Cuentos de Medianoche

Pequeña

  Nos lo hubiéramos ahorrado, sigue pensando una y otra vez.

  Todos los días pasaba lo mismo, ella se acercaba sonriente y susurraba.

  - "Pequeña, sonríe, que no se te olvide que los sentimientos los dicta el corazón y estos siempre te harán sonreir"
 
  Era a diario, no se acercaba a las demás, solo a mi. Siempre con la misma sonrisa y yo le respondía siempre lo mismo, pero no me escuchaba.
 
  Pero un día me dijo algo diferente, quizás lo único que quería que dijera.

  - "Pequeña, ven conmigo a mi casa, para que tengas un corazón tan alegre como el mío"
 
  Claro que le dije que si, y aquí estamos, las dos juntas, aunque ella lo más seguro quisiera que fuera en circunstancias diferentes.

  En una pequeña sala, apenas con uno que otro mueble, se encuentra la "pequeña" en el suelo tirada con lo anhelado en sus pequeñas manitas, ahora llenas de sangre.

  - En serio que no los hubiéramos ahorrado, pero insistió demasiado y me molestó.Debiste hacerme caso la primera vez que te dije que las muñecas no tenían corazón.

  Negaba con la cabeza mientras colocaba el corazón que tenía en las manos en una bolsa, ya después lo pondría con sus otros "juguetes".Miró por última vez a la mujer que yacía en el suelo, obviamente estaba llena de sangre, tenía varios órganos afuera ya que la muñeca se quería entretener y la empezó a desgarrar y cortar en pedazos hasta que se aburrió y hizo un corte limpio en el pecho y en efecto, su nuevo juguete estaba intacto.

   Después de haber admirado un rato el cuchillo con el que había jugado, se fue.

  Al mes siguiente, un adolescente siempre se acercaba a ella y le susurraba.

  - "Pequeña, que no se te olvide que el cerebro, es siempre el guía de tus movimientos y pensamientos"
 
  Al parecer la pequeña muñeca, tendrá un nuevo juguete.