El regalo perfecto

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En algún lugar del polo norte

Detrás de ese escritorio caoba, se encontraba aquel hombre robusto de piel rosada, barba y cabello color blanco; vestido con una bata de cuadros y líneas rojas y verdes.

Pensando. Si, así como lo leen, pensado.

Pensando sobre si su plan estratégico para la entrega de regalos este año serio exitoso.

Su generosidad hacia las personas, oh humanos -como decía su primogénito- era enorme; tanta, que hizo un trato con los dioses para poder entregar todo en una sola noche y todas las personas tuvieran sus obsequios.

Pero todo tenía su precio. El de él era no poseer la inmortalidad que su esposa e hijos gozaban.

Observó sus blancas manos arrugadas y suspiró con tristeza. Ya era muy viejo para hacer un tour por el mundo, pero no quería dejar sin regalos a las personas.

Así que, gracias a la maravillosa idea de su mano derecha creó: Magic gift.

La idea era que las personas pidieran un deseo y él se los cumpliría. No hizo un pacto con los dioses en vano, tenía poderes que solo un selecto grupo de personas en el mundo poseía. Pero esa es otra historia. El punto aquí es que sus poderes siempre los ha utilizado para bien y solamente eso.

Tampoco lo podía todo. «No puedes interferir en el ciclo de la vida». Saben a lo que se refiere.

Aun así, si ese deseo estaba a su alcance de cumplirlo lo hacía.

Desgraciadamente no muchas personas confiaban en la aplicación, «¨Es una estupidez¨» decía un mensaje; «¨Pedófilo. Deja de engañar a los niños¨» decía otro.

Sus ojos se aguadaron al leer aquello. Hay tanta maldad en el mundo que una pizca de bondad es solo un gramo de trigo entre abundante cizaña. Invisible, increíble. ¨Tan simple y atractivo que no puede ser real¨, pensaba la gente.

― ¿Qué pasa cariño? ―preguntó angustiada su esposa entrando a la oficina al verlo cabizbajo―. ¿Porque tienes es pinta?

― Nadie cree en mi ―respondió triste.

Se descoloco al oír la pequeña risa de su esposa.

― Oh, no digas eso ―dijo acariciando su arrugada mejilla―. Puede que no muchos adultos crean en ti, pero hay miles de niños que si lo hacen. ¿Lo dices por la aplicación?

Asintió y volvió a escuchar esa risilla. «¿Por qué se burla?»

»― ¿Recuerdas cuando comenzaste con esta fábrica? ―volvió a asentir― Solo había un pequeño grupo de niños los cuales creían que un hombre barbón entregaba regalos y deseos. Esa vez también te pusiste triste porque nadie creía en ti, y ¿qué fue lo que hiciste para que eso cambiara?

― Les entregue sus regalos y deseos al pequeño grupo de niños ―ya iba entendiendo el punto.

― Exacto, y ¿Qué fue lo que hicieron esos niños al recibir lo que pidieron?

― Les dijeron a las demás personas que yo era real.

― ¿Qué fue lo que sucedió después?

― Mas niños comenzaron a pedirme regalos y la cantidad fue aumentando cada año ―terminó feliz.

― ¡Así es! ―lo abrazó contenta―, vale más un hecho que mil palabras. ¿Qué fue lo que esas personas te entregaron al pedirte un reglo?

― Su fe y su confianza.

― Exacto. Este año posiblemente no haya muchos correos, y las demás personas sigan pidiendo a la antigua. No pasa nada, tus hijos te ayudaran a entregar a la antigua, mientras tú te quedaras aquí en la fábrica encargándote de la otra manera ―comentó cariñosa―. Ya verás que el próximo año habrá más gente que se una al proyecto Magi.