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Volví a leer Orgullo y prejuicio para entender en qué punto exactamente Elizabeth se enamoró y cómo lo hizo. Me parecía curioso sentirme identificada con ella, era reacia a la idea del compromiso, pero le gustaba la idea del amor a su manera. Y entendí que Ochako tenía razón, en el libro incluso el amargo Señor Darcy había mejorado gracias al amor. Sin querer, terminé asemejando a Katsuki con el señor Darcy y me arrepentí luego. Bakugo había dado todas las señales posibles por su interés en mí y lo único que hice fue darle falsas esperanzas para terminar rechazandolo.

Sobrepensé los últimos días antes del campamento y llegué a la conclusión de que... Algo sentía, pero no sabía el qué exactamente. Me recosté en la cama con la intención de dormir, al otro día iríamos a la excursión y todas mis cosas ya estaban listas, pero la puerta abriéndose me asustó.

— Lo siento, te traje chocolate caliente. — Era mamá con una taza humeante en su mano, sonreía casi alegre.

El abuelo tomó la decisión de comprar un departamento cerca del hospital y él mismo cuidar de papá, así que mamá volvió a casa para preocuparse netamente de su nuevo trabajo... El resto de su tiempo libre comenzó a usarlo para cocinar, entendía que quisiera distraerse y hasta se veía mejor.

— No era necesario. — Le sonreí de vuelta y me senté.

Recibí la taza y bebí un poco, delicioso. Me tomó tiempo aceptar que había extrañado la comida de mamá y a ella, aceptar que extrañaba cocinar. Mamá se sentó junto a mí y se acomodó en mi hombro para comenzar a hacerme mimos. Me sentí cómoda con ella ahí, cada día me demostraba la fortaleza que poseía y no pude evitar sentirme mal por juzgar el estilo de vida de su preferencia.

— Mamá... — Susurré alejando la taza de mi boca.

— ¿Mjm?

— ¿Puedo confiar en ti? — Pregunté, no quería pensar que me equivocaba al abrirme con ella, pero ya era muy tarde para retractarme.

Mamá se irguió de inmediato y me analizó con cautela, luego asintió.

— ¿Qué sucede, vida mía?

Sentí como las palabras se detenían en mi garganta y odié no poder ser más valiente. Respiré hondo y noté como la preocupación en el rostro de mamá aumentaba, entonces solté de golpe.

— No quiero ser como papá.

Mamá lagrimeó al oír la mención.

— ¿Por qué? — Fue lo único que pudo decir.

— Y-yo... — Me arrepentí por completo cuando vi caer las primeras gotas saladas por sus mejillas, no había vuelta atrás. — Los oí. Oí a papá decir que odiaba ser un héroe.

— Cielo... — Mamá pareció completar un rompecabezas en su cabeza y sonrió aún llorando. — Tu padre amaba ser un héroe, pero siempre nos protegió ante cualquier cosa. Nosotras eramos su prioridad.

— No entiendo...

— Tu padre cargaba con muchas cosas, Hanako. — Murmuró mamá y acarició mi cabello con cariño. — Cuando ambos eramos héroes, era más sencillo. Nos protegiamos mutuamente en batalla y luego... Luego naciste tú, mi vida. Y era nuestra responsabilidad protegerte, dejé de ser héroe y me preocupé al 100% de tí, quería que fueras una niña feliz y sin temores y es exactamente lo que quiero también para Kitten.

— Pero... — Carraspeé la garganta. — ¿Protegerme de qué?

— De la maldad de este mundo. — Respondió simple. — Hay un villano en particular que ha estado obsesionado con la energía amatista desde sus inicios.

Hanako Kaze [Boku no hero academia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora