No todo es lo que parece

Historia 1 -El perro del vecino-

Era ya tarde, el sonido de una puerta siendo golpeada una y otra vez había hecho que me levantará de una siesta de tal solo 30 min, salí a ver qué pasaba, al asomarme por la puerta veía a mi vecino regañando a su perro, no era extraño la verdad, pues el perro solía salirse. Miraba con curiosidad el perro, un perro negro, muy grande, desconozco la raza pero parecía ser que no era de esas razas "peligrosas".

Ya estaba por retirarme no quería que pensara mi vecino que era un chismoso, cerré la puerta y regresé a la sala miraba de reojo por la ventana pues podía ver el patio del vecino todo parecía tranquilo aunque usualmente estaba ahí su perro negro.

Han pasado horas, miraba en mi habitación la televisión todo estaba tranquilo pero había algo que no me dejaba descansar, un sonido muy tenue, al mirar por la ventana ahí estaba, era mi vecino, estaba en su patio frente a un bulto de tierra que parecía haber hecho apenas, y su perro estaba junto a el, estaba algo molesto, siempre era lo mismo hacía mucho ruido, apretaba mis puños de enojo, al observar al perro mire sus ojos, unos ojos rojos brillantes, me causo escalofríos, me alejé de la ventana al notar como si el perro me sonriera...

-que mierda?.... Ese perro me acaba de sonreír?- diria mientras volvía a la cama trataba de no pensar en eso, tal vez era mi imaginación, apagaría la televisión y trataría de dormir.

Han pasado 2 días desde aquel suceso no e podido dormir desde ese entonces, miro por la ventana y siempre está ese maldito perro, mirándome por el día sus ojos son normales pero en la noche son rojos y siempre veo como si me sonriera, odio que me vea así... Si anteriormente no funcionó está vez debería funcionar, no podía dejar que siguiera pasando.

Había terminado de darme una ducha todo parecía tranquilo, pensaba que tal vez había funcionado pues no escuchaba ningún ruido. Miraba por la ventana y no estaba el perro por lo que me alegré, me recostaba sobre la cama para poder dormir.

El sonido de una puerta me despertó miraba la hora, suspiraba de enojo, el reloj marcaba exactamente las 3:33, al levantarme para ver por la ventana mire de nuevo al perro en el patio, esa sonrisa ahora era más notable efectivamente estaba sonriendo y sus ojos rojos miraban fijamente los míos, al retroceder había tropezado, pero nada había detrás mío hasta ver a mi izquierda donde se encontraba mi cama esos ojos rojos y de nuevo la sonrisa de ese maldito perro.

Amanecí en mi cama parecía que había tenido un sueño muy extraño, al mirar mis brazos notaría unos cuántos rasguños y una marca de mordida, un perro me había mordido.... Había sido real todo, ese perro estaba en mi casa, tenía que hablar con su dueño, está vez no se iba a quedar así.

Tocaba la puerta de la casa del vecino, al ver que este salía le reclamé.

-ya estoy arto de su perro, en la noche entro su perro a mi casa... Tiene que hacer algo con el- diría con enojó, pero el rostro de mi vecino me pondría nervioso

-mi perro?... Mi perro falleció hace 3 días, usted mismo lo vio, vio cuando estaba en mis brazos, mientras lloraba y lo regañaba por haberse salido- diría mi vecino muy seguro de el.

-Pero... Cómo es que tengo la mordida de su perro en mi brazo... Yo lo ví vivo, estaba vivo, ese día lo ví bien, estaba seguro, su plato estaba lleno de comida ese dia- decía estando bastante asustado, esa cosa había entrado a mi casa, siempre estaba mirando por mi ventana, no podía dejarlo así

-como es que sabe que si plato estaba lleno? Si su plato siempre lo tenemos en el patio y no creo que se pueda ver por su ventana- diría el hombre empezando a sospechar de algo

Al escucharlo me quedé en silencio, al mirar de reojo dentro de la casa del vecino mire a ese perro, el perro con su gran sonrisa y sus ojos rojos, ahora sabía que el había hecho que lo confesará... Que confesará que yo lo había matado, que el veneno funcionó y que estaba ahí para vengarse de mi. Ahora no puedo ni descansar pues siempre el perro mira por mi ventana y su sonrisa siempre la mantiene burlándose de mi, burlándose de que pronto moriré por el veneno que tome para poder dejar de ver a esa cosa que se hace pasar por "el perro del vecino"