Mañana era el primer día de clases. Sí, estoy pasando por ese sentimiento que te carcome muy en el fondo de tener que volver a la misma rutina de todos los días, la vida tampoco era muy divertida en vacaciones que digamos, pero al menos no me tenía que levantar temprano. Eramos mi cama, mi celular y yo contra el mundo. Me quejé en voz baja al sentarme en el borde de mi cama, a veces sentía que era una mente adolescente en el cuerpo adolorido de un viejo de 80 años. Camine medio dormida hacia el espejo de cuerpo completo ubicado en una esquina de mi cuarto, mi cabello estaba hecho como siempre un completo desastre a pesar de haber estado utilizando varios productos para el metodo curly como he visto en tik tok. Tome un coletero cercano y me hice un chongo sin chiste del cual se escapaban algunos rulos negro azabache. Camine hacia la puerta de mi habitación, pensaba ir a lavarme la cara al baño y que se me quitara la expresión de sueño que tenía en ese momento, sin embargo me lleve una sorpresa al encontrarme con mi mamá parada al otro extremo de la puerta.
- No estas en un hotel para que te tenga que andar subiendo el desayuno al cuarto, señorita Hailey. -me regañó mientras en sus manos sostenía un plato de hot cakes y un juego de naranja, ñam.-
- Ma, estaba apunto de bajar, pero gracias, se ve delicioso. -tomé el desayuno y lo dejé sobre el escritorio de mi cuarto mientras mi mamá seguía hablando.-
- En esta casa hay horarios establecidos, ya son las 11 y no has desayunado. -se llevó una mano a la cara, escuché que murmuraba unas cosas en voz baja, pero no pregunté que eran, no fue necesario ya que ella volvió a tomar la palabra.- ¿Recuerdas que te platique que por fin compraron la casa del difunto señor D'angel?
Claro que lo recordaba, era una casa lo bastante grande, o al menos lo suficiente para que una familia viviera ahí sin problemas, sin embargo D'angel vivía solo y al morir no había nadie que cuidara el hermoso jardín delantero donde al difunto hombre le gustaba sembrar sus flores que le daban alegría al lugar.- Ahhh, sí, ya lo recuerdo, duh ¿Me das permiso? Necesito ir a lavarme la cara.
- La familia que compró la propiedad acaba de llegar hoy. -mencino sin mucha importancia a la par que se apartaba del camino- Deberías ir a ayudarlo a bajar las cajas del camión de mudanza, el hijo mayor de los Archer parece totalmente tu tipo, ya sabes, como uno de esos chicos de los libros que lees, ademas prepare galletas para que lleves y des como un pequeño regalo de bienvenida. -me miró como si tratara de aguantarse la risa, nunca más volvere a contarle a mamá sobre los libros que leo.-
- Ma, ni siquiera he desyunado. -ella soltó una carcajada y yo también.- Pero bien, ire a ayudar una vez acabe mi desayuno. -dije mientrar pensaba en el extraño apellido que había mencionado, me recordaba a una canción de Taylor Swift, si el chico del que habla mamá escucha Taylor Swift definitivamente es mi tipo.-
(...)
Salí de casa con una bandeja de galletas en la mano, al cruzar la calle hacia la recién comprada casa. Había un chico de cabellos rubios y piel bronceada que estaba bajando un par de cajas, sentí como mis piernas se paralizaron y por un momento estaba decidida a dar media vuelta y salir corriendo como la cobarde que soy. Vamos Hailey, tú puedes con esto y más.
- Hey. -llamé la atención del muchacho mientras daba pasos torpes hacia él, deje la bandeja de galletas sobre una de las cajas y me preparé para decir mis siguientes palabras.- Mi nombres es Hailey y soy su nueva vecina. -Señalé mi casa, el chico me miró como si estuviera inspeccionando algún tipo de amenaza en mi.- Eh.. mi mamá les preparó galletas, dice que es su regalo de bienvenida. -El chico dirigió su vista a la bandeja de galletas y sonrió, punto para mí.-
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H2O
RomanceHailey vive en Roseford, un pequeño pueblo rodeado de montañas a pocas horas de la ciudad. Suena a el lugar ideal para una vida tranquila, y vaya que la vida era tranquila, pero bastante aburrida. Oliver vivía en Olmond, la ciudad perfecta para el t...