... Santa mierda.

Un quejido de dolor audible salió del chico mientras aquel demonio se reía y regocijaba por haberle hecho tanto daño.

Y, de entre todo aquel silencio, de pronto se escucha una voz gritar:

— ¡¡Shinjiii!! — A todo pulmón, seguido de pasos corriendo tan rápido como se puede. Una chica salta sobre aquel demonio dándole una patada y apartándolo del chico.

– Ya era hora de que llegaras Akira, ¿dónde estabas? – Pregunto enfadado mientras se ponía de pie torpemente apoyándose contra la pared.

– No me culpes, este lugar es muy grande, me he terminado perdiendo y solo he llegado hasta aquí por que escuche tus gritos de nena. – Replicó tajante mientras le apuntaba con el dedo.

– Supongo que al menos me alegra que estés aquí. – Suspiro aliviado.

– ¡Siempre puedes contar con Akira! – Le sonrío ampliamente y levantando el pulgar, sólo para luego ser golpeada por aquel demonio contra la pared.

– ¡Akira! – Grito e intento ir a donde la chica, pero estaba bastante malherido con toda la tontería que había estado pasando.

La muchacha cayó al suelo por unos segundos, pero tan fácil como cayó tan fácil como se levantó. Esta vez estaba verdaderamente cabreada. – Sin piedad. – Dijo en un tono más serio y se lanzó con ímpetu hacia el demonio.

Akira atacó ferozmente con sus puños, pero era evidente que por tamaño y fuerza no tenía forma de ganarle.

– Akira, crea una tormenta eléctrica. – Le comando mientras se alejaba del lugar tan rápido como una persona a la que le habían partido la madre podría.

Al escuchar aquella propuesta la chica no dudó un segundo y comenzó a mover sus brazos, de pronto el ambiente se sentía denso y nubes se empezaban a formar en el techo del edificio que no tardaron en convertirse en una verdadera tormenta. Aquella era Akira, el demonio de los desastres naturales. La chica sonrió ampliamente a aquel demonio y abalanzó sobre él mientras sus brazos acumulaban la energía de la tormenta para conectarle un derechazo que generó una descarga eléctrica enorme que estalló y dejó a aquel demonio más que fuera de este plano. Sin embargo, al mismo tiempo aquella explosión rompió las ventanas y poco a poco las nubes que había hecho salían hacia el exterior.