Capitulo Díez.

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- Pero yo creí que íbamos a salir.- Le dije a Jungkook, decepcionado mientras observa mi ridícula camiseta de figuras geométricas fosforescentes del short blanco que llevaba puesto. Tiré una sombrilla amarilla que había comprado en el camino y dejé mi bolsa sobre el suelo-. ¿Por qué siempre no saldremos?

- Decidí que aquí tendríamos más privacidad. ¿Acaso no te agrada la idea?- Dijo él mientras me tomaba de la mano y me pedía que lo guiara hacía el patio trasero-. Además, quiero hablar contigo.

- ¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué?- Le pregunté, nervioso y emocionado a la vez. Había tantas cosas que él podría decirme y yo solamente me imaginaba que me confesaría su amor eterno y ese tipo de cursilerías que en lo particular yo amaba.

- Más al rato. Hay que disfrutar de la piscina, ¿vale?

- Siempre podemos disfrutar de la piscina. No es como si tu casa estuviera siempre llena, eh.

- Tú sabes a que me refiero, Jimin.- Dijo él mientras lo guiaba hacía la orilla de la alberca y después se separaba de mi agarre para sentarse sobre el suelo. Me sente a su lado.

- No. Realmente no se a que te refieres.

- Disfrutemos de la alberca, como pareja. Bueno, ¿Así te quedan las cosas claras?-Terminó de hablar y se zambullo dentro del agua, salpicándome y mojándome al instante. Pero no me molesté. Ni siquiera me dí cuenta. Solo podía pensar en sus palabras.

«Disfrutemos de la alberca como pareja».

¿Eso significaba que éramos novios?

Me levanté del suelo, me quité el camisón y grité.

- ¡Jungkook! ¡Agárrame porque ahí voy!- Él levantó su cabeza, despistado y después me di un clavado, chocando contra el agua de la alberca. Intente quedarme lo más quiera posible y después me impulse con los pies hacía Jungkook, ya que yo no sabía nadar. Lo abracé por el cuello y sin importarme, le plante un beso en los labios. Él me tomó por la espalda y rió.

- ¿A qué se debió eso?

- Yo puedo besar a mi novio cuándo se me pegue la gana, ¿o no?- Sonreí alegremente mientras él se volvía a acercar a mí y me daba un fuerte abrazo. Me dió un tierno beso en la nariz y llevo una de sus manos hacia mi rostro.

- Por supuesto que sí. Y yo puedo hacerte lo mismo cada vez que se me pegue la gana.

- No lo creo. Tal vez a tu novio le moleste. Creo que se pondrá celoso.

- Cualquiera estaría celoso de alguien tan tierno y hermoso cómo tú. Incluso mi novio.

- ¿Ah, sí?- Pregunté mientras nuestras frentes se tocaban-. ¿Y quién es tu novio?

- Es un hermoso chico que tiene la nariz más respingada de toda California y unos exóticos labios suaves. Ah, y trabaja como niñero. ¿No lo conoces?- Dijo él mientras acunaba mi húmedo rostro con sus manos.

- No, no he tenido el placer de conocerlo. Pero dime, ¿quién da mejores besos? ¿Yo, o él?

- Mmm. La verdad, no lo sé. Tal vez podrías quitarme esa duda.

- Tal vez...

Lo volví a abrazar, aferrándome de su cuello. Él unió sus labios con los míos y me dio un beso tan dulce y lento, que hizo que mi corazón se detuviera. Dejamos de flotar y nos hundimos en el agua, dejando que nuestras bocas y manos trabajaran por si solas. Y de pronto comenzó a faltarme el aire, y yo supe, que no era precisamente por la falta de oxigeno, si no por culpa de mi hermoso novio de ojos pálidos. Porque él era mi razón de ser, y porque no me importaría vivir un segundo más si no fuera con él. Porque estaba enamorado. Loco y ciegamente. Y ya nada ni nadie podría cambiar eso.

𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎́𝐍 𝐂𝐈𝐄𝐆𝐎 ━━━ 𝗞𝗢𝗢𝗞𝗠𝗜𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora