La Revelación a Nahuel, El Rey Maya.
Ciudad Nakbé, 1500 A.C.
La noche caía sobre el reino Maya, y el Rey Nahuelt estaba en su cámara real, contemplando el cielo estrellado desde el balcón de su palacio. Su mente estaba llena de inquietud, y le contaba a su esposa, la Reyna Tzolkin, acerca de un objeto misterioso que visitantes de las estrellas le habían revelado en sus sueños, algo que le permitiría abrir puertas y llegar muy lejos, conocer otros reinos y comerciar con ellos. Un objeto que ya algunas otras civilizaciones al otro lado del mundo tenían y por eso se habían desarrollado mucho antes que su pueblo.
La brisa nocturna susurraba entre las hojas de los nopales, y el sonido de los tambores distantes llegaba desde el templo. Nahuelt cerró los ojos y se calló en otro profundo sueño en los brazos de su esposa. En su visión, se encontraba en su balcón, rodeado de una oscuridad profunda y salpicado por destellos de luz lunar.
De repente, tres figuras etéreas y envueltas en círculos luminosos aparecieron ante él. Eran los visitantes de las estrellas nuevamente, seres cuyos rostros estaban ocultos por el resplandor de sus pequeños cuerpos celestiales. Tenían forma humanoide y hablaban en un lenguaje que Nahuelt no comprendía, pero sus palabras resonaban en su mente como una música divina.
Los visitantes de las estrellas extendieron sus manos hacia él, y en sus palmas sostenían una pequeña bolsita tejida con hilos de oro y adornada con piedras preciosas. Del interior de la bolsita, sacaron dos objetos asombrosos: un cuarzo azul resplandeciente y una piedra en forma de rosca de un material desconocido, capaz de atraer los metales.
Nahuelt miró maravillado los regalos de los visitantes. Sabía que estos objetos eran especiales, pero no entendía su propósito. Los visitantes de las estrellas comenzaron a mover los objetos en el aire, y un rayo azul magnético los hizo girar y oscilar en forma de disco.
Entonces, en el sueño, los visitantes de las estrellas hablaron con voces armoniosas que *llenaron el espacio a su alrededor. Le explicaron a Nahuelt que el cuarzo azul era un regalo de la Tierra, una piedra de sabiduría que tenía el poder de guiarlo a través de los mares y los continentes. El imán, dijeron, era un regalo de las estrellas, una herramienta que le permitiría alinear su brújula con los campos magnéticos de la Tierra.
Mientras Nahuelt observaba con asombro, los visitantes de las estrellas le entregaron los objetos. Los objetos brillaron intensamente y luego se desvanecieron, dejando solo un cálido resplandor en la oscuridad. Los visitantes desaparecieron lentamente, y Nahuelt se despertó en su cama, sosteniendo la bolsita dorada con el cuarzo azul y el imán en sus manos.
El rey Maya había tenido una revelación, y ahora sabía que debía buscar la forma de construir el artefacto que los visitantes de las estrellas le habían mostrado en su sueño. Era el instrumento que necesitaba para cumplir su anhelo de comerciar con oriente y las lejanas civilizaciones. Pero todavía había cosas que no entendía: ¿Qué era eso de "cuarzo", "imán" y "brújula" ?, Nahuelt y su esposa simplemente estaban abrumados.
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LA LINEA DEL TIEMPO PERDIDO
Science-FictionLA HUMANIDAD NO ESTABA PREPARADA Una guerra entre civilizaciones ha estallado, debido a que un pueblo quiere apropiarse de toda la tecnología revelada por los dioses de las estrellas. Los líderes de cada nación tienen una visión, en la cuál se les...