GENTE SOMBRA

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* Capítulo Reescrito
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EL HOMBRE CON SOMBRERO

Elusivas entidades que suelen percibirse como oscuras siluetas de forma humanoide, en su mayoría masculinas, que gustan de observar silenciosamente mientras permanecen inmóviles en su generalidad. Algunos aseguran que estos seres conocidos como Gente Sombra son representaciones malignas siendo excesivamente vinculadas a personajes culturales como demonios o criaturas dimensionales. Muchos otros les atribuyen una naturaleza lúdica y silenciosa como si se tratase de una especie de observadores naturales que, en su afán de no ser percibidos, juegan con el espacio y tiempo en relación a la percepción humana.
No me considero una persona supersticiosa, más sin embargo, tampoco niego ni descarto la posibilidad de lo inexplicable. Hay que admitir que hay cosas que hasta el día de hoy son un misterio, además, no todo tiene que tener necesariamente una explicación racional. Siempre trato de buscar explicación lógica de primera instancia, como mencioné anteriormente, no me considero una persona supersticiosa, pero también he sido testigo de muchas experiencias que hasta la fecha no he encontrado explicación lógica alguna. Experiencias que he decidido compartir con ustedes porque ¿Quién no disfruta las historias de miedo?

Esto sucedió hace algunos años, veintiuno para ser exactos. Era una noche de verano del 2007. En ese entonces la casa, la cual hasta el día de hoy sigo habitando, estaba en sus inicios de remodelación. A pesar de ser una casa de dos pisos era pequeña en cuanto a espacio y mi madre quería modificar ese detalle. Ella es de las generaciones pasadas, donde las casas disponían de pasillos largos y anchos y con recámaras tan espaciosas que llegaban a medir el doble de las actuales, o quizá más.
Recién habían terminado de construirnos dos bardas de concreto, una a cada lado de la casa, dividiendo así nuestra parte de las casas vecinas. El fraccionamiento en el que he vivido mis 26 años de vida es pequeño, con calles angostas, y la mayoría de las casas tienen paredes compartidas; este dato será importante más adelante por lo que recomiendo no olvidarlo.
Era una noche de fin de semana, tal vez un viernes, estoy segura de eso ya que en ese tiempo no se me permitía estar despierta hasta tarde a menos que al día siguiente no hubiese escuela. Una versión mía de nueve años se encontraba sentada en uno de los sillones de la sala mirando televisión. Previamente me había enfrentado a la tortura mental de mi tarea de matemáticas, esa materia nunca fue mi fuerte, por lo que estar ahora viendo un episodio de Coraje el perro cobarde mientras comía cheetos de bolita sin ninguna preocupación o estrés se sentía bastante bien. El ambiente estaba tranquilo, agradable, hasta que un sonido lo interrumpió. Tres pausados golpes en la puerta.
Mi madre siempre me dijo cuando era niña "Si tocan la puerta, no abras. Avísame y yo voy a atender", y quiero pensar que todos sabemos o al menos nos hacemos una idea de la razón de esa regla; y claro, como hija bien portada, yo obedecía esa norma. Pero esa noche no fui inmediatamente a avisarle, la curiosidad pudo más conmigo.
Me acerqué a la ventana de la sala que daba a la calle, deslizando un poco las cortinas de tal manera que quien estuviese afuera no pudiera percatarse de mi acción, pero que al mismo tiempo no se obstruyera mi visión.
En ese entonces afuera de la casa teníamos un pilar en la entrada, este pilar se ubicaba un poco cerca de la puerta por lo que desde el ángulo de la ventana impedía la visualización de quien estuviera de pie frente a la puerta; de mismo modo la persona frente a la puerta no podría visualizar por completo la ventana desde su posición.
Viendo a través de la ventana noté cómo una sombra, gracias a la luz de uno de los postes de la calle, se reflejaba en una de las bardas de concreto. Una silueta masculina con un sombrero en la cabeza, similar a esos que usan los gánsters en esas películas viejas en blanco y negro. La sombra permanecía inmóvil, demasiado, mirando en dirección hacia la puerta. Como no podía ver a la persona como tal, solo su sombra, supuse que esta quizá estaba posicionada cerca de la entrada haciendo así que el pilar la tapara. Normal.
Me alejé de la ventana y subí las escaleras hasta llegar donde de se encontraba mi madre para avisar que habían tocado la puerta para que posteriormente ella bajara a atender a la persona. Abrió la puerta y nada. No había nada.
—Seguramente fueron unos niños jugando— dijo ella.
Ya saben, esa travesura de tocar puertas o timbres de las casas para luego salir corriendo antes de que el dueño o dueña de la casa salieran. Tuvo sentido para mi ya que yo llegué a cometer esa travesura más de una ocasión, aunque era inusual que incluso de noche hubiera niños aún haciéndolo.

Ya era tarde, tal vez las once de la noche, tal vez las doce; ya se percibía el silencio y serenidad nocturna y con ellos el sueño y el cansancio. La televisión ya había sido apagada y desconectada, este último un hábito que se aprende sobre todo cuando tienes una madre obsesiva, y me disponía a apagar de mismo modo las luces para posteriormente subir a mi habitación pero tres pausados golpes frenaron mis movimientos. Tocaban de nuevo la puerta. Intenté hacer caso omiso pero fue cosa de segundos cuando volvieron a dar tres golpes más, esta vez con más fuerza e insistencia que antes. Por lo fuerte del sonido dirigí mi mirada hacia las escaleras esperando a que mi madre hiciera acto de presencia, un sonido así no pudo haber pasado desapercibido para ella y menos tomando en cuenta había sido el único sonido presente en toda la tranquilidad del ambiente. Nunca bajó, como si solo yo hubiese sido la única que lo escuchó. Para ese momento ya empezaba a sentir un poco de miedo, aún así tuve el valor de no sé dónde para asomarme una vez más por la ventana de la sala como hice en un principio.
Esa sombra masculina con sombrero nuevamente reflejada en la barda de concreto mirando hacia la puerta.

Hasta el día de hoy, me resulta un misterio.
Esa sombra con sombrero quizá fue alguien queriendo jugarnos una broma o asustarnos, puede ser.
Esa sombra con sombrero quizá fue una gente sombra, también puede ser.

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⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

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