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– Yeonjun, ¿enserio no tienes miedo de que Beomgyu se entere sobre esto?.
– Ya te dije que no Tae, casi nadie lo sabe, él no tiene que enterarse y tú –dijo señalando al contrario – no se lo dirás.
– Pero es mi novio, sabes bien que se molestará conmigo si se entera de que yo lo sabía.
– Por eso mismo no lo tiene que saber –Yeonjun vio a lo lejos un auto negro con cristales totalmente polarizados, soltó una risita al saber de quien se trataba. –Ah mira, ya llegó por mí.
– Haz lo que quieras, solo no le vayas a dar un hermanito a mi novio.
El pelinegro mostró el dedo medio a su amigo al mismo tiempo que reía por lo antes dicho y sin más fue corriendo con su mochila colgando de un hombro, directo al auto que lo esperaba, estaba muy emocionado pues le darían una gran sorpresa y él era fan de las sorpresas. Al llegar subió al auto y ahí vio al amor de su vida.
– ¿Nos vamos?
Yeonjun asintió y así fue como dieron marcha en el auto hacía un lugar muy especial. Durante todo el recorrido Yeonjun nunca despegó su vista de su amado y tampoco quitaba la sonrisa de su cara, estaba muy feliz de verlo de nuevo a él.
Al papá de su mejor amigo.
Aquel hombre que había cuidado de él cuando era pequeño y le tenía un cariño como si fuese su propio hijo. Y agradecía no serlo porque no podía negar que le atraía de sobremanera el mayor y por suerte se pudieron cumplir muchas de sus fantasías.
Consiguió ser follado duramente por Choi Soobin, tanto como lo había anhelado. Y no podía evitar sentirse feliz cada vez que recordaba aquello, la manera en la que el hombre mayor lo hizo sentir, fue aquel dulce sentimiento del primer amor, porque Soobin siempre había sido su primer amor.
El tiempo transcurrió rápido para Yeonjun, ya que pronto divisó un hermoso edificio con la playa de fondo, amaba la playa y ahora estaba aún más feliz porque sabía que Soobin lo consentiría en todo aunque realmente eso no era lo que quería.
Yeonjun quería que Soobin lo viese más allá que un simple acostón, quería ser amado.
–Llegamos, ¿tienes hambre? ¿quieres que pasemos al restaurante primero? –Preguntó el mayor observando los bonitos destellos en las pupilas del menor.
–No no – Yeonjun negó. – No quiero que gastes en mí.
–Sabes que no me importa gastar si se trata de ti. – Soobin dijo, llevando su mirada a la parte trasera del auto y fue donde vio un detalle que tenía preparado para Yeonjun y se estiró para tomarlo en manos.
–Esto es para ti, me dijiste que tus flores favoritas son las rosas rojas, entonces traje las más bonitas para alguien tan bonito como tú. – Soobin tomó delicadamente la mano de Yeonjun y depositó dos dulces besos en ella.
