Correr.
Nuestra primera reacción fue huir de la escena como unos tremendos cobardes. En mi defensa, mientras más lejos esté de ese tipo asqueroso, mejor. Me duelen las piernas, dejamos la puerta de la entrada principal abierta, a la merced de cualquier intruso. Dylan solo lleva un short negro, su cuerpo al descubierto dejándome ver un lunar en un omóplato de su espalda, la cual es ancha y fornida, ¿Siempre escondió eso debajo de las camisetas largas que usa? No es momento para esto, Everly. Me dije a mi misma, tratando de seguirle el paso, notando que sus pies están descalzos.
Parecemos unos locos, corriendo por las aceras como si no hubiera un mañana. Ya no puedo respirar, trato de alcanzarlo pero mis piernas flaquean, estoy siendo arrastrada por su fuerza. Una risita se escapó de mi boca, la adrenalina me mantiene alerta y suspicaz. La sensación que hormiguea por mi cuerpo, es nueva. Dylan se detuvo al cruzar por una plaza donde hay unas atracciones, me jaló hacia el columpio y soltó mi mano, dejándose caer en el asiento con un largo suspiro.
Lo miré atentamente, respirando con dificultad, me llevé una mano al pecho y lo apreté con fuerza, luchando por estabilizarme. Correr nunca ha sido lo mío. Todo es tan loco, que resulta irreal. Comencé a reírme de la nada, los nervios a flor de piel, mis manos temblorosas, el sudor corriendo por mi cara como muestra de nuestro escape. Miré al cielo, aún riendo, dejando salir toda la presión, toda la tensión que tenía en los músculos y me quedé quieta por un momento, tan solo buscando calmar la ansiedad, jugué con el piercing que está en mi lengua, manía que tengo algunas veces.
—Joder, ¿Qué acaba de ocurrir?—se quejó Dylan después de un rato.
Desvié la mirada hacia sus ojos, pero tiene la vista clavada en el suelo.
—¿Por qué lo golpeaste con una silla? Hubieras dejado que alguien más interfiriera.
—¡¿Estás loca?!—casi gritó, fulminándome con la mirada.
Sus ojos se encontraron con los míos en una desesperada necesidad de sentirse en calma. Le dediqué una pequeña sonrisa y me senté en el asiento que estaba colgando a un lado de él. Agarré las cadenas que estaban a cada lado de mi cuerpo y me aferré a ellas, sin dejar de observarlo. Él se quedó pensativo por un momento, se mordía el labio inferior con insistencia, como si tratase de estabilizar su mente y terminó negando con la cabeza. Él es tan cerrado, tan reservado que no tengo idea de lo que realmente pueda estar pensando, solo sé que Dylan, no entraría en una pelea así de fácil y menos a lanzar una silla.
Esperé pacientemente a que hablará. Tengo una curiosidad que me va a volver loca, quiero entender mejor sus acciones. Es mi amigo, yo habría hecho algo por él si estuviese en mi situación, pero la ira marcada en su cara, era tan profunda, que por un momento, pensé que había perdido la razón. Bajé la mirada y la concentré en mis zapatillas, a diferencia de mi amigo, no tenía los pies descubiertos. Pasaron unos minutos donde nadie dijo nada, mi corazón está inquieto, latiendo cada vez más rápido, anhelando una respuesta que parece nunca llegar.
—Todo es tu culpa.—murmuró, con una voz cortante.
Me giré confundida:—¿Mi culpa? ¿Acaso yo pedí que ese idiota apareciera? ¿Quería que me acosará de esa manera? No me jodas.
Mi tono furioso, pareció divertirle, ya que una sonrisa de diversión atravesó su boca, mostrando unos perfectos y alineados dientes. Ok, sonrisa colgate, ¿Qué es tan gracioso? Entorné los ojos y miré hacia otro lado, había olvidado la facilidad con la que podía irritarme algunas veces, olvidé que le encanta burlarse y fastidiar a las personas con su ironía.
—Claro, ¿Quién te manda a salir con un tipo como él? ¿Acaso no era obvia su falta de cerebro?—cuestionó, negando con la cabeza.
—Sí, al igual que es obvio lo sutil y prudente que eres.—repliqué, sin mirarlo.
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Arte es Amarte
Любовные романыLas personas suelen asociar el arte con la libertad, con la espontaneidad y la firmeza en las emociones, sin embargo, Everly parece un vivo ejemplo de cómo una realidad puede ser incongruente. Decidida a luchar por el sueño que le prometió a su madr...