Capítulo 1

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Era un viernes nublado, sonó el timbre, y los estudiantes salieron disparados a la salida. Tanya, una chica bastante guapa, rubia y alta, se quedó esperando en la calle a que saliera su amigo.

Salió unos minuto después de ella, un chico de tez blanca, pelo negro, con ojos marrones y vestido completamente de oscuro. Tanya sonrió, sabía de sobra que a su le gustaba la soledad y que por eso esperaba a que saliera toda la gente del instituto para luego irse él.

- Hola Tanya.

- Buenos días Víctor.

Después de saludarse empezaron a caminar lentamente, sin prisas, calle abajo, hacia sus casas. Normalmente el trayecto lo pasaban en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Pero esta vez Tanya comenzó una conversación que ya llevaba tiempo rondando por su cabeza.

- Víctor.

- ¿Sí?

- ¿Crees que en alguna ocasión, tal vez mañana, podrías venir a mi casa? A... bueno, ya sabes... eehh... ¿Hacer la tarea? Sino quieres lo entenderé.

- No, al contrario, estaré encantado. ¿A las 21:00 te viene bien?

- Sí, supongo que sí.

- Genial.

Ya pasado eso, volvieron a lo suyo. En esta ocasión Tanya sacó su móvil y unos cascos,  y se puso a escuchar música. Su canción favorita sonaba en la radio del móvil cuando Víctor se acercó a su lado. Su corazón se aceleró a más de cien por hora, y sus mejillas se tornaron de más rojizo de lo habitual. Víctor murmuró algo, pero Tanya no le entendió. Se quito los cascos y dijo:

- ¿Qué pasa?

- No te asustes, pero hace tiempo que veo a esos dos hombres detrás nuestra, y creo que nos están siguiendo.

- ¡¿ Qué?!

- Tendremos que callejear para despistarlos- susurró Víctor- Nos dividiremos y cada uno irá a su casa  por un lado.

- Vale, adiós.

- Hasta mañana.


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Al día siguiente, un poco antes de la nueve, Tanya se maquillaba para impresionar a Víctor, mientras que él empezaba a salir de su casa.

Justo a las nueve Víctor tocó el timbre. Le abrió la puerta un hombre de mediana estatura, casi unicejo, al que preguntó si podía pasar. Víctor pasó a la casa, y vio una versión en miniatura de Tanya. "Será su hermana pequeña" pensó.

Tanya apareció radiante, y con una gran sonrisa que enseñaba sus dientes, más blancos que el marfil, pero Víctor no dijo nada sobre ello.

Así pues, pasaron a la habitación de Tanya para hacer la tarea. Estuvieron hora y media, que fue poco para Tanya. Cuando Víctor salió por la puerta, Tanya suspiró, para ella, eso había sido como una cita.

Víctor empezó a caminar hacia su casa, cuando a la mitad del trayecto notó que alguien le seguía.

Cuando estaba a diez metros de su portal, el perseguidor empezó a correr hacia él, y Víctor fue trotando hasta el portal. Una vez dentro subió rápido las escaleras, y como una centella abrió la puerta y entró.

Entonces se encendió una luz en el salón, Víctor se dirigió hacia allí. Había dos hombres trajeados sentados en el sofá.

- ¿Quiénes sois y que queréis?- dijo Víctor.

- Somos miembros de la organización conocida como la Resistencia de los Reales Cazadores; o en otras palabras, Ash.

- ¿Ash?

- Sí, es como se le suele llamar, es más corto.- respondió uno de ellos- En cuanto a la segunda pregunta, te queremos reclutar. Sabemos quien eres, "Víctor". ¿O debería decir Vlad?

- Puesto que sabes mi nombre, fuera disfraces....- y mientras decía esto, se abalanzó sobre los hombres.

Los Cazadores sacaron un extraño aro, con runas grabadas en él. Uno de los Cazadores le puso el aro a Vlad en el cuello. De repente, Vlad cayó al suelo y empezó a retorcerse de dolor.

- ¡¡¡PÁRALO!!!!! ¡¡¡HAZ QUE PARE!!!

Entonces el Cazador más cercano a él pronunció una serie de palabras en un idioma desconocido. Instantáneamente el aro se  desenganchó del cuello del vampiro.

 - Ahora escucha.- dijo un Cazador, mientras el hijo de la noche le miraba con odio- Eso que tanto daño te ha hecho, es un Ciric Ungoul, fabricado por los Señores del Infierno con la plata más pura para subyugar a sus siervos. Robamos unos cuantos en la última expedición. Sabemos las técnicas que usas para ocultarte: lentillas, crema solar... Somos los descendientes de aquellos de los que huiste hace tantos años, y te queremos en el equipo.

- ¿Qué gano yo con eso?

- ¿Nunca te has preguntado por tu pasado? ¿Por tus lagunas? Descubrirías todo eso y más. Además, alguna vez hay que ver el Infierno, ¿no? Piénsatelo.

- Hhhmm...... Acepto.

- Bien, pues entonces debes librarte de todo lo que te ata a este lugar, abandonar esta vida.

- Esperadme mañana a las dos, yo me ocupo de lo demás...


————————————————


Era domingo, y Tanya cogió el teléfono.

- ¿Sí?

- Tanya, ¿nos podemos ver en cinco minutos?

- Claro Víctor. - Tanya se ilusionó, pensando infinitas posibilidades.

Cuando Tanya salió de su casa, Víctor la esperaba en frente. La tendió la mano, y ella aceptó. Víctor la llevó a un callejón oscuro y apartado. Entonces, Víctor se tocó el ojo y se sacó una lentilla, y sus ojos pasaron de un color marrón a un rojo. Hizo lo mismo con el otro y se acercó a Tanya.

- ¿V-Víctor?

 - No, Víctor nunca más. Vlad.

Y se lanzó a su yugular, y sorbió su sangre como si de agua se tratase...



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⏰ Última actualización: Jun 06, 2015 ⏰

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El infierno de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora